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Blake me tomo de la mano para llevarme a su habitación, caminamos a través de un pasillo.
– ¿Me puedo dar un baño? – pregunte entrando a la habitación, su cuarto tenía una cama, armario, un cuarto de baño al fondo.
– Traje algo de ropa para ti. – gire a verlo.
– ¿Viste mi ropa? – asintió. – ¿todo? – pregunte apenada.
– ¿Qué tiene de malo? – preguntó sacando una pijama mía.
– Viste mi ropa interior.
– Nat... – se acerco a mi. – no tienes que tener pena, te quiero y quiero que me tengas confianza para este tipo de cosas.
– Mi iré a bañar. – Blake me había dejado sin palabras, no era que no le tuviera confianza, era solo que yo aún no era muy experta en eso de las relaciones, por ende mi ropa interior no era muy sexy que digamos, y bueno Blake con cuantas se a acostado, me sentí algo incomoda al pensar que tal vez el cree que aún soy una niña.
Después de diez minutos, salí del baño con mi pelo aún mojado, Blake entró a la habitación con una pantalón de pijama negro.
– Ven. – Blake me tomo de la mano para traerme hacia el en la cama, nos recostamos en la cama, Blake me abrazaba, los dos nos veíamos a los ojos, era nuestra usual forma de acostarnos, solo contemplándonos el uno al otro, sin hablar. – Te extrañe mucho. – Blake olfateo mi cabello. – Tu olor, tu calor, te extrañe mucho, tenía miedo a perderte, cuando te dijera la verdad.
– Blake un mes sin ti, fue un infierno, nadie me decía nada, necesitaba verte, que me abrazaras, tu aroma, necesitaba saber que estabas ahí para mi, gracias por estar conmigo cuando más lo necesite.
– Shhh... no tienes que agradecer eres lo más importante para mi, no te dejare caer, puedes sostenerte de mi cada que la estés pasando mal, Te amo Nat. – guíe mis labios en busca de sus labios, Blake los acepto gustoso, lo tome del cuello buscando más profundidad al beso, gire para quedar arriba de el.
El me atraía más a su cuerpo, en señal de necesidad, las manos de Blake viajaron por todo mi cuerpo, de arriba a bajo, subiendo un poco mi playera, un gemido involuntario salió de mi, me moví arriba de su ya erecto miembro, moviendo mis caderas en un moviendo de arriba a abajo causando una fricción que tuvo como resultado un cosquilleo en mi sexo aclamando por atención.
Mis manos se dirigieron al borde de los pantalones de Blake.
– Nat... – Blake susurro. – si seguimos... yo no me voy a poder detener.
– No quiero que lo hagas. – tire de su labio con una pequeña mordida.
– ¿Estas segura? quiero decir, estas lastimada, y no quiero que pienses que te traje aquí para esto. – me separe un poco de el con mi respiración acelerada.
– Si, estoy segura. – jade, de un momento a otro el calor en la habitación era mucho, estaba sudando al igual que Blake, el cual se veía igual o pero que yo de afectado, las pupilas de sus ojos estaban demasiado dilatadas por la excitación.
Blake giro para quedar arriba de mi y reí, seguimos besándonos el deseo se podía tocar con los dedos en el aire. Sus manos volaron al borde de mi playera y tiro de ella para quitármela, mis manos tocaron su piel bronceada su abdomen bien marcado, mi piel se erizo cuando su respiración me rozo la piel del cuello. Mis manos viajaron hacía la orilla de su pantalón y tire de el para podérselo quitar, pero mis manos fallaron, el nerviosismos se apoderó de mi, Blake lo noto y me ayudo a quitarse los pantalones y los míos. Ahora sólo un par de telas nos separan, el deseó crecía más y más en mi cuerpo, mis manos tocaban todo su cuerpo y pararon en su bóxer, los baje poco a poco, no tenía idea de como fue que logre quitárselo, Blake hizo lo mismo con mis bragas, deje de sentir el calor de Blake y abrí mis ojos en busca de el.
Lo encontré con un sobre plateado enfrente de mi, sabía perfectamente lo que era, no pude dirigir mi vista hacia bajo de su cintura.
– Si te quieres detener yo...
– No, estoy segura. – Blake abrió el sobre y se puso el condón, su miembro erecto y cubierto por el látex rozó mi entrada.
Su miembro empezaban a entrar en mi zona íntima, cerré mis ojos una punzada de dolor me invadió, al sentirlo adentro.
– Mírame. – Blake jadeo, abrí mis ojos y me encontré con los ojos negros llenos de lujuria, deseo, y amor... el me miraba como si fuera algo precioso una joya. – Tranquila ¿bien? – asentí.
Blake volvió a dar otra embestida, otra y otra, lenta, como si fuera a romperme. El dolor se fue y le di la bienvenida a la excitación, deseó, y placer que se hacia presente cada que el miembro de Blake entraba y salía de mi sexo.
– Más rápido. – jade, la habitación se lleno de gemidos.
– Nat... – Blake gimió mi nombre, mis manos fueron hasta su espalda y enterré mis uñas en ella.
– Blake. – fue mi turno de gemir. – Blake más rápido, por favor.
Sus embestidas fueron más y más rápido, sentí que iba llegar al clímax con cada embestida que me daba, Blake callo un gemido con su boca, besándome con tanto deseo haciendo que pidiera cada vez más, estaba en una burbuja que no le daba paso al dolor por mi herida, en nada en lo absoluto, solo era sentir cada vez más y más a Blake, sentir su pecho agitado en mis pechos, el usaba sus manos para masajear uno de mis pechos, dejando caliente cada parte que tocaba, besaba mi cuello a cada rato, otra de sus manos estaba en una de mis nalgas acariciando, tocando, asiéndome perder la razón y la cordura, movía mi pelvis con la de el para poder causar esa deliciosa fricción, por esas entradas y salidas que eran tan placenteras, dios el sexo era genial.
– ¡Ah! – solté un gemido cuando sentí llegué a la cima, un temblor por todo mi cuerpo me recorrió.
– Te amo Nat. – Blake hizo lo mismo que yo después de dar un par de embestidas más y susurro lo último.
– Te amo Blake.