Black

CAPITULO 25: Intervalos.

Giselle

 

Se supone que el nacimiento debe ser motivo de sonrisas por la llegada de un nuevo ser, pero mi llegada significaba la partida de otra, entonces en vez de sonrisas, se derramaron lágrimas. Han escuchado eso que dice que en los buenos momentos siempre vienen las catástrofes. No. Bueno quizás no lo hayas escuchado porque es una metáfora que acabo de inventar para definir ciertos intervalos de la vida.

La presencia de una nueva voz se hace presente al otro lado de la puerta.

—Dr. Keynes —habla Emily Buffet desesperada— La detective Gutiérrez ocupa la presencia de un usted señor y de un equipo pequeño en Cabo Bretón. Encontraron tres cuerpos más en el mismo estado que los primeros.

—¡Joder! —masculla Elián con fastidio dejando caer su cuerpo en el espaldar del asiento.

Intento levantarme de su regazo, pero él me lo impide aferrando sus manos a mi cintura. Sube una mano hasta mi mejilla para rozar sus nudillos y llevarla hasta mi nuca para atraer mi rostro al suyo, deposita un corto beso, para luego atacar con ferocidad, devorando mi boca.

Se pone de pie, arregla su camisa antes de salir y encontrarse con Emily y Kevin quienes discuten por qué asunto es más importante. Kevin intenta hablar, pero Elián le pone una mano interrumpiéndolo y pidiéndole a la rubia que le emita toda la información en el menor tiempo posible.

—Nos quiere en Cabo Bretón lo antes posible —culmina ella.

El Dr. Keynes se abre paso en medio de ellos para dirigirse a los laboratorios mientras Kevin, Emily y yo vamos detrás de él. Todos se encuentran ejerciendo sus labores asignadas.

—Escuchadme todos.

Habla Elián Keynes con un tono de voz grave y firme. Esas dos palabras bastan para que todos dejen de hacer lo que están haciendo para poner toda su atención en el hermano mayor de los Keynes.

—Viajaré a Cabo Bretón con un grupo pequeño. Me acompañara Canon, Buffet y Stevens. En mi ausencia quedará a cargo el exmilitar Richard Wilding y la doctora Giselle Wester. Los anterior mencionados a la sala de juntas y el resto continúen con sus labores.

Los que fuimos mencionados nos dirigimos a la sala en donde tenemos una corta reunión improvisada. Elián se ve bastante relajado y poco preocupado, mientras que el resto se ven inquietos y presionados ante el nuevo problema que surge. Él nos explica a Richard y a mí el papel que asumimos durante el tiempo que él no estará, dejando en claro que no cree tardar más de tres días en la Isla de Cabo Bretón.

Escucho una mínima parte del su discurso porque en mi mente me pregunto una y otra vez por qué no dejar a cargo a su hermana Vanya del equipo que se quedará en Baldorpharma. Por qué a mí, por qué no iré con él a Cabo Bretón, será que no quiere que lo acompañé yo, es eso.

—Tienes una hora y media para hacer lo que tengan que hacer o las llamadas que vayan a hacer antes de subir al helicóptero para partir. Ya pueden retirarse —finaliza la reunión.

Cada uno empieza a abandonar la sala, espero hasta que el último salga y cierre la puerta para quedar de nuevo solos.

Se perpetúa un silencio por unos segundos hasta que lanzo mi reclamo:

—¿Por qué no me has escogido a mí para ir contigo a Cabo Bretón?

Deja caer su espalda en el asiento y echa la cabeza hacia atrás mirando el techo.

—Porque te necesito aquí, todos son unos inútiles e incompetentes, y tú eres la menos inútil.

—Ya...

Me pongo de pie con la intención de irme no muy de acuerdo con la decisión, pero él atrapa mi cintura y me lleva a sentarme de lado sobre sus piernas.

—No seas consentida, no me gustan esas actitudes.

—No soy consentida y si lo fuera me importaría poco si te gusta o no mi actitud.

—Aja.

Acaricia mi mentón y con el dedo índice lo pasa lentamente por mis labios mientras los observa.

—En vista de que la cita no se va a poder, ¿Me acompañarías a una reunión benéfica? —preguntó sin dejar de verme y acariciarme.

—Depende de a quién benefician.

—Para el cierre de este año, se lanzó la iniciativa para una nueva investigación con respecto a la cura del VIH sida, investigación que tendrá inicio el primer mes del próximo año.

Agarré su muñeca para detener el movimiento de su mano y mostrar mi evidente interés hacia el tema.

—¿Es para investigar y encontrar una cura? —pregunté para corroborar. Él meció el mentón en una afirmación—, ¿Cuánto tardarían en encontrarla?

—No lo sabría, pero estarán los mejores trabajando en esta investigación —contesta.

Mi hermana ocultó su enfermedad durante un par de años, cuando decidió compartirlo conmigo, yo le prometí una cuca para cuando fuera bioquímica, le juré que haría lo que fuera para que ella estuviese bien, así tuviese que investigar y estudiar hasta mi posteridad, pero jamás me rendiría hasta encontrarla. Ella murió sin yo hallarla, pero no murió mi objetivo.

—¿Entonces? —insistió.

—Claro que sí, yo quiero asistir. ¿Cuándo es? ¿Quiénes más asistirán?

—Será el veintiocho de este mes, la reunión se llevará a cabo en un hotel de Basilea y asistirán unas cuantas personas que hacen parte de la fundación y del proyecto, algunos científicos que ya fueron elegidos, los mejores, por cierto.

Mi ilusión se eleva como en una montaña rusa, esto es lo mejor que me puede pasar. Con esto no quiere decir que yo me vaya a detener mi investigación o que me vaya a tener a ellos, pero el que un gran grupo de investigadores tengan la iniciativa y el propósito de hallar una cura, es un paso más adelante y una gran oportunidad para todas aquellas personas que padecen la enfermedad.

—Es increíble lo que harás, sabes, le darás una luz de esperanza a 37,7 millones de personas que padecen de VIH/sida.

—Igual se van a morir.

—Sí, todos moriremos algún día. Pero el que esas personas padezcan la enfermedad acelera su mortalidad.



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En el texto hay: cienciaficcion, drama, muerte

Editado: 16.01.2024

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