Bienvenido al mundo de los corazones rotos

Capítulo 5:

Capítulo 5

<<No eres mi tipo>>

 

Había pasado ya una semana desde que esa chiquilla de ojos marrones me había calentado para después dejarme con las ganas, y es que lo peor no fue el hecho de que se hubiera quedado dormida en medio de esa situación, sino que al otro día cuando desperté ya no estaba por ningún lado, había huido del lugar sin decir nada, ni una maldita nota agradeciéndome por dejarla dormir en mi habitación me pudo haber dejado, no, claro que no, había huido como cobarde mientras dormía.

Esa pequeña había logrado meterse en mi cabeza y en mi cama para después dejarme con las ganas e irse sin importarle nada. Estaba molesto, sentía a cada momento que pasaba la necesidad de saber de ella, ¿por qué me había dejado de esa manera? Y no podía mentir también deseaba volver a probar esa boca dulce, esa piel tersa, maldición sólo pensar en ella me ponía como nadie jamás lo había hecho, quería terminar lo que habíamos empezado en aquella habitación del hotel, pero esta vez ambos en nuestros cinco sentidos, pero no la había vuelto a ver.

Day y Dan se habían ido de luna de miel al día siguiente de la boda y aun tardarían dos semanas más en volver, así que la opción de esperar a que mi mejor amigo regresara para poder saber de ella no era válida, no podía esperar tanto tiempo.

Era sábado y no tenía ningún plan en mente, fuera de lograr encontrar a Heather, así que me decidí por llamar a Jhon, podríamos salir a divertirnos un rato y mi mente tendría un descanso si lograba encontrar a alguna otra chica que me pudiera satisfacer.

Escuché los tonos de llamada y después la voz de mi socio.

-Hey, bro, ¿qué pasa?

-Jhon, ¿qué tienes planeado hacer esta noche? – dije acostándome en el sillón de mi sala de estar.

-Estaré con Sam, socio, ¿por qué?

-Oh, quería que fuéramos a beber algo y pasar el rato - dije desanimado mientras encendía el televisor, sin duda sería un sábado encerrado viendo algún programa cualquiera comiendo comida nada saludable.

-Lo lamento, Nick, esta noche no puedo, pero me veré ahora con Sam para ir al cine, ¿por qué no vienes? No tenemos problemas con eso.

-No, hermano, gracias, pero sabes que no me gusta hacer de mal tercio – dije soltando un bufido.

-Por favor, Nick, no harás mal tercio – estaba a punto de volver a negarme a ir con ellos, mis planes de quedarme en casa no se veían tan mal cuando dijo algo que me hizo reconsiderar todo – Puedo decirle a Sam que lleve a Heather, sé que se llevaron bien – su voz burlona me hizo rodar los ojos recordando mi patética noche.

No me importaron sus pequeños comentarios malintencionados, sabía que quería que le contara lo que había pasado esa noche, pero no lo haría en primera porque no había nada que contar y en segunda porque si se enteraba que Heather se había quedado dormida en el acto probablemente me estaría jodiendo con eso un buen rato y prefería ahorrarme unos golpes que tendría que darle por ser un idiota.

Sin embargo, saber que volvería a ver a Heather y que podría hablar con ella fueron razones suficientes para abandonar la comodidad de mi sillón y correr a arreglarme para el encuentro, esta vez no podría huir de mí.

 

 

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Esperaba junto con Jhon la llegada de las chicas, nos encontrábamos en una plaza comercial junto a una fuente que servía de adorno para la gran tienda. No iba a mentir, me sentía ansioso, en definitiva me estaba volviendo loco, miraba el maldito reloj que se encontraba en mi muñeca con frustración al notar que no avanzaba rápidamente.

- ¿Quieres dejar de hacer eso? Estas comenzando a fastidiarme – escuché la molesta voz de Jhon mientras se cruzaba de brazos y se recargaba ligeramente en la fuente intentando no mojarse con el agua que caía.

-Me estoy aburriendo, ¿por qué aún no llegan? – dije un poco molesto, la necesidad de ver a Heather me estaba matando.

-Tenemos 5 minutos apenas esperando, además llegamos 20 minutos antes de lo acordado gracias a ti.

-Me gusta la puntualidad y lo sabes – volví a mirar el reloj y aún faltaban 18 minutos para que llegaran.

Repetía en mi cabeza cada corto momento que pase con esa chiquilla, como lucía hermosa el día de la boda con ese vestido que se amoldaba perfectamente a su cuerpo. La suavidad de su largo cabello negro haciendo contacto con mis dedos, esos ojos marrones que me miraban con lujuria y sensualidad, la exquisites de su tersa piel debajo de mis manos, el suave aroma a cerezas que desprendia su cuerpo, la increíble frescura que tenía su boca a pesar de tener el ligero sabor a alcohol, sus benditos labios que se amoldaban perfectamente a mi boca y se dejaban someter a mi antojo.




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