No puedo describir que sentí cuando te vi, era el momento más vulnerable de mi vida y tú apareciste cómo mi caballero de brillante armadura. Curaste mis heridas y me diste una razón para seguir. De no ser por ti hoy no estaría aquí.
-Bella-
Sentada en el asiento del escusado Bella veía cómo Isabella se movía con destreza en ese pequeño lugar. Remojó una toalla pequeña y la comenzó a pasar con suavidad por su rostro quitando con cuidado los rastros de sangre.
—Explícame cómo es que terminaste así. ¿Te asaltaron?
Bella solo negó con la cabeza, se sentía sucia y avergonzada cómo si ella hubiera cometido un error imperdonable.
—Entonces ¿qué sucedió?
El tono de voz de Isabella evidenciaba el enojo que sentía. Ella no era tonta, sospechaba que había pasado, pero necesitaba que Bella hablará era la única manera de poder convencerla de ir a la policía y poner una denuncia contra el malnacido que le había hecho ese daño.
El silencio de Bella era suficiente respuesta para Isabella. No podía obligarla a hacer algo que no quisiera, no más por lo menos. Había algo en Bella que provocaba ternura en Isabella. En ese momento estaba haciendo todo lo que estaba en sus manos para ayudarla, no podía hacer mucho más.
—Si no quieres hablar, está bien. Solo quiero que sepas que nada de eso es tu culpa, ¿me entiendes?
Los azules ojos de Bella se elevaron hasta encontrarse con los marrones de Isabella. En ellos podía ver cómo se debatía internamente. Era evidente que ahora estaba sola de la misma manera que ella.
Despacio y aún llena de dudas Bella asintió.
Isabella la ayudó a ducharse y a cambiarse de ropa. La evidencia de la brutal violencia era abrumadora. Ella hizo acopio de todo su autocontrol para no salir con un bate e ir a partirle su madre al malnacido que le había provocado tal daño a una inocente criatura como Bella.
En ese momento ninguna dijo nada más, Isabella metió en la cama a Bella y luego rodeo la cama para acostarse al otro lado. Durante unos minutos permanecieron quietas sin romper el silencio, pero al poco tiempo Bella rompió en sollozos, Isabella al percatarse de eso se giró y la abrazó mientras la dejaba llorar en su hombro.
En ese momento en ese silencio que solo se veía perturbado por el llanto de Bella, Isabella se hizo una promesa: no voy a permitir que nadie más le haga daño.
No sabía por qué hacia esa promesa por una desconocida, no entendía ni siquiera que hacia ahí consolándola, pero había algo a cerca de esa mujer que la hacía débil y fuerte al mismo tiempo.
Cuando Bella se quedó dormida luego de tanto llorar. Isabella no fue capaz de conciliar el sueño.
Ella no era lesbiana, eso era seguro. Como clara evidencia estaba el estúpido de Neil. Aunque eso no era algo en lo que quisiera pensar en el momento. Así atracción por Bella no era lo que la movía, era algo más.
Al final Isabella cayó dormida en un intranquilo sueño.
***
Isabella se encargó de conseguir algo de comida y bebida para desayunar. En ocasiones miraba a Bella de reojo, esta estaba encogida abrazando sus rodillas en la cama. No había dicho una sola palabra, pero ella entendía que necesitaba su espacio y también necesitaría tiempo para poder superar el trauma.
Dejó salir un suspiro y tomó el periódico que había comprado en la tienda momentos antes. Debía comenzar a buscar un lugar y un trabajo.
Al llegar el mediodía había encontrado un par de lugares interesantes y a un precio accesible.
Descanso su mentón en la mano y dejó el periódico de lado. Bella necesitaba comer algo y también tomar los analgésicos que había traído. Despacio se puso de pie y caminó hacia ella.
—Bella, debes comer algo. —Se arrodilló frente a ella y tomó su mano—. Venga, ven conmigo.
Con algo de dificultad Bella se puso de pie con la ayuda de Isabella, los hematomas en su cuerpo estaban mucho más notorios que el día anterior y de seguro dolían un montón. Con cuidado la ayudó a sentarse en la mesa.
—Bella, sé que no quieres pensar en esto, pero necesito saber que piensas hacer. Tienes familia a quién llamar o quieres ir a que te vea un médico.
La preocupación era evidente en la voz de Isabella, si bien tenía todo el deseo de proteger y cuidar de Bella, debía ser realista con esfuerzo apenas lograba mantenerse ella misma y no tenía ningún ejemplo de preocuparse de otro ser vivo. Al final de al cabo luego de escaparse del orfanato vivió sola en las calles. Hasta que John la sacó de ellas.
Recuerdo el hambre, el frío, el hedor y el olor a marihuana. Si alguien me preguntará que recuerdo de mi adolescencia esa sería mi respuesta. No tengo especial aprecio a aquella parte de mi vida, pero en definitiva era mucho mejor a la que tuve en el orfanato.
A los cinco años mi madre decidió que yo no era más que una carga en su vida y cabía resaltar que no hizo nada más por mí que darme la vida y evitar que muriera de inanición. Por fortuna no recuerdo mucho de ella, pero si tengo marcado en la mente el recuerdo del momento en que me dejó en la puerta del orfanato. Recuerdo a la perfección su espalda cuando se marchaba sin voltearse a verme por una última vez, pero ya sabía que yo no era nadie cómo para merecer algo así.
#47009 en Novela romántica
#7613 en Chick lit
#4595 en Novela contemporánea
destino, drama y romance, amistad verdadera y segundas oportunidades
Editado: 29.11.2018