– Nat dios cálmate por favor, llevas más de una hora haciendo eso. – era la primera vez que alguien hablaba desde que entramos al hospital, con Blake desangrándose en el auto.
– No puedo créeme que yo también quiero dejarlo de hacer, pero mis nervios no me dejan. – mi pierna iba de arriba a abajo más de diez veces por minuto, yo no lo podía controlar mis nervios iban a mil, las uñas de mis dedos ya no estaban de tanto morderlas.
– Nat ¿por que no vas por algo de comer?, casi no comiste en la escuela y ya es tarde. – Oscar intentaba distraerme, pero nada podía distraerme en este momento, yo solo quería que el estúpido doctor salieran ya de la operación que le estaban haciendo a Blake, un dolor insoportable en mi pecho no me dejaba tranquila desde que lo metieron a quirófano.
– No tengo hambre. – me levante para ir a la puerta que daba hacia la sala de cirugía en la que ingresaron a Blake, en un intento desesperado para verlo.
– Hey, hey. – Alex vino hacía donde yo estaba. – Tranquila si, va a estar bien, va a salir de esto. –sus ojos ya no tenían esa chispa de alegría, el también sufría.
– Nat el es muy fuerte, va a salir de ahí echo furia por que lo desvistieron. – Jhon trataba de hacerme reír, en estos momentos agradecía tanto que lo hicieran, pero mi cerebro no dejaba de pensar en que Blake esta luchando por su vida ahora mismo, y yo no estaba ahí con el para apoyarlo.
– ¡No puedo más! – Yess se levantó y fue hacía la enfermera que dijo que nos iba a traer noticias las cuales no han llegado desde hace dos horas. – Necesitó saber como está mi hermano. – en su voz se escuchaba como se le hacía más difícil hablar. – por favor lleva dos horas metido en cirugía. – Yess puso sus manos juntas hacía la enfermera. – dígame algo, si quiera si le han podido sacar las balas.
– Lo siento señorita hasta que el doctor salga no sabemos nada. – la enfermera siguió revisando unos papeles, quería llorar, tirarme al suelo, no quiero que Blake me deje, no ahora, tengo miedo, miedo de perderlo.
– Ven amor. – Alex tomó de los hombros a Yess para llevarla de nuevo a su asiento, en este momento a nadie le importaba que le dijera amor, sin siquiera haber formalizado la relación.
Las puertas se abrieron dejando ver al doctor saliendo con sus guantes llenos de sangre.
– ¿Familiares del joven Wiliams? – todos nos pusimos enfrente de el esperando a que el hablara. – Son muchos, solo necesito a un familiar...
– Soy su hermana. – Yess alzó la mano, yo no podía hablar, me estaba imaginando la peor escena, esperando el peor golpe.
– El esta bien. – al fin podía respirar sin sentir un peso en mi pecho. – perdió mucha sangre, ninguna bala afecto ningún órgano, el ahora esta dormido por los sedantes, así que dentro de unos minutos lo pasaran a una habitación y una enfermera les dirá el número de cuarto para que puedan verlo, con permiso. – el se fue hacía donde estaba la enfermera que Yess le suplicó por noticias hace unos instantes, todos soltaron aire, nos mirábamos entre nosotros, nadie quería hablar, yo sólo me fui a sentar a una silla pegada a una gran ventana, necesitaba algo frío.
– Cuarto 140. – la enfermera informó y todos me voltearon a ver.
– Nat quieres...
– No. – interrumpí a Vane. – no estoy lista para verlo así. – me levante de mi silla y me dirigí a la salida del hospital, no quería verlo así, no lo iba a resistir, me iba a tirar al suelo a llorar, y eso es lo menos que Blake necesita ahora.
Lo único que en este momento quería, era sentir su calor, tenerlo acariciando mi espalda, a el diciéndome que todo estaba bien, extrañaba su voz, sus chistes con doble sentido, maldita sea lo necesitaba a el.
Blake Wiliams, te estás volviendo algo indispensable en mi vida, y eso me asusta, me asusta por que si un día como hoy que casi te pierdo se hace realidad no voy a poder soportarlo.