Blood

Capítulo 64

 

Me alejo rápidamente de allí y salgo de mi habitación a gran velocidad. Bajo por las escaleras del edificio de habitaciones hasta llegar al piso de abajo. Me quedo quieto, sin hacer mucho ruido y luego acercándome sigilosamente hacia el bosque para evitar espantar a quien estaba espiándome. Esto ya es algo grave, porque eso significa que alguien estuvo observándome no sé por cuánto tiempo, y por algo debe ser.

 

Trato de acercarme hacia el arbusto en el cual he observado el movimiento y con mucha cautela hago espacio entre las hojas con mis manos para descubrir al implicado, pero es inútil. No logro ver nada. Al parecer ya se ha marchado. Cuando estoy por darme por vencido y regresarme a mi habitación nuevamente, una pequeña ardilla pasa corriendo a gran velocidad a mi derecha. 

 

Pienso por un momento en hacerle caso a mis instintos y aprovechar que ya estoy aquí, aunque no sería lo idóneo si estaba siendo espiado, ya que puede que la persona siga escondida en otro rincón, pero no me importa. Río para mis adentros y una maliciosa sonrisa se dibuja en mis labios. Al fin y al cabo mi bajada hasta aquí no será en vano, y ya necesito ingerir sangre cuanto antes. No importa si es artificial, humana o animal, pero mi cuerpo la necesita, ya que está cada vez más débil. 

 

Mis pupilas empiezan a dilatarse. Siento como mis venas sobresalen de mi piel. Cada vez siento más poder, y debo aprovecharlo. Me doy la vuelta y empiezo a correr lo más rápido que puedo para perseguir a ese pequeño e inocente animal que hoy será mi cena. Durante el recorrido siento como mis colmillos crecen enormemente y como mis uñas se transforman en grandes garras. 

 

Introducido ya en la profundidad del bosque, bajo mi velocidad y camino de manera silenciosa para encontrar a la ardilla. No se me puede escapar. De pronto veo como la luna me guía hacia donde debo dirigirme, ya que su luz plateada ilumina un espacio del bosque que ya conozco muy bien. Es el lugar donde creí encontrar el collar de mi madre, cuando realmente era de Lily, con la cual discutí, por cierto.

 

Me acerco allí riendo macabramente y me alegro al ver que, efectivamente, ahí está la ardilla. Se encuentra comiendo una bellota tranquilamente, sin saber que a sus espaldas está su futuro asesino, el encargado de apagar su tonta e inútil vida. Me acerco a ella y la tomo bruscamente. El animal expulsa algunos chillidos agudos, lo cual me hace reír por todo lo alto, ya que eso no le servirá de nada. Levanto mi mano y observo a la ardilla mientras abro mi boca y dejo que mis colmillos sobresalgan para luego bajar al animal a una gran velocidad y ensartarle mis filosos dientes en su suave piel cubierta por el pelaje de color marrón.

 

Al insertar mis dientes en aquel estúpido animal, siento como empieza a derramarse la sangre de su pequeño cuerpo, y cuando estoy apunto de succionarla, unas palabras a mis espaldas hacen que me paralice por completo.

 

—¿Keyland? —Escucho una voz que enseguida identifico de quién es.

 

Me quedo atónito. Siento que mi alrededor se ha congelado, como si el tiempo se hubiese detenido. Me doy la vuelta, impactado, separando la ardilla de mis colmillos y dejándola caer al suelo, ya fallecida. La poca sangre que logré sacarle ahora está sobre mis labios, pero me olvido de ello completamente, ya que quedo frente a frente con la persona que es dueña de la voz que he escuchado, aunque con lo que logro ver me queda la duda de que sea un ser humano.

 

—No te preocupes —Traga saliva—, yo también soy una vampiresa.

 

Se trata de Lily, quien se encuentra frente a mí bajo la luz de la luna, igual de sorprendida que yo. Su piel se mira más blanca de lo común. Sus venas sobresalen enormemente de su piel pálida y sus ojos están de un brillante color violeta, al igual que aquella vez que la vi aquí en el bosque. Veo que alrededor de su boca también hay mucha sangre, y es más abundante que la que yo tengo embarrada. Más después me entero de que proviene de la rata que sostiene en su mano izquierda y la cual está totalmente destrozada. Al parecer Lily estaba cenando.

 

—¿Y si nos limpiamos la sangre para hablar mejor? —sugiere fingiendo una sonrisa en medio de la oscuridad.

 

Caminamos hacia un charco que se encuentra cerca de nuestra ubicación en medio de un profundo silencio. No sé cómo reaccionar ante lo que está pasando. Ella aún no se atreve a articular una sola palabra, pero yo trato de hacerle creer que no soy un vampiro y que lo que ha visto es una confusión.

 

—Eh... Lily, mira... yo... No es lo que crees —digo de manera enredada y nerviosa, aunque sé que es casi imposible convencerla de que lo que ha visto no es lo que realmente piensa.

 

—No es necesario que lo niegues, Keyland. Yo te vi transformado con mis propios ojos. Vi tu boca llena de sangre. Además, tú también me viste. —Lily toma un poco de agua del charco y se la echa sobre su rostro para eliminar los restos de sangre de su cara. Su estado ha vuelto a la normalidad y su lado vampiresco se esconde detrás de una falsa apariencia humana, al igual que el mío—. Sabes, eres muy bueno ocultándolo. Creo que nadie lo sospecharía de ti. Yo jamás lo hubiera pensado.



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En el texto hay: vampiros, muertes, sangre

Editado: 16.11.2019

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