Me desperté al escuchar unas voces. Estaba en mi cama, con otra ropa. Solo quería dormir un poco más y me acomode para seguir descansando.
Abro los ojos algo confundida, mire alrededor y veo que no estaba en mi cama. La habitación estaba oscura, no podía moverme, algo me sujetaba. Estaba desnuda ya que podía sentir el frío del metal tocándome. Se prendieron las luces y vi a muchos hombres mirándome con máscaras. Todos estaban desnudos y excitados. Trate de liberarme, pero no podía mover ni un músculo. El miedo se apoderó de mi más rápido que la luz. El pánico y la desesperación estaban muy presentes dentro de mí, veo que todos se ríen y comenzaban a caminar hacia mí. Gritaba entre lágrimas.
-No se acerquen, no me toquen, déjenme- Sentía como me acariciaban por todo el cuerpo, manos sudorosas llenas de deseó. Trataba de sacudir el cuerpo, pero no podía. Con una máquina me abrieron las piernas.
-¡No! Por favor déjenme ir- Las lágrimas nublaban mi vista, no veía nada, pero sentía todo lo que me hacían.
Sus manos por todo mi cuerpo, arañando mi piel, mordiendo, chupando, lamiendo, todas cosas que me asqueaban hasta el punto de querer vomitar.
-¡Ayúdenme!- Con desesperación gritaba lo más fuerte que mis cuerdas vocales lo permitían.
Todos reían y me miraban. Mi cuerpo se desmoronaba lentamente. Me penetraron sin piedad, un grito agudo de horror salió de mi garganta. Me senté en la cama gritando. La luz se encendió cuando unos hombres vestidos de negro entraron alarmados. Apenas los vi grite asustada, veía en ellos a los hombres que me tocaban, retrocedí hasta chocar contra la pared. Ellos no se movieron, la puerta se abrió y entro Dora, apenas me vio vino corriendo y me abrazo. Una cálida y tranquilizante sensación me invadió completamente. Deje de gritar, pero seguía muy asustada y solo lloraba sin parar.
-Ya, ya estoy aquí y nada puede lastimarte. ¿si?- Me acariciaba tan gentilmente que me llenaba de tranquilidad. Solo quería hundirme más en ella y no salir de ahí.
-¿Quieres que durmamos juntas esta noche?- Asentí sin dudarlo.
-Bueno, vamos a acostarnos y te abrazaré para que nada te moleste de nuevo- Me seco la lágrimas.
Nos acostamos juntas y me abrazo. Su calor me relajo tanto que me quedé dormida enseguida. Me desperté sola, me levanté para ir al baño. Me mire al espejo y vi que tenía la cara hinchada de tanto llorar, termine de enjuagarme la cara y escuche que abren la puerta.
-Señorita Ginger, la vengo a preparar- Salí del baño y vi a Dora acomodando la cama.
-Le prepararé el baño, ¿Quiere quedarse en la bañera un rato? Le pondré sales y burbujas, también aromatizantes- Me sonrió y entro al baño.
Vi como lleno la bañera, busco unas botellas, tiro el contenido y salió un aroma a rosas, tiro sales de color rosa y un líquido que generaba espuma. También saco de una caja unos pétalos de rosas y los tiro al agua.
-Señorita ya puede entrar-
Me saque la ropa y entre en el agua, estaba a una temperatura perfecta.
-Vendré en un rato a verla- Me relajé, jugué con la espuma, olí los pétalos, era tan relajante. Cerré los ojos para disfrutarlo más.
-Disculpe- Me despierte aturdida. Seguía en la bañera.
-Disculpe, ¿se encuentra bien? Casi se ahoga, que suerte que la vi justo- Mire a la mujer que me sostenia, estaba bien arreglada.
-Estaba buscando el baño y sin querer entre aquí, es como un sueño esta habitación. Seguro es un atrevimiento preguntar esto, pero ¿Quién eres? ¿Eres la novia del señor Jhonsson? ¿Su mucama? ¿Hija? ¿Esposa?- No me pondría en una posición tan alta.
-Su mascota- Dije sin darme cuenta.
-Mas…¿Mascota? Valla, no sabía que a él le gustaban ese tipo de fetiches- La mire confundida.
-Me disculpo soy la acompañante del señor Jhonsson, me llamo Lucia-
-Señorita Ginger… Lucia ¿Qué haces aquí? Si el señor Jhonsson se entera que entraste aquí, no quiero imaginar que pasaría- Dora estaba desconcertada, se le notaba en toda su cara.
-¿No podía entrar aquí?- Me miro confundida.
-Por favor salga antes de que el señor se enteré- Dora me alcanzo una bata y me ayudo a salir del agua.
-¿Quién es? ¿Por qué el señor Jhonsson tiene a una niña en su casa? ¿Es alguien importante? ¿Por qué recibe un trato especial? ¿Tiene nuevas preferencias?-
-Señorita Lucy, por favor le ruego que salga por su propio bien- Dora seguía ayudándome a secarme.
-Dora respóndame. Soy más importante que esta chiquilla. Míreme- Lucia agarro a Dora por los brazos y la zamarreó con fuerza.
-Dora, don…- Christopher se congelo en la entrada del baño.
-Señor Jhonsson- Dora lo mira preocupada.
-¿¡Que haces aquí!?- Christopher miro enfurecido a Lucia.
-Me perdí, lo siento- Ella se acercó a él.
-¿Qué escusa es esa? Ya sabes dónde está el baño, sal de aquí ahora- Le señalo la puerta.
Lucia se fue con la cabeza agachada. Sin antes fulminarme con la miraba.
-Dora ¿se encuentra bien?- Se acercó y la examino preocupado.
-Si señor no se preocupe- Dora le sonrió amablemente.
-Qué bueno- Su cara se relajó.
-¿Señor Jhonsson que necesita?-
-Ah sí, prepárala que nos vamos en veinte minutos- Se fue.
Dora me vistió y peino. Me coloco unas hebillas en un solo lado de la cabeza. Un vestido rosa pastel, unas sandalias plateadas, una gargantilla plateada y el saco transparente. Fuimos a la puerta principal. Estaba Lucia esperando al lado de la puerta.
Christopher y el mayordomo aparecieron. Esteban le alcanzó sus cosas a Lucia que estaba cruzada de brazos y un paquete.
-Tiene lo suficiente para que cierres la boca y no digas nada de ella. Todo lo que escuchaste y viste es confidencial. ¿Quedo claro?- Christopher despedía un aura amenazante. Me agarre al brazo de Dora, tenía miedo de él, más que nadie.
-Bien, pero solo quiero sabes algo ¿Quién es ella?-
-Es mi mascota, soy su amo ella hace todo lo que le pida. Ginger ven- Extendió la mano. Me acerque y la tome.