Billete de ida (narciso)

Capítulo 8: Demasiado valiente.

Capítulo 8: Demasiado valiente.

4 de octubre, 2019.

Ayer 3 fue el día de la unificación alemana. Teníamos fiesta escolar desde hoy hasta el 18 de octubre, algo llamado Herbstferien, que venían siendo las vacaciones de otoño y que cada región del país regulaba a su gusto.

Fue bastante emotivo, pues todos los alemanes —o al menos la mayoría— se juntaba para celebrar la reunificación del país. Hubo un acto seguido por todo el país a través de gente que se desplazaba y con reporteros de cada lugar cubriendo los actos conmemorativos que se celebraron este año en Kiel. Cada año variaba y eso es algo que había aprendido gracias a Jhon quien me iba explicando todo poco a poco.

El año pasado, por ejemplo, había sido Berlín la ciudad elegida para cubrir el acontecimiento. Me gustaba que se le diera importancia al resto del país; en España estaba siempre todo tan centralizado que la gran mayoría de actos se conmemoraban en Madrid.

Thomas se había acercado y me había preguntado si me apetecía ir al Bierkeller con ellos; Erlin también me lo propuso y le dije que ya iría con ella. Él sonrió satisfecho y podría jurar que estaba contento por saber ese pequeño dato.

Como ninguno me explicó lo que era eso busqué en internet y según indicaba Google se trataba de locales típicos alemanes para beber unas cuantas copas —o cervezas si tenías entre 16 y 18 años— y que cerraba como muy tarde a las dos de la mañana. Además, para refugiarse del frío se solían construir en sótanos y solían incluir juegos como los de la otra vez en la fiesta de Thomas como los dardos o incluso pequeñas pistas de baile y sofás.

Después de cenar rebusqué entre mis cosas y me había decantado por un bodi con algo de encaje de manga larga que había conseguido en España gracias a Shein y unos leggins de cuero negro, pero con tela térmica por dentro para abrigarme.

Podría ser que pasara frío, pero también había cogido un gran abrigo bastante calentito y para proteger mis pies unas botas bajas con un poco de tacón.

Alguien pita e imagino que es Daniella. Me despido de Jhon y de Carol y me aseguro de ir bien tapada para que no me digan nada. ¡A saber cómo reaccionaría Jhon ahora que está en su empeño de ser un padre “estricto”!

Abro la puerta trasera por inercia y ahí está Erlin vistiendo una blusa con transparencias y unos pantalones bastante ajustaditos. Delante estaba Daniella, ella se había peinado el flequillo y recogido el pelo en un moño bastante alto.

—Felix Jawer-Pereira, hermano mayor de esta pelirroja —Señala a Dani ya que ambas eran pelirrojas y me ofrece la mano y se la devuelvo en forma de saludo antes de ponerme el cinturón y que él se incorpore a la carretera—. ¿A quién tengo el placer de recoger?

Voy a presentarme, pero Erlin deja de atender a sus redes sociales y se apresura a ser ella quien conteste.

—Ella es Nela Garsia es medio española medio alemana.

Noto como Daniella se relaja, no me había dado cuenta de la tensión que tenía hasta que se le ha ido. Recibo un mensaje de WhatsApp de Erlin:

Cariño, es mejor que ciertas personas no sepan tu apellido, lo siento. :(

Suspiro. En algún momento debería preguntarle a Daniella que había pasado, qué cojones le había hecho Jhon Schrödez para que el apellido estuviera tan maldito.

—Nosotros somos medio portugueses, nuestro padre lo es, pero tenemos el apellido de mamá delante, allí primero va el de la madre.

—No sabía que habías nacido en Portugal.

—¡Qué puedo decir! —Me ofrece una sonrisa sincera—, ¡sorpresa!

—Somos tanto portugueses como alemanes.

—Sí claro —Bufa Erlin—, en el fútbol siempre vais con Cristiano Ronaldo.

—¡Por mí no hables! —Contrarresta Daniella—, yo voy con ambos, peeeeeeero, aunque haya nacido en Portugal y me siento portuguesa, reconozco que le debo mi lealtad a la selección alemana de fútbol.

—¿Y tú, Nela? —pregunta su hermano.

—Mmm…, sin duda me decanto por La Roja —Me encojo de hombros—, aunque si eliminan a España, tengo preferencias por Alemania, obvio.

—¿Ves? ¡Ella me entiende! —Felix ríe usándome de excusa.

—¡Yo también la entiendo! Si Alemania no está, voy con la selección portuguesa. ¡Ya viste cómo celebré la victoria de la Euro 2016!

—Bueno, pues mi lealtad siempre estará con Alemania. Nunca tendré ese problema porque no soy multicultural —Erlin deja de escribir en su móvil y nos cuenta divertida—, aunque desde luego vosotros podéis divertiros más picándoos unos a otros.

—Ya sabes, Baltßun —Felix comenta mientras sigue atento a la carretera—, siempre tendrás lugar para animar a la Península Ibérica si quieres.

***

No tardamos mucho en llegar y cuando lo hacemos le damos las gracias por llevarnos y bajamos del coche, cuando caminamos hacia la entrada encuentro la zona de fumadores, Narciso está ahí, no me saluda, no nada, pero no me quita la vista de encima. Me relamo los labios y él se fija. Ya empiezo a notar ese cosquilleo de por-favor-dime-que-no-tienes-novia-y-cómeme-la-boca-esta-vez-por-fa; nos piden la tarjeta de identidad y cuando ve que somos menores nos indica que sólo nos pueden servir cerveza, poniéndonos una pulsera identificativa (que se tapa con facilidad si llevas manga larga).




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