La multitud de personas le daba vida a la calles de la ciudad sobre el abismo. De entre tantas personas, un chico de ojos violetas, vestido con un uniforme colegial, y cargando varias bolsas en mano, sobre salia de los demás. A su lado, una albina chica, vestida d igual forma, y cargando otras bolsas, le acompañaba en su camino.
─¡Claud, Suzumi, vengan!─Les grita una voz familiar.
Volteando a donde provenía la voz, ambos miran el rostro de aquella persona, reconociéndola al instante. Por lo que caminan hacia ella.
─Hola, Rosa, ¿Como has estado?─Saluda Suzumi.
─Bien, no ha pasado nada desde la ultima vez que los vi─
─¿Que llevas ahí?─Pregunta Claud, señalando la bolsa que llevaba la mujer.
─Son algunas cosas para mi puesto de panes─Responde haciendo un peculiar gesto con el rostro.─Por cierto, ¿Donde están los otros dos?─Pregunta volteando hacia los lados.
Ambos jóvenes bajan la cabeza, mirando hacia el suelo con un aula melancólica brotando de ellos.
─¿Se pelearon, o algo así?─
─No... No es eso─Responde Claud.
─¿Entonces?─
─Se escaparon al abismo. Exactamente a primeras horas del amanecer─Responde otra voz familiar.
Desde atrás de ambos jóvenes, Duke hizo acto de presencia, asustando a dichos jóvenes por tan repentina aparición.
─¡¿Que?! ¡¿Ya lo sabias?!─Pregunta Suzumi sobre saltada mente.
─Si. Y de echo fui a despedirlos hasta los limites de la primera capa─Voltea su mirada hacia Rosa.─Veo que el negocio te tiene ocupada. Deja te ayudo─Se ofrece a cargar la bolsa.
─Muchas gracias─
─¡Esperen! ¿Ustedes dos se conocían antes?─Les pregunta otra vez Suzumi.
─Pero claro que nos conocemos─Responde Rosa.─Después de todo, fuimos compañeros de Invasiones─
─¡¿QUEEEEE!?─Exclaman los dos al unisono.
...
La mirada nerviosa de Akira se cruzaba con la profunda y fría mirada de Ozen, quien esperaba alguna clase de palabra de estos dos. Lily se encontraba recuperando fuerzas mientras era sujetada por el chico, por lo que este tendría que actuar.
"Tranquilo Akira... Solo es una mujer de dos metros que tiene una mirada que mataría de miedo a cualquiera"
─¿Vas a decir algo, o solo te me quedaras viendo?─Habla Ozen con una profunda voz.
─A-ah... Yo...─
Antes de poder seguir tratando de hablar, los pasos rápidos de alguien acercándose hacia ellos llama la atención del chico, quien dirija su vista hacia la espalda de Ozen. Una pequeña chica de cabello celeste, se acerca hasta estar al lado de la mujer. Con una pequeña reverencia, la chica se dirige hacia Akira.
─Bienvenidos─
La suave voz de la chica relaja los nervios de Akira, quien ya no siente como si la mujer quisiera arrancarle la cabeza con la mirada.
─Oh, Aoi, que bueno que llegaste. Estos son... Nuestros dos invitados inesperados. Por favor, llévalos a una habitación─Le dice con la misma profunda voz.
"Parece que así es como normalmente habla"─Piensa el chico.
─Si, Maestra. En seguida los llevare a una de nuestras habitaciones─Contesta con otra pequeña reverencia.
─Espere...─Dice la débil voz de Lily.─Ozen, me gustaría hablar con usted─
Avanzando un paso hacia delante, la mujer entrelaza sus manos por detrás de su espalda, al mismo tiempo que se joroba hacia delante, dándole un aspecto aterrador.
─¿Te crees que dos simples Silbatos Rojos pueden venir hasta aquí sin avisar, y todavía pedir que me siente a hablar con ellos? Dame una buena razón para hacerlo, y no llevarte al orfanato del que saliste─
Calmada mente, Lily busca algo dentro de sus bolsillos, y al encontrarlo, se lo muestra a Ozen. En la mano derecha de la chica se encuentra un Silbato Blanco, el cual, viéndolo mas detalladamente, se puede apreciar que tiene unos tallados como de flores de 4 pétalos.
Abriendo los ojos de sorpresa, al reconocer aquel silbato, la mujer suspira resignación, dándose la vuelta sin cambiar su compostura jorobada. Dándoles la espalda al dúo, Ozen comienza a caminar en dirección a su casa.
─Aoi, llévalos a mi sala de descanso─Ordena con una voz todavía mas profunda.
─En seguida─Da otra pequeña reverencia hacia el dúo.─Por favor, sigan me─Les pide.
Asintiendo, Akira comienza a caminar justo detrás de ella, ayudando a caminar a Lily. La entrada de la casa era grande. Era de esperarse, después de todo, aquella mujer realmente es alta. Aun así, parece bastante acostumbrada a caminar jorobada. Quizás sea para verse menos alta de lo que realmente es.
Entrando al interior, podía verse que de primera estancia, la mayoría de los muebles están echo directamente con la madera del tronco de aquel árbol. La pequeña mesa en la sala de estar parecía tener sus patas directamente saliendo del suelo. Al igual que los sillones de madera, los cuales, seguramente tallaron hasta que tomaron esa forma. Los cojines estaban claro que lo pusieron para completar los sofás.
Subiendo una escalera semi espiral llegaron a la plata mas alta. Mejor dicho, casi a la mas alta. Ahí, parecía ser un lugar de reposo, con una mini cocina cerca, y varios sofás elegantes forrados con pieles de animales. En medio de dos sofás, que se miraban entre si, había una pequeña mesita circular, cuya única pata crecía desde el suelo.
Sentada en uno de los sofás, con las piernas cruzadas, estaba Ozen, esperando pacientemente al dúo, el cual se sentó en el sofá frente a la mujer. Y mientras ellos pensaban en las palabras que dirían, Aoi, la pequeña chica de cabello celeste, se dirigió a la cocina a preparar un poco de te. Una vez las tazas de te fue servida en la mesa, la primera de las palabras salio de la boca de Ozen. No sin antes, darle un sorbo a su taza.
─¿Donde conseguiste ese silbato?─
─M-me lo dio mi instructor, y encargado del orfanato. Dijo que le pertenecía a mi madre. Vine hasta aquí para saber un poco mas de ella─Responde nerviosamente la chica.
Extendiendo su mano, como si quisiera tener aquel silbato en sus manos, Ozen mira a Lily, esperando su respuesta. La chica solo le hace entrega de aquel silbato, esperado alguna clase de comentario por parte de la tenebrosa mujer.