Eran las 7 de la mañana cuando me desperté, me hice el desayuno y me cambié.
Hoy tenía que ir a comprar un vestido para la fiesta (y que no fuera muy caro), y tenía que hacerlo rápido, ya que David nos había invitado a comer en el centro comercial, para después ir a su casa, y de paso aprovechaba para comprar el vestido.
Esta vez cogí el auto bus, no tenía ganas de conducir.
***
Estaba en la tienda de vestidos, había unos hermosos, pero muy caros, así que me dirigí a la sección de ofertas y rebajas.
Cogí todos los de mi talla, y los que se ajustaban a mi presupuesto, no fueron muchos.
Al final me decidí por unos negro ( mi color favorito), que tenía la espalda descubierta, y por delante subía hasta el cuello, y estaba justo por las rodillas.
Pagué el vestido y salí de la tienda, me dirigí al patio de comidas, pasé por varias tiendas donde había varios accesorios, pero todos eran muy caros.
Pero hubo uno en particular, que me quedé mirando el escaparate, era un collar hermoso, era de un color negro, que quedaría con el vestido, estaba hecho de una cadena bastante fina, y al final tenía un adorno, pero era demasiado caro.
De repente sentí que alguien se acercaba a mi por detrás, y acercaba su boca a mi oído.
-¿Qué haces?- susurró
Yo instintivamente me giré y le di una bofetada a la persona que resultó ser Miguel.
-¡Eso dolió!- dijo
-Te lo mereces- respondí
-Oye... quería pedirte perdón por decir todo lo que dije, y por comportarme como un idiota contigo-
Lo mire sorprendida, Miguel me estaba pidiendo perdón.
-¿Podrías perdonarme?-
Dijo eso he hizo una cara super tierna y no pude ignorarlo más.
-Esta bien, pero deja de hacer esas caras-
El sonrió y me volvió a susurrar.
-Lo que tu quieras-
Cada vez que me susurraba sentía que mi corazón se iba a salir, y eso me gustaba, me gustaba que el estuviera cerca de mi. Y sabía que eso era raro, muy raro.
Y me ruboricé, pero decidí seguirle su juego, me acerqué a el, puse mis manos sobre su pecho y le susuré.
-¿Lo que yo quiera?-
Me separé de el y vi con satisfacción que estaba sorprendido, así que me alejé y me encaminé hacia el patio de comidas.
En todo el trayecto no dijo nada, solo tenía las manos en los bolsillos y miraba al suelo pensativo, a veces arqueando una ceja.
***
Habíamos terminado de comer, y los cuatro nos subimos al nuevo auto de David.
-¿Tienes tu propio auto?- preguntó Adelia.
-Si, mi papá me estaba enseñando a manejar, así que solo tuve que conseguir la licencia- dijo David sonriendo.
Miguel y yo nos sentamos atrás, cada uno en un lado, y Adelia y David se lanzaron unas miradas complices.
***
Llegamos a la casa de David, y allí nos presentó a sus padres, Julio y Marta.
Ayudamos a decorar lo que faltaba y empezó a llegar la gente, así que David nos reunió en una esquina para poder hablar tranquilamente.
-Bueno, espero que la pasen en grande, y va a venir una parte de la familia de mi mamá, así que casi todos los invitados son familia, y quiero advertirles que va a venir una prima, que no me cae muy bien-
Todos sonreímos y nos dispersamos. Yo no sabía que hacer, no conocía a nadie, Miguel y Adelia se pusieron a hablar con familiares dado que ya los conocían, pero yo no sabía que hacer.
***
Estaba sentada en la sala, cuando llegó Miguel y se sentó a mi lado. Yo lo miré y el se encogió de hombros.
Pasaron unos minutos hasta que escuche una voz muy familiar.
-Vaya vaya, miren quien tenemos aquí, pero si es la huérfana bicho raro-
Me giré y vi a la persona que más odiaba en el mundo, la causante de todos mis problemas en la primaria y secundaría, se había encargado de hacerme la vida miserable por ser huérfana y porque me gustaba el arte.
Julia Cabezas.