Blackness

Catorce

Les di la espalda y me dirigí hacia donde estaba mi mejor amigo junto con mi novia no sin antes ver la puesta de sol. Demonios, se hacía tarde, ¿cuánto habíamos volado ya?

¿Cómo está? —le pregunté a Adam antes de llegar a ellos por completo.

Increíblemente habladora —señaló.

Bien, eso es bueno. ¿Tú cómo estás?

No necesitaba ser adivino para saber que él tenía una cara rara en estos momentos.

Ehm… ¿bien?

— De acuerdo, porque la conversación que vamos a tener no creo que te vaya a gustar en absoluto —dije, ya a su lado.

Nannette jadeó a causa de mi llegada silenciosa mientras que mi mejor amigo fruncía el ceño.

— Me dijeron que no paras de hablar, pequeña —le comenté, pasando mi mano por su cabello rojizo.

Ella río.

— Es tu mejor amigo, lo mejor que puedo hacer es sacarle información concisa y precisa.

— ¿Sabes qué se da cuenta cuando miento? Es terriblemente frustrante. Todo un monstro —dijo, sacudiendo un poco a mi novia.

Ella volvió a reír.

— Adam, eres un asco mintiendo, todos lo saben —contesté.

Él puso los ojos en blanco.

— Claro, claro. Ahora dime de que se trata la estúpida conversación que quieres tener conmigo.

Iba a disfrutar su reacción malditamente demasiado.

— De Ariana —le solté fácilmente.

Sí antes tenía su ceño fruncido, ahora lo tenía más. Nannette emitió un carraspeo.

— Sí quieren privacidad puedo irme con Kiara, no hay ningún problema.

Negué. Ella podía escuchar.

— ¿Qué pasa con ella? —preguntó seriamente.

— Oh, vamos, tú sabes de lo que te estoy hablando. Ariana me contó todo.

La expresión de Adam no tenía precio.

— No… no hay nada que contar, decir y/o hablar, Cameron —balbuceó.

Puse los ojos en blanco.

— Vayamos al grano, amigo, ¿la amas?

— Cameron…

— No, respóndeme.

Suspiró.

— Claro que la amo Cameron —confesó, pasando una mano por su cara—. Ella es mi mundo.

Miré a Nannette disimuladamente y luego a Adam.

— Sí, creo que se lo que te pasa.

— ¿Ah, sí? —encarnó una ceja. Oh, Dios, no—, entonces, dime, ¿quién es la afortunada? Y si no te molesta, también quiero una descripción específica.

Nannette me dirigió una mirada elocuente y yo sonreí.

— No. Eso no te lo diré a ti. Ni de joda. Olvídalo —declaré.

Mi novia sonrío, agradecida.

— Bien, de acuerdo. Pero no te saldrás con la tuya todo el tiempo, amigo — señaló.

— Aunque… Bueno, técnicamente ella es mi razón de mi existencia. Por fin siento que tengo un propósito aquí y mi felicidad es completa. Cuando ella llegó yo la odiaba, quiero decir, era una extraña y ya estaba encantado con ella. Esa cabellera larga y pelirroja, esos hipnóticos ojos color violeta… Por Dios, pensé ¿Quién es está condenada chica y por qué demonios me hace sentir todo esto? Ella era una chica nueva, por el amor al cielo.

“Pero fue tarde. Traté sin dudas en apartarla de mí, en alejarla de mil maneras de mí. Pero no fue hasta su secuestro que me di cuenta que ya era hombre perdido. De que no podía vivir sin ella. Esa chica de encantadores ojos violetas, deslumbrante cabello rojo, salvaje actitud y arrebatadora sonrisa me llegó al corazón tan rápido que, maldición, fue un torbellino —finalicé.

Sabía que Nannette no quería que dijera nada de esto, pero se lo merecía. Ella era una chica fuerte y ella misma pensaba que no lo era, que no valía nada. Tenía que demostrarle de algún modo que todo lo que ella creía era falso.

— Oh, por Dios —expresó Adam, lentamente.




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