Se caracterizan por ser grandes depredadores, tener esqueleto cartilaginoso y (generalmente) boca ventral. Los tiburones incluyen desde especies pequeñas de las profundidades marinas, hasta el tiburón ballena, el mayor de los peces, el cual se cree puede llegar a medir una longitud de 17 m y se alimenta únicamente de plancton. El tiburón toro puede desplazarse a agua dulce y algunos ataques de tiburones han ocurrido en ríos. Algunas de las especies mayores, en especial el tiburón mako y el tiburón blanco, son endotermos parciales, capaces de mantener parcialmente su temperatura corporal por encima de la que tiene el medio acuático en el que viven. De las más de 375 especies de tiburones encontradas en los océanos del mundo, las especies responsables de la mayoría de los ataques a humanos sin mediar provocación son el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón toro.
Los tiburones son condrictios, o sea, peces cartilaginosos; es decir, su esqueleto está hecho de cartílago en vez de hueso.
La piel de los tiburones está formada por una especie de escamas conocidas como dentículos dérmicos. Otra función de esta piel tan específica es la de actuar como un silenciador, ya que el agua se distribuye hacia dentro de las hendiduras y no hacia afuera, limitando la fricción contra el agua, mejorando la movilidad y velocidad y, además, haciendo que el desplazamiento sea mucho más silencioso.
Una de las más destacadas características del tiburón es su dentadura, muy diferente según las especies. El famoso diente triangular caracteriza sobre todo al Carcharodon carcharias o tiburón blanco, mientras que otras especies como el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) o el mako (Isurus oxyrinchus) presenta tipos diferentes dentaduras, aserradas en el primer caso y delgadas e incisivas en el segundo. Todas las especies de escualos tienen varias hileras de dientes, permaneciendo algunas invisibles para ser utilizadas solamente en el momento del ataque (algo bastante perceptible en el tiburón blanco). Del mismo modo, los tiburones sustituyen las piezas caídas inmediatamente, mudando las dentaduras de modo automático casi semanalmente los jóvenes y mensualmente los adultos.
Los poros del tiburón le permiten detectar pequeños impulsos eléctricos, lo que facilita atrapar a las presas.[3]