Eres aquel laberinto que quiero cruzar, el cruel veneno que deseo probar...
AZAEL
Se sentía acorralado por la mirada grisácea de la joven, por una parte, le causaba gracia verla con sus brazos como jarras y con actitud retadora. Creía haber conocido bien a su prima, pero verla decir tan estúpidas palabras como si fuese algo serio no le genera la confianza que hace mucho tiempo dejó de tener. Aquel color tan fluorescente y chillón lo único que puede afirmar es un apto de burla.
— Contigo o sin ti iremos — una vez más la mirada retadora lo acecha —sabes muy bien que me vale un Completo comino lo que pienses y si estoy aquí era solamente para pedir un chófer.
Bufa tratando de hallar la paciencia que pidió antes del viaje, nunca pensó encontrar tanto drama en la hacienda y su familia completamente loca.
— Como pretendes ir a un pueblo que no conoces...
— ¡Claro que lo conozco! Además, no vamos solas —zapatea el piso. Pensó que las cosas serían fáciles, pero no cabe duda de que su primo sigue siendo el hombre ermitaño y de frío corazón — puedes irte a la porra si quieres. No quiero seguir rogándole a una pared humana que dice ser mi primo, por más que me esfuerzo en esta pelea sé que no dirás un jodido y miserable sí.
Observa a Bridget caminar a grandes zancadas. Con el enojo calando logra jalar su diestra mirándola atentamente mostrando su silenciosa advertencia, pero logra recibir el mismo tipo de enojo de parte de la chica. Desde que conoció a su prima supo que aquella chiquilla llevaría muchos problemas tantos como los ha llevado Verónica.
Sin prestar la más mínima atención a las rabietas de Azael azota la puerta del despacho llevando consigo la palabrería de mal gusto para el oído humano.
» Que hice yo para merecer a esta familia «
Piensa masajeando sus sienes y prácticamente rogando al cielo que por lo menos se compadezca de él.
[…]
Las horas pasaban a la velocidad de un caracol burlando sus ganas de seguir entre los papeles de la empresa y la hacienda. Esta vez no dejaba de pensar en la locura que haría Bridget llevando a Mia a un lugar que hace mucho dejó de ser el pueblo más seguro del país.
El pequeño péndulo de escritorio seguía dando auge contando cada uno de sus pensamientos. Se sentía hastiado de cómo va su vida, cansado de su pasado y estúpido al no dejar de pensar en aquella chiquilla.
No podía decir que Mia fue la única en su cabeza durante tanto tiempo, hubo alguien que demostró lo contrario, sin embargo, era algo que no funcionaría. Un par de noches y conversaciones fuera de lugar era lo único que se podían ofrecer uno al otro.
» — Cuando uno está enamorado es capaz de hacer boberías.
Sonríe recordando una de sus tontas frases. Sin duda aquella mujer era enigmática de carácter fuerte y sin ninguna pizca de amor en su corazón.
» y aun así fui capaz de estar con ella «
» — ¿Acaso no llegaste a amar? tanto que eres capaz de sentirte invencible ante los demás.
A pesar de que ella solo le ofrecía lo que podía excepto un amor, aquella mujer, era capaz de llenarlo de determinación y quitar sus miedos. No podía olvidar sus ojos expresivos que brillaban al son de las luces, su sonrisa coqueta y su labia llena de sarcasmo. No duda que su corazón y su mente sentía muchas cosas, sin embargo, ya había alguien prohibido que ocupaba gran parte.
» — Lo llegué hacer—su miraba denotaba muchas sombras —llegué a dar todo y a cambio de todo recibí la traición. —lo mira fijamente escrutando hasta la última parte de su ser —sabes, esto no es el final, desde un principio sabía que esto no iba a funcionar. Dime, una mujer que vive con el rencor y que comparte noches con algún otro, ¿puede amar? Aza, si amas a esa chica no trates de buscar refugio en alguien que está más dañado que tú.
» — ¿Y qué te hace pensar que estoy buscando refugio?
» — En tus ojos puedo leerlo. No sé si pensar que estas realmente loco por sentir algo por una chiquilla altiva que ni siquiera te prestó atención.
Ni siquiera sabía por qué revive algo que pasó hace tres años. Recordar a Megan, solo fue un detonante más. Su relación no fue más que una noche de tragos y un par de besos, pero nunca hubo algo que los definiera. Ella una bailarina que decidía vender su cuerpo, una vida entre las sombras de la noche y él un hombre cansado por sus problemas y enamorado de alguien que solo vio una noche.
— A veces me preocupas — ver a su hermano sumido en sus propios pensamientos le preocupaba eso quería decir que nada en él estaba bien. Lo ve suspirar y mirar el pequeño artefacto gris que se mueve de izquierda a derecha. — ¿pasa algo?
— Nada. —no se sentía seguro al mostrarse vulnerable — sólo que por un momento mi cerebro es un maldito que es capaz de mostrar cosas que ya han pasado.
— Si te los recuerda es porque lo extrañas o sigues dependiendo de ello.
Siempre se mantenía en desacuerdo con su hermana, siempre peleaban en sus decisiones a tomar, ahora que la ve y escucha recitar aquellas simples palabras, siente que son más que ciertas.
Hubo momentos en que dudaba en lo que sentía hacia Mia, si estaba con alguien que desgasta su vida en la sombra de un club, decidía acompañar a una mujer desconocida cuando en ella veía a aquella chiquilla altiva y desenfadada. Tantas noches que iba a verla solo para escucharla hablar, solo para imaginar que era ella o solo para tratar de olvidarla. En esos momentos se sintió patético al estar comparando dos mujeres totalmente diferentes. Se desconoce en estos momentos, se recrimina por estar prendado de alguien que nunca mostró afecto y atención hacia él, pero, acaso la espera valió la pena, siempre estuvo al margen de todo. No obstante, ahora que las cosa cambiaron el juego comienza de cero ya puede ejercer el mando en el lado del ajedrez.
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Editado: 22.05.2022