En mi mochila llevaba lo que me había mandado mi mamá: un pequeño cartón de jugo de naranja y un pan con mermelada de fresa que comeré en el receso.
Afuera del colegio donde estaba yo había varias ventas de cosas y comidas, pero había una que desde los primeros días me atraía y era un puesto que vendían mangos, limón y maracuyá con sal, decidí que compraría un mango con vinagre, pimienta y sal. Se me hacía agua la boca por eso empecé a comerlo rápido mientras esperaba a mis amigas.
Por la parte de abajo del colegio veo que venía el niño que se sienta atrás, traía la mochila en un solo hombro, el cabello despeinado y en la mano un tabaco.
Como auto reflejo desvíe la mirada hacia otro lado y escondí mi cabeza lo más que pude en la pared donde estaba arrimada, el paso de largo sin verme y yo sin darme cuenta hasta ese momento estaba temblando no sé por qué.
Las puertas del colegio se abrieron y mis amigas no llegaban aun así que decidí entrar y pararme cerca de un árbol para esperarlas me crucé de brazos y vi a mi alrededor mirando a todas las personas que entraban y vi a alguien que me llamó la atención. Este chico venia entrando con otro y se veía alto, tenía el cabello negro y lacio con un corte mohicano.
—Wao que lindos ojos —dije en mi pensamiento
—¿A quién ves? —me pregunta una niña de mi aula
—¡A nadie! —le respondí, despertando de mis pensamientos y dejando de verlo —¿mmm tú quién eres? —le pregunté
—¡Ah si hola! Soy Pandora Córdoba, un gusto niña alta —dice seria
—Hola —sonrío —yo soy Mayida Rigau
—Lo se jeje —me guiña un ojo —se cómo se llaman todos en nuestra aula
—¿En serio?, eso sí que es manejo del entorno —le digo
—No es tan difícil, solo debes fijarte cuando los profesores toman lista y ver quien responde a los nombres, es todo, así los ubicas más fácil
—¡Ahh! Entiendo
—Sii, bueno me voy a las gradas, adiós niña alta —se va corriendo
Me quedé mirando como se iba, es la primera vez que hablaba con esa chica, se ve que no es tan amistosa, pero es bastante directa, no me di cuenta de que alguien así estaba en mi aula.
El timbre de entrada sonó y mis amigas no llegaron, o al menos no las vi debido a que Pandora me distrajo, pero supongo que las vere en el aula.
Cuando entre vi que ellas ya están allí hablando muy animadas y ni siquiera se dieron cuenta de que ya entre otra vez, solo Lavinia que me saludo con la mano y volvió a hablar con las demás chicas, no sé por qué, pero siento que ninguna de ellas quiere estar cerca de mí pero tal vez solo son suposiciones mías.
La profesora de la primer ahora entro, era algo estricta así que me daba miedo algo de miedo esta materia, teníamos Ciencias Naturales.
—Buenas tardes jóvenes, saquen la carpeta con los resúmenes que les mande hacer, revisare que todo esté en orden. Recuerden que esto está sobre 20
Busque mi carpeta para sacarla y revise todos los resúmenes hasta ahora, creo que si sacare una buena nota ya que llevo todo al día. Cuando me nombro a mi fui hasta el escritorio de los profesores para que me revise mi carpeta.
—Bien veamos mm ¿Señorita Mayida Rigau?
Revisaba con cuidado todos mis resúmenes hasta que se detuvo y me regreso a ver seria.
—Esto está incompleto Señorita Rigau, aquí solo tiene los resúmenes de la semana de inicio y eso que ya es casi un mes que empezamos, por ende, no me queda más que ponerle 3 sobre 20 y espero que se iguale.
Me devuelve mi carpeta y llama al siguiente, me fui avergonzada a mi asiento, pensé que tenía todo, cómo es posible que me haya pasado si estuve atenta a todas las clases de esta materia ¿o tal vez no? Me puse a hacer memoria y no podía recordar como fue que lo dejé pasar.
Al momento de sentarme miré hacia abajo y puse las manos en mi cabeza cuando de pronto sentí que alguien pateaba mi pupitre con fuerza solo dirigí mi mirada hacia abajo y vi el pie de una persona. Regrese a ver atrás mío.
—¿Qué? —dice el niño de atrás sentado con el brazo en el espaldar y las piernas afuera del asiento —mira hacia otro lado que no quiero que tu horrible rostro me vea —dice pateando más duro mi pupitre.
Rápidamente regrese la mirada hacia adelante, mis manos estaban sudando al igual que mi espalda y lo único que podía hacer era morder mis uñas fuertemente y encogerme en el asiento.
Estaba tan sumida en lo que me paso que no me di cuenta cuando sonó el timbre, desperté de mis pensamientos y asustada busqué a mis amigas con la mirada, fui hasta donde ellas.
—¡Tengo tanta hambre que me comería un elefante! —dice Casiopea
—Casi tienes razón yo igual estoy muerta de hambre y como siempre me revienta la vejiga
—Ya sabemos Sigrid —responde Amanda —entonces caminen hacia el baño mujeres
Salieron juntas al baño y yo atrás de ellas, ninguna me pregunto nada al respecto y eso me hizo deprimirme, pensé que al menos tratarían de animarme.
Cuando entre al baño hice mis necesidades y me cambie la toallita ya que estoy en esos días difíciles, me apure, pero cuando salí ellas ya no estaban en el baño.
Salí afuera para buscarlas, pero no estaban por ningún lado; regresé al aula por mi comida porque tenía hambre y solo me senté en mi banca para comer.
—Aaarg me muero de hambre pana — dice un niño entrando al aula con un grupo —te dije que saliéramos más rápido, cuando llegamos al bar ya se acabó todo.
—Haco, amigo tu siempre tienes hambre —le dice otro chico
El no hace caso y fija su mirada en mi comida, se dirige casi corriendo hasta donde estoy yo.
—Oye ¿te vas a comer eso? —me dice sentado en la banca de adelante cerca de mí
—Mmm ¿quieres un poco? —le pregunto
Asiente con la lengua afuera saboreándose, le acerco un poco de mi pan y lo muerde hasta la mitad igualmente que toma un poco de jugo.
—Gracias amiga —me dice —salvaste a mi estomago —se levanta del asiento y sale del aula.