Bennu fuego en las sombras (libro 1) Completo

15

Un murciélago pasó volando a gran velocidad, era un poco más grande de lo normal y de color negro azuloso. 

Salté hacia atrás de la sorpresa que me llevé, pero Tono lo ignoró. 

Subí las escaleras de lianas, mientras que mi acompañante, sin necesidad de subirlas, abrió la compuerta para que yo pasara; en la habitación había alguien y me ofreció su mano para subir, la tomé y me introdujo a la cabina. El dueño de la mano era Naro y al lado de él estaba el murciélago volando en el mismo lugar, no podía dejar de mirarlo, era hipnotizante, muy hermoso en su rareza.

Tono se había quedado afuera. 

—Veo que te ha cautivado Amonio y él me ha dicho que le caes muy bien —me dijo Naro refiriéndose a su mascota. 

—¿Cómo sabes lo que él dijo o pensó? 

—Porque él es parte de mí, sé lo que piensa o a veces hasta lo que dice —su tono era serio, no sabía por qué, si la pregunta no lo ameritaba. En ese momento decidí comenzar con el interrogatorio. 

—¿Cómo llegaste a Bennu? —le solté sin más preámbulo.

—Yo siempre he vivido aquí, no soy hermano de tu padre, como tú no eres hija de él y tu mamá. Yo soy hijo de Kyle Phoenix (me sentía confusa con todo lo que decía, pero lo dejé seguir hablando), puedo viajar por las dimensiones y por el tiempo si es necesario. Hum… yo quería estar cerca de ti, aunque esas personas que te criaron son muy cercanas en cuestión de sangre —dijo e hizo una pausa, pensando cómo seguir, yo no lo interrumpí y él siguió hablando y pronunció las siguientes palabras de la mejor manera que pudo—:Soy tu padre. 

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Estás jugando, verdad? —dije, rompiendo en llanto. 

—Valerie y Andrew tuvieron una niña (tú habías nacido una noche antes) pero ella falleció minutos después del alumbramiento, esa noche yo estuve presente, nadie me vio, ni siquiera sabían que la niña había muerto, te coloqué en la cuna y me llevé el cuerpo inerte para darle una bennuana sepultura. (Mis sollozos se habían hecho más fuertes). Tienes que entenderme, yo no podía cuidarte, ellos sí podían darte todo lo que yo no podía, en especial una vida normal, que era lo que yo siempre deseaba para ti porque viajo mucho y tengo demasiados enemigos que podían dañarte para llegar a destruirme. Yo pensaba que tu madre te podía cuidar, pero ella decidió quitarse la vida, no sé por qué, pero lo hizo. 

—¡Cállate ya! —le grité, con tanto rencor e ira fingidos, lo que yo en realidad quería era un abrazo, y eso hizo. Me abrazó tan fuerte que me dificultaba la respiración, lo solté, pero él aún seguía pegado a mí. 

—Solo dime una cosa, por favor. ¿Tú sí te quieres quedar conmigo? —le susurré, esperando la respuesta, fuera cual fuera. 

—Claro que sí, hija, siempre lo he querido, solo que el trabajo me lo impedía, no me dejaba criarte de la manera que yo deseaba. Soy el que custodia el portal de las dimensiones, yo decido quién pasa y quién no, solo el que puede pasar sin mi limitación es Darsving, pero yo decido si pueden pasar o si enviarlos al limbo o algún otro sitio.

Me sentía orgullosa, pero a la vez con muchos sentimientos mezclados. Después de unos momentos de silencio, Naro volvió a hablar. 

—Hija, ya es hora de irse a dormir, que mañana será otro día muy largo.

Yo asentí, le di un beso en la mejilla y salí de un brinco de la cabina. 

Todo estaba oscuro, pero aun así comencé a caminar, tropecé con algo grande y caí sentada, segundos después ya estaba de pie y continúe caminando.

Dylan me esperaba en la puerta de uno de los dormitorios. 

—Milena, ¿por qué estabas llorando? —Su pregunta me hizo destantearme, no esperaba que me dijera eso.

—No te preocupes, solo son cosas nuevas, muy dolorosas, pero que debo saber sobrellevar. Mañana te veo —le dije entre bostezos. 

—Está bien, Mily, mañana habrá tiempo para hacer muchas cosas más, bueno, al menos eso espero. Nada más déjame acompañarte a la habitación, no sabes ni dónde es —se comenzó a reír casi en silencio—. Y, pues, yo dormiré en la misma alcoba.

Mis ojos intentaban ajustarse a la oscuridad, pero esta era mucho más densa y no se dejaba dominar, varias veces tropecé y mi acompañante solo se reía de mí, me desesperé y chasqueé los dedos. Una pequeña y luminosa llama se encendió, el barco tenía hermosos interiores, no tan elegantes, pero era muy acogedor; el rojo y el blanco lo hacían ver tan agradable y me sentí a salvo. 

El pasillo estaba lleno de platos suspendidos en el aire, llenos de líquidos inflamables o al menos eso parecían. Lancé una chispa a uno de los discos y de un momento a otro, ya se habían encendido cinco a nuestra redonda; seguíamos andando en silencio, de hecho creo que yo iba caminando como un zombi, no sentía ánimos de nada.

Llegamos a la habitación, él me abrió la puerta como todo un caballero, lo cual valoro mucho. Entramos en la habitación y esta estaba vacía e iluminada, las luces de afuera se apagaron y Dylan cerró la puerta. 

—¿Y dónde están los demás? —dije, para romper ese silencio incómodo. 

—Durmiendo. Alexander con Nell y Zero con Payton.

—¿Así fueron asignadas las habitaciones? Me parece un poco curioso… —mi voz se fue apagando con un gran bostezo. 

—¿Qué pasa? 

—Nada, es solo que quiero dormir. 

Me quité la capa y él me imitó con aire frío, acomodé las sábanas y me lancé a la cama, solo deseaba dormir. Dylan se acercó y me dio un beso en la frente, se recostó a mi lado y me abrazó. 

A la mañana siguiente, él seguía durmiendo y yo me levanté sin cuidado alguno, tomé la ropa que estaba en la otra cama; esta no era la que había usado el día anterior, me fui a la ducha que estaba detrás de la puerta verde.

Salí de la ducha con mi ropa puesta, pantalón gris, blusa negra, tenis color negro y mi cabello escurriendo, me puse la capa. Dylan se levantó y entró al cuarto de baño, me dijo los buenos días, pero yo no le respondí. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.