Al día siguiente recibí la llamada de Mitchel, admito que me sorprendió, pensé que debería ser yo quien le llamase primero
-hola, espero no ser inoportuno, pero ¿podemos venos?
-claro, ¿Dónde y cuándo?
-juntémonos en el café Rotary
-está bien, ahí estaré, solo indícame la hora
-¿te parece a las 17:30?
-sí, ahí estaré- colgué
El café Rotary es un algún tranquilo para poder conversar, sentí una sensación extraña en mi pecho, entre al café con precaución encontrándome con la sorpresa de que la misma señora del cementerio era quien me esperaba
-¿Dónde está Mitchel?- le pregunte
-pronto llegara-mintió- toma asiento
-no, e venido por Mitchel no por usted- intente huir
-explícame cuanto sabes de Edwin Lünerburg
La señora está convencida de que yo sé toda la vida de Edwin, pero solo conozco detalles de su muerte, aun así ella insistía en que le contara todo lo que sabía, no puedo contarle algo a alguien que no conozco, si tiene tanto interés es porque mi visón no está equivocada
-no te atrevas hablar con mi hijo, menos busque a Don Lünerburg- me advirtió
- usted no es nadie para estar amenazándome
-más te vale que no lo hagas, mocosa
Salí del lugar llamando al celular de Mitchel, quizás ella había conseguido oírlo, no creo que haya sudo algo planeado en conjunto, el chico se notaba muy diferente a ella
-ven al café Simún, ella no conoce su existencia- dijo el chico
-de acuerdo, quiero confiar en ti
-hazlo, por que no te mentiré
Tome un taxi hacia la otra dirección, me asegure de que la señora no me siguiera, al llegar note a Mitchel en una meza, quien se levantó en cuanto me vio
-¿Qué necesitas de mí?- le pregunte
-quiero contarte algo importante, ¿puedo confiar en ti?
-depende de lo que digas
-soy Mitchel Lünerburg, ¿entiendes?
-¿Lünerburg? , ¿Eres hermano de Edwin?- me extrañe
-no, yo soy su hijo
Le mire tratando de comprender, asimilar lo que acababa de oír, ¡No puede ser verdad!, Edwin me aseguro de que jamás estuvo con alguna mujer, sé que el chico se le asemeja bastante, pero los recuerdos muerto o vivo jamás se olvidan
-necesito que me cuentes todo lo que sabes acerca de quién sería mi padre
-en realidad no sé si pueda contarte- lo dude
-pensé que teníamos algo de confianza
-primero quisiera que tú me contaras acerca de tu vida
-está bien, si es lo que necesito para saber lo que yo quiero oír de ti
Mitchel me ha contado que su abuelo hasta hace unos años atrás no lo reconocía como su nieto legítimo, hasta que cumplió los dieciséis años, sus compañeros de colegio le decían que su madre era una oportunista, ya que su supuesto padre murió antes de que ella estuviera embarazada, y un hijo de un muerto nadie podría tener, al ingresar a la universidad cambio su apellido por el materno
-¿Cuál es tu fecha de nacimiento? – sentí curiosidad
-el treinta de diciembre
-¿de qué año?- me preocupe aún más
-el treinta de diciembre, de mil novecientos noventa y uno
No es hijo de Edwin, aunque antes de sacar mis propias conclusiones primero debería calcular las fechas, quizás si sea después del todo su hijo, tendré que tratar de que Edwin regrese y contarle todo este embrollo
-¿crees que exista la posibilidad de que pueda hablar con su mamá?- le pregunte
-¿mi mamá?, preferiría que mantuvieras la distancia con ella
-¿Por qué debería alejarme?
-ella es un poco complicada, solo mantén el contacto conmigo, por favor
-está bien, lo entiendo
Lo que aún me sigue dando vuelta en la cabeza porque Edwin aun no vuelve a aparecer, si ya se quien termino con su vida, quizás quiere que se haga justicia, y así no puedo ayudarle, sin pruebas no puedo hacer nada, debe faltar algo, pero ¿Qué? , será un tema largo de resolver
-debo marcharme ya- le hice saber
-no te vayas aun, por favor- me tomo del brazo Mitchel
-¿Por qué no puedo?- me pareció extraño
-cuéntame todo, aunque tardes todo el día
-lo hare, pero quiero saber de ti, aun mas
Mitchel me ha hecho saber que mientras se encontraba en coma, tuvo una serie de sueños que no correspondían a su vida, era algo que lo tenía muy presente en su mente
-conocí a Edwin porque se presentó ante mí, como tú lo estás ahora
-¿le has visto?, ¿Cómo es?- era lo único que le parecía importar
-tienes un gran parecido a èl
-cuéntame cada detalle, es increíble que hayas podido compartir con èl
Parecía como si cada palabra Mitchel la entendiera a la perfección, al ser una historia muy larga, termine de contarle todo cerca de la media noche, mis padres de seguro deberían encontrarse enfadadísimos, llame a mi mamá, pero solo oía sus gritos muy alterada, porque aún no llegaba a casa
-no te preocupes, yo te llevo a casa
-gracias, Mitchel
Durante todo el trayecto no dijimos ninguna palabra, èl solo conducía con la mirada fija hacia la carretera, mientras que yo pensaba e imaginaba lo que podría suceder cuando encontrara las pruebas, quizás exista la posibilidad de que algún ex alumno de la universidad Liamaia , haya sido testigo del asesinato y por temor no haya hablado
-mañana ¿harás algo?- pregunto el chico
-iré a la universidad Liamaia
-¿puedo acompañarte?- pregunto tímido
-sí, si puedes acompañarme
Si Edwin no está conmigo, me parece muy bien que Mitchel me acompañe, èl también necesita aclarar sus propias dudas, pero antes buscare a Don Lünerburg, èl debe saber cómo es posible que Mitchel sea su nieto, debe conocer la parte que Edwin dice no ser verdad, el chico me ha dado la dirección por lo que no será difícil ubicarla.
-ha llegado a salvo a su casa- Mitchel bajo del vehículo
-gracias por traerme hasta mi casa
-gracias a ti, por contarme lo que tanto deseaba oír
Entre a casa y èl se marchó, por un extraño motivo comencé a sonreír al pensar en todo lo que había sucedido durante la conversación que sostuve con Mitchel, aunque deseó profundamente que Edwin regrese, necesito contarle muchas cosas acerca de su vida, no niego que me hace falta su compañía.