Tu y yo escribiendo nuestros nombres en las estrellas, no sé piénsalo
Los abetos fuertes danzan al son del viento provocando que algunas ramas empiecen a caer y algunos animales pequeños busquen refugio. Algunas aves graznan mientras los dos inician su caminata a lo más profundo del bosque, la incomodidad y el silencio ejerce presión a que alguno de los dos esté listo para una conversación
— Es verdaderamente inmenso.
Por ahora era lo único que podía decir. Estar a solas con Azael en un lugar completamente desconocido para ella no era lo que imaginaba durante su pequeña estadía en la hacienda.
— Sí, pero no hay que negar que es un lugar demasiado reconfortante — no creía que su acompañante decidiera iniciar una gran conversa, sin embargo, escucharla decir solo tres palabras era más que suficiente para él.
— Pero eso no quita que tal vez haya una fiera que pueda hacernos daño — la idea de que haya animales feroces en un lugar tan solitario era creer que su madre se entere de que ha sido interceptada para hacer labores de campo.
— Te puedo jurar que en este bosque no se encuentran ese tipo de animales, o tu pequeña fantasía de animales mutantes.
— Para todo hay una primera opción. Puede que de un momento a otro aparezca una pantera mutante y nos devore de la peor manera.
— Solo tu serias capaz de decir que en este mundo existen cosas extrañas.
De pequeña siempre ha extendido su imaginación a lo que realmente algunas personas no creen. Caminar por un bosque completamente solitario y ruidos extraños de la naturaleza ha dado rienda suelta a imaginar diferentes escenas perturbadoras.
— En los años que he vivido en esta hacienda no he visto rastro de algo completamente diferente.
— Entiendo, señor.
— ¿Señor? Apenas estoy en la flor de la juventud.
Carcajea al ver su pose modesta y frente en alto al decir dichas palabras, por un momento pensó que era un error ir en busca de madera con aquel hombre, sin embargo, una sensación acogedora al hablar con él de temas completamente fuera de lugar embarga su propia zona de confort.
— Entiendo joven. Y ¿ustedes siempre han sido amigos? — realiza la pregunta refiriéndose a los dos hombres que llegaron con él.
— Ariel es mi primo, en cuanto a Carlos lo conozco hace unos seis años.
Empiezan a subir una empinada haciendo que a cada segundo se resbale y las maldiciones reluzcan.
— No entiendo cómo es que puedes caminar tan tranquilo por estas áreas— bufa tratando de quitar un mechón de cabello de su cara.
— Solo es alguna experiencia de los años vivido en esta hacienda. Estas acostumbrada a la vida citadina, lo cual te hace inexperta en esta área.
— Touché.
Trata de tomar las ramas más fuertes para poder tomar impulso y así terminar su lenta agonía, nunca imaginó que iba a estar en medio del bosque tratando de no morir en el intento, aun podía sentir las pequeñas piedrecillas molestando su pie izquierdo, y sus glándulas sudoríparas dando a conocer su talento…sudar hasta más no poder.
Por un momento creía que era una simple pesadilla. Ya tenían una hora de camino donde lo más que pudo hacer fue preguntar la hora y espantar insectos que se aprovechaban. Para tomando un segundo respiro y solo atina a ver a Azael caminar con ahínco hacia un lugar. Lo ve hacer señas a lo lejos, sin embargo, descubrió que también es mala para interpretar señas.
— ¡Ven! — logro escuchar apenas.
Bufa tratando de mantener la calma al ver que tiene que aumentar la velocidad para alcanzarlo.
Joder, la naturaleza es un amor, pero en estos momentos me está hostigando como nunca
Habían logrado recoger algunas ramas de buen ancho para llevar de regreso y así poder avanzar en el trabajo, por el momento solo estaba decidida a caminar para ver la gran cascada y relajarse de tanto ajetreo. Suspira al llegar al filo notando el lugar y el sonido del agua al caer contra las peñas.
— Algo bueno en medio de tantas colinas.
Decide sentarse y cerrar sus ojos ausentándose del mundo real, de alguna manera alejarse de la ciudad y terminar en el campo fue una de sus grandes decisiones. Solo había pasados casi un mes de su ruptura con Lucas, algo que la había destrozado completamente, no obstante darse una nueva oportunidad de encontrase a si misma ha sido la ecuación faltante de su vida.
En algún punto de su estadía en la hacienda aprendió a reconocer que tal vez una parte de ella no estuvo completamente enamorada de aquel hombre que fue capaz de interceptar su mundo. Por otro lado, al conocer poco a poco al hombre que esta justo a su lado ha generado una pequeña confusión en ella, no ha sido capaz de mantener una gran conversación, mirarlo a los ojos por más de dos minutos y siquiera tomar su mano más de lo normal, sin embargo, al estar frente a él su zona de confort y más allá se siente tranquila.
— Te has dado cuenta de que desde un principio fui un desastre. — sonríe. — primero me encuentras completamente ebria en un bar, luego quedo irrumpiendo en tu casa para luego desaparecer.
— Supongo que esa es tu esencia.
Siente vergüenza al saber que aquel hombre la ha visto en sus peores fachas y más al recordar el incidente de la tanga.
— Y también tú, con esa actitud de obtuso — enarca su ceja mirándolo fijamente.
— Quizás porque eres una mujer torpe que no mide acciones.
— ¡Ja! Al parecer nos empezamos a llevar bien.
— No te creas, mi amabilidad durará el tiempo en que permanezcas aquí.
— Es más que suficiente señor obtuso…
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Editado: 22.05.2022