Me desperté gracias al ruido extraño que hacia la puerta cuando alguien entraba o salía, encontrándome con cinco pares de ojos mirándome con ternura.
— ¿Pero qué…? —dije, pero luego recordé que mis hermanos estaban conmigo, aun durmiendo.
Suspiré y salí de la cama con el mayor cuidado posible para no despertarlos.
— Vamos afuera —les comuniqué a todos, mentalmente.
Ellos asintieron y salieron rápidamente. Volteé a ver a mis hermanos antes de salir y eso hizo que me saliera una sonrisa. Los dos estaban dormidos abrazados. Estaban en una posición cómica. Quise observarlos toda la mañana, pero tenía cosas que hacer.
Salí de la habitación y me encontré con los chicos a mitad del pasillo.
— ¿Qué pasa? —pregunté.
— Bueno… Estábamos esperando instrucciones de ti casi que toda la mañana. Pensábamos que te habías ido, así que decidimos comprobar tu habitación —respondió Kiara, con una sonrisa.
¿Ella había dicho toda la mañana?
— ¿Cómo que toda la mañana? —inquirí.
— Cam, son las doce del mediodía —contestó mi novia.
¡¿QUÉ?!
— ¿Cómo? —exclamé.
Me miraron con una sonrisa de cabo a rabo.
— Está bien, tenías que pasar tiempo con tus hermanos —dijo Nan.
— No hay problema, jefe —secundó Adam.
Sacudí mi cabeza.
— Hemos perdido toda la mañana —les dije.
— No te preocupes, tengo un jet privado esperando en la pista y una limo esperando abajo —comunicó Ian.
— ¿Perdón?
— No tenemos que volar todo el día Cameron, podemos disfrutar y relajarnos en un cómodo avión —dijo él—. Además, las cosas no están como para ir volando —indicó en mi mente.
Asentí, tenía razón. No iba a permitir poner a nadie más en peligro. Se acabó.
— Iré a despertar a los chicos. Los veo abajo —hablé, despidiéndome de ellos.
Volví a mi habitación y contemplé a mis dos flojos hermanos pequeños aun durmiendo.
— Chicos —dije, sacudiéndolos—. Hora de levantarse.
— No —murmuró Ariana en el pecho de Xander—. Un ratico más.
Reí.
— Por más que me suene tentadora la idea, tienen que despertar. Hemos perdido toda la mañana durmiendo.
Con eso, los dos abrieron sus ojos fugazmente.
— ¿¡QUÉ!? —Chillaron al unísono.
Volví a reír.
— Seh —fue todo lo que dije.
Se levantaron de la cama rápidamente.
— ¿Por qué no nos despertaste? —gimió mi hermanita.
Sonreí.
— Porque, hermanita, estoy despierto desde hace dos minutos. Sí no fuese por los chicos y la atorrante puerta, estuviéramos aun dormidos.
Mis hermanos se miraron comunicativamente y asintieron.
— ¿Qué se traen en…? —pero me cortaron en seco debido al gran abrazo de oso que me dieron.
— Te queremos —murmuró Ariana en mi pecho.
— Aunque no te lo digamos casi —acompañó mi hermano.
Les devolví el abrazo, enterrando mi cara en el cabello de mi hermana.
— Yo también los quiero. Con mi vida —confesé.
Se soltaron de mí, sonriendo.
— Les informo que tenemos diez minutos para arreglarnos. Nos espera una limo por parte de Ian abajo y luego volaremos en su jet hacia Nashville. Debo añadir que es mucho lujo, pero bueno, es Ian.
Ellos asintieron asimilando la información y luego caminaron hacia la puerta.
— Nos vemos abajo, Cam —se despidieron.
Ya cuando habían cerrado la puerta me encaminé hacia el baño para mi ducha matutina.