Aquel día nada debía salir mal. Incluso estaba bien pasar el día con Dudley y Piers si eso significaba no tener que estar en el colegio, en su alacena, o en el salón con la señora Figg, con su olor a repollo.
Mientras conducía, tío Vernon se quejaba a tía Petunia. Le gustaba quejarse de muchas cosas. Harry, el ayuntamiento, Belladona, el banco y los hermanos en conjunto eran algunos de sus temas favoritos. Aquella mañana le tocó a los pobres motociclistas.
-Haciendo ruidos como locos esos gamberros –dijo, mientras una moto los adelantaba
-Oye Dona –llamo Harry a su hermana y esta lo miró esperando a que hablara –Tuve un sueño sobre una moto –dijo Harry acordándose de pronto –Estaba volando.
Tío Vernon casi chocó con el coche que iba delante del suyo. Se dio la vuelta en el asiento y gritó a Harry
-¡LAS MOTOS NO VUELAN!
Su rostro era como una gigantesca remolacha con bigotes.
Dudley y Piers se rieron disimuladamente
-Ya lo sabe –salió Belladona al rescate –Dijo que era un sueño ¿está sordo acaso?
Tío Vernon volteó nuevamente hacia el frente para seguir manejando.
Belladona se giró hacia su hermano
-Yo también tuve un sueño –le susurró ella –Parecía una batalla entre dos persona, habían luces verdes y rojas, amarillas también…pero… no recuerdo mucho más.
Ambos sonrieron, eran los únicos que no se juzgaban. Eran los mejores amigos del otro.
Este día era un sábado muy soleado y el zoológico estaba repleto de familias. Los Dursley compraron a Dudley y Piers unos grandes helados de chocolate en la entrada, y luego como la sonriente señora del puesto preguntó a los hermanos que querían, antes de alejarse le compraron un polo de limón, que era más barato. No estaba tan mal, pensó Belladona mientras chupaba un poco la paleta y veía junto a Harry a un gorila que se rascaba la cabeza y se parecía notablemente a Dudley, salvo que no era rubio.
-Oye, Haz –lo llamo su hermana –quiero más –le dice refiriéndose al polo
-Ya me lo terminé –dice apenado este
En ese momento llega Piers y habla
-Podría darte un poco de mi helado de chocolate –dice él señalando el helado que tiene en la mano y luego la mira con una sonrisa mientras Belladona encarna en ceja y se cruza de brazos –si me das un beso ¿Qué dices? –finaliza este
Ella solo sonríe de manera sarcástica
-Primero muerta antes que darte un beso
Sin mencionar la parte en la que el intenso del mejor amigo de Dudley trataba de coquetear con Belladona; fue una gran mañana para ambos hermanos.
Tuvieron que andar un poco alejado de los Dursley, para que Dudley y Piers, que comenzaban a aburrirse de los animales cuando se acercaba la hora de comer, no empezaran a practicar el deporte favorito de ambos, que era pegarle a Harry.
Después de comer fueron a ver a los reptiles. Estaba oscuro y hacía frío, y había vidrieras iluminadas a lo largo de las paredes. Detrás de los vidrios, toda la clase de serpientes y lagartos se arrastraban y se deslizaban por las piedras y los troncos. Dudley y Piers querían ver las gigantescas cobras venenosas y las gruesas pitones que estrujaban a los hombres. Dudley encontró rápidamente la serpiente más grande. Podía haber envuelto el coche de tío Vernon y haberlo aplastado como si fuera de lata, pero en aquel momento no parecía tener ganas. En realidad, estaba profundamente dormida.
Dudley permaneció con la nariz apretada contra el vidrio, contemplando el brillo de su piel.
-Haz que se mueva –le exigió a su padre
Tío Vernon golpeó el vidrio, pero la serpiente no se movió.
-Hazlo de nuevo –ordenó Dudley
Tío Vernon golpeó con los nudillos, pero el animal siguió durmitando.
-Esto es aburrido –se quejó Dudley. Se alejó arrastrando los pies.
-Es un imbécil –se quejó Belladona
Los hermanos se pusieron frente al vidrio y miraron intensamente a la serpiente.
De pronto, la serpiente abrió sus ojillos, pequeños y brillantes como cuentas. Lenta, muy lentamente levantó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los hermanos. Le guiñó un ojo a Harry.
-¿Te guiñó un ojo? –preguntó incrédula Belladona
La serpiente ahora se giró hacia Belladona como si la hubiera escuchado y asintió.
Y ahora Harry preguntó
-¿Asintió o …?
La serpiente torció la cabeza hacia tío Vernon y Dudley, y luego los ojos hacia el techo. Dirigió a Harry y Belladona una mirada que decía claramente
-Me pasa esto constantemente
-Lo sé –murmuró Harry a través del vidrio –Debe ser muy molesto
La serpiente asintió
-Y… ¿de dónde vienes? –Preguntó nuevamente Harry
La serpiente levantó la cola hacia el pequeño cartel que había cerca del vidrio