Existen muchas desventajas en ser pequeña de estatura, no alcanzas las cosas, a veces no te notan, la ropa que te gusta no te queda, te confunden de edad, entre otras. En ese momento estaba sufriendo una en específico: ser considerada débil.
Dos chicos me estaban prohibiendo el paso, teniéndome acorralada en algún rincón de la escuela, creo que sus nombres eran Nathan y Dan, los habia visto causando problemas por ahí, nunca me habría esperado que me fueran a molestar tan directamente. Si bien, ya me decían apodos, nunca se habían acercado a mí. Ellos eran los típicos deportistas bravucones, pero a diferencia de las películas, ellos no eran para nada populares. Incluso los maestros no los soportaban.
— Vamos amiguita, solo préstamos un poco de dinero — dijo Dan con un tono jocoso. Siendo honesta, soy una chica sensible (que no tiene nada de malo), y no era buena con ese tipo de situaciones, pero vamos ¿acaso hay alguien que lo sea?, sabía que en cualquier momento lloraría o me haría pis. No es que ella fuera débil o mansa, bueno puede que esto último sí, pero eran ellos eran dos tipos enormes contra alguien de 1.50 metros, no sería inteligente rebelarse.
—N-no tengo nada…— comencé a tartamudear sin querer, ellos rieron. Ahora no podía estar más arruinada, ahora se burlaban de mí. Si tuviera dinero se los daría y acabaría con esta terrible situación, pero no traía nada más que unas monedas en su bolsillo, pues habia olvidado mi mesada.
— Sabes… es mejor si no los das por ti misma— Dijo con un tono de fastidio. Me quede callada e intente escapar, fue un error, Nathan me agarro de la camisa del uniforme—. ¿A dónde vas, pequeñita? —
Mis piernas estaban temblando y mis ojos amenazaban con inundarse, mire a todos lados en busca de ayuda. A lo lejos divisé una figura, por un momento tuve esperanza hasta que la persona se acerco lo suficiente. Era Derek Anderson, la bestia, tenía la peor reputación en la escuela. Él era peor que ellos, y seguramente era amigo de ellos o tal vez su líder, no realmente sabía cómo funciona esas cosas. Se acercaba lentamente a nosotros, los chicos, al notar que se acercaba, sonrieron, si... definitivamente estaba muerta.
—Hey ¿qué hacen? — dijo apenas se acercó, su voz era profunda y calmada, por alguna razón me provoco un escalofrío.
—Justo a tiempo, Derek, casi te pierdes la diversión- dijo Dan, sonriendo —. La pequeña dijo que nos iba a regalar dinero—
— ¡Vaya! que generosa eres — Dijo Derek con un tono falsísimo, me miró fijamente con esa mirada profunda que tenía—. Entonces, puedo saber por qué le tienen así— pregunto señalando el fuerte agarre de Nathan.
— Solo jugamos un poco, ¿verdad? — dijo el Nathan divertido, apretándome las mejillas con su mano libre y mirándome con una sonrisa.
— Suéltala, Nathan —. A pesar de que su tono era tranquilo se le notaba que estaba enojado—Ahora.
Nathan me soltó y miro a Derek, estaba claramente molesto, pero mantenía una sonrisa.
— ¿Y se podría saber quién eres tú para darme ordenes? —dijo Nathan acercándose a Derek. Presentía que las cosas no iban a terminar bien.
—¿Que mierda te sucede, Derek? ¿Ahora te quieres creer el héroe? —Dijo Dan, diciendo lo último con un tono burlón.
— No quiero problemas, ¿entendido?, solo déjenla y váyanse, ¿no les da vergüenza molestar a una enana como ella? — Me sentía aliviada porque me estaba ayudando, y no podía evitar tener una pequeña curiosidad de porque lo hacía.
Nathan soltó una risilla y le lanzo un golpe a Derek, en cuestión de segundos, ellos empezaron a pelear, era como ver una pelea de osos, por qué a comparación de ellos, ella era un pequeño conejo viendo a lo lejos (no podía moverse e irse del miedo), estaba bastante justa la pelea pero habían olvidado que eran dos de ellos, el otro chico parecía que golpearía a Derek por la espalda mientras estaba ocupado con Nathan, miro a todos los lados buscando algo que ayudara, no había nada, no le quedo de otra y le lance la mochila, normalmente estaría en contra de la violencia pero ahora era necesaria (¿?). Dan volteo a verme enojado, incluso Derek -quien se miraba muy divertido- y Nathan habían parado de pelar para verla y me miraron claramente sorprendidos, supongo que no se esperaban que hiciera eso incluso ni yo misma se lo creía, comencé a temblar, sabía que iba a matarla, pero antes que se me acercara, me llene de valor y corrí mientras gritaba con todo lo que podía, un profesor no tardo en acercarse preocupado, y los chicos empezaron a correr, incluido Derek. El profesor me llevo a la sala de profesores para que le contara lo ocurrido, me saltó la parte de Derek, después de todo el intento ayudarme, o algo así. O tal vez solo le gustaba causar problemas.
Iba de regreso a su casa cuando en el patio mire a Derek, él estaba acostado en el pasto, debía agradecerle por lo de antes, así que camine hacia a él.
— Hola, — Le saludo cuando estuve cerca de él, Derek abrió sus ojos y frunció el ceño. — Soy Bonnie, me ayudaste hace rato — Cuando dije esto él se sentó rápidamente y se revolvió su cabello negro.
— Ah sí, tu, la enana — Hizo una cara de desagrado cuando mientras hablaba y negó con la cabeza — ¿Qué quieres? — pregunto bruscamente
—Quería agradecerte por lo de antes —conteste insegura, me daba algo de miedo.
— Ah, eso, no tiene importancia, solo quería joder a esos tipos — Dijo mientras movía su mano restándole importancia.
— Si que la tiene, ¿hay algo que pueda hacer para recompensarlo? — Él me miró fijamente unos segundos, supuse que lo estaba pensando.
—Acompáñame a un lado—, Me sorprendió, comencé pregúntame a donde me llevaría— no tiene que ser hoy. El sábado, a las tres, en la estación central. — Dijo eso mientras se levantaba, era muy alto, a su lado me veía aún más pequeña. Aun no habia ni podido abrir la boca de lo confundida que estaba. — Por cierto, buen grito el de hace rato — Sonrió y se fue. Aún seguía confundida y no pude negarme, quien sabía a qué lugar turbio me llevaría. Suspire derrotada y seguí el camino a casa.