Las inscripciones llegaron, el calendario que el gobierno asigna es de una semana y toda esa semana los niños que vayan a entrar a octavo de básica deben ir al colegio que elijan para ver si los admiten o no pero esto depende bastante de el promedio obtenido el último año de primaria, de si se vive cerca o no y de si hay suficientes cupos; es algo que me causa bastantes nervios, pero estoy un poco confiada porque mi promedio no es tan bajo y si hay posibilidad de que me admitan en donde quiero estudiar.
Decidí con mis padres que iría el primer día que empezó las inscripciones al colegio Helmont, me vestí algo formal para la ocasión con una camiseta blanca de mangas cortas y abombadas, un vestido azul oscuro, mallas blancas y zapatos blancos de broche.
Me miro frente al espejo y me siento emocionada y feliz a la vez que también siento nervios, pero sé que todo saldrá bien.
—Mad ven siéntate aquí para peinarte—entra mi mamá a mi cuarto
—Si mamá, pero no me tires tan fuerte el cabello porque me duele—frunzo el ceño
—Es para que no te despeines y por eso debo recoger tu cabello hasta arriba porque una vez que tu coleta quede hecha se baja.
—Pero no quiero coleta, quiero dejarlo suelto—me enojo
—No mi amor no puedes llevarlo suelto porque sé que te mojas mucho el cabello y eso te lo reseca y con el sol que hace te dará horquillas—dice mientras me peina
—Bueno, espero que una vez que entre al cole ya no me peines ma
—Podrás peinarte tu mi bebe, pero yo debo supervisar que clase de peinados llevas ¿de acuerdo?
—Si ma— aplaudo y sonrió de felicidad
—Mayida—grita desde el otro lado de la puerta mi padre—apúrate hija que se nos hace tarde y ya debe haber una fila inmensa
—No seas impaciente Lennox, estoy peinándola aún y apenas van a ser las 7 de la mañana, no tardare mucho
—¿Apenas? Ya es tardísimo debimos haber salido hace una hora, pero las mujeres de esta casa son algo lentas—dice mi padre
—Tu estas despierto desde las 5 de la mañana solo te pones el pantalón de siempre y ya estas listo, además Mad debe ir presentable, no presiones y espera—contesta mi mama enojada
—De acuerdo, bien no diré nada más, pero ya les avisé no llegaremos—mi papa sale de mi habitación levantando las manos y los hombros
Luego de que mi papá se dio por vencido en la pelea con mamá, ella termino de peinarme, me puso crema en la cara y me perfumo, todo esto lo concluyo con un beso en la frente y una recomendación de que no me mojara el cabello ni me ensucie y sé que más me vale que haga caso porque no quiero que me castigue otra vez.
Salí de mi casa junto con papá ya que era él quien se iba a hacer cargo de inscribirme y en caso de que me acepten firmar como mi representante, mientras íbamos en el carro hacia el colegio le hable de lo emocionada que estaba y de que cosas quería hacer allí, escuchábamos música de los años 80 ya que él es fan de ellas y de algunas cumbias y debo decir que sus gustos se me pegaron me encantan esas canciones.
Después de 40 minutos llegamos al colegio Helmont y desde la ventana vi sus instalaciones que a primera vista se veía como una casa con dos portones grandes en frente, una subida algo empinada y en la parte de arriba decía COLEGIO EXPERIMENTAL HELMONT, no podía creer que al fin había llegado el día esto hacia crecer mi emoción.
Una vez que buscamos un lugar para parquearnos nos bajamos del carro y nos dirigimos hacia donde estaba una fila inmensa de gente.
—Vamos Mad—tomo mi mano para caminar
Observe que había más niños un poco más grandes que mí, su forma de vestir no era como la mía, podría decir que ellos solos habían comprado todo su armario de ropa y no su mamá, esto me sorprendió bastante y a la vez empezó a despertar en mi un sentimiento raro que no había sentido en la primaria, ninguno de esos niños caminaba de la mano de sus padres además ya no corrían o saltaban.
—Pa puedes soltar mi mano—le dije mientras quitaba mi mano de la suya— creo que puedo caminar sola— sonreí tímidamente
—Pero siempre te ha gustado que tome tu mano hija—mira hacia mi algo sorprendido por mi repentina acción
—Si papá, pero ya entrare al colegio y no creo que debas tomar mi mano, puedo caminar a tu lado —dije mientras ponía mis manos hacia atrás y le sonreía
—Está bien puedes caminar libremente, pero ten cuidado, más que nada lo hacía por seguridad mi pequeña ¿entiendes? —alza una ceja
—Si papi no te preocupes entiendo —sonrío y cierro mis ojos.
Nos dirigimos hacia la enorme fila y mi padre le pregunto a una señora si era el final, una vez que lo confirmo nos posicionamos allí y comenzó la larga espera, de momentos avanzábamos rápido y otras tardaba más de 10 minutos en moverse.
Estaba a un lado de mi padre arrimada a la pared y empecé a sentir un olor agradable, me empezó a gruñir el estómago y ¡bingo! No me engaño mi olfato era un carrito de crepas que vendía un señor; lamí mis labios ligeramente y mire a mi papá esperando que entienda lo que quiero.
—Me regreso a ver y al carrito de crepas— ¿Quieres una? —me pregunto
—Asentí con la cabeza efusivamente— sí, si pa cómprame una— dije mientras junté mis manos
—De acuerdo espérame aquí y no te muevas de la fila — me dio la carpeta que contenía mis documentos
Fue hasta el carrito de crepas y no escuche bien lo que pidió, pero confió en que sabe que amo los dulces y espero que le haya dicho al señor que la rellene de crema.
Una vez que se la prepararon pago y se dirigió hacia mí con la crepa en sus manos.
—Toma mi amor, agárrala con la servilleta para que no te ensucies las manos.
—¡Gracias papi! —dije mientras agarraba mi crepa.
Empecé a comerla rápido tenía relleno de crema justo como me gusta y algunos pedazos de banana que se las di mi padre ya que no me gustan mucho, también venía con fresas y caramelo del mismo sabor en la parte de afuera. Mientras disfrutaba mi crepa la fila avanzo un poco más pero no tanto.
Ya había terminado mi crepa y luego de casi tres horas llegamos a la secretaria donde había varios secretarios receptando los documentos.
Mi papa y yo pasamos donde uno de ellos y otra vez empezó a crecer mi nerviosismo.