Empiezo a mirar hacia todos lados para ver si logro comprobar el porqué de esta sensación, pero el olor se va alejando más y más hasta el punto de ya no percibir nada. Sigo mi camino, pero siento una mano cálida tocar mi espalda, así que me volteo para ver quién es.
—¡Hola! Mucho gusto, soy Dressler Gärtner —dice sonriente un chico de cabello negro con el típico corte de hongo, estatura mediana, tez trigueña y ojos cafés que son guiados por lentes.
—¿Qué quieres? —le pregunto seco.
—Nada, sólo quiero hacer amistad —habla sonriente nuevamente.
—Los amigos no existen —respondo frío y me retiro.
Tal vez puedo ser muy grosero, pero la vida me ha hecho así.
Al entrar a la universidad, noto que está repleta de estudiantes. Todos se encuentran reunidos en un salón cercano al jardín, por lo que me dirijo hacia ese sector. Algunos ya han hecho sus grupos de amigos, otros se encuentran con sus celulares y los restantes están como yo, solos y aburridos esperando a que nos dejen pasar a las habitaciones. Luego de unos minutos de espera, llega una mujer muy alta y vestida de manera muy elegante, parece ser la directora.
—¡A ver estudiantes, hagan silencio! —ordena mediante un micrófono—. Yo soy la directora Teressa Mörder y les doy la más cordial bienvenida a la escuela de medicina Medical Mörder —expresa sonriente mientras caen algunas serpentinas y globos.
—No sé por qué tanto escándalo, deberían de dejarnos entrar y ya —hablo entre dientes.
—Tienes razón —me dice una chica rubia que se encuentra junto a mí—. Soy Ámbar Roswell, mucho gusto. —Pone su mano en posición de saludo.
Pensé en dejarla con su saludo ahí, pero prefiero no ser tan grosero.
—Yo soy Keyland Blood. —Le estrecho la mano.
—¡Qué serio eres! —Sonríe—. Tú apellido es interesante, me caes bien —habla misteriosa.
Siento una mala vibra y un viento frío en el ambiente.
Regreso mi mirada hacia donde se encuentra la directora para seguir escuchando su discurso.
—Espero que se sientan como en casa, ya que éste será su nuevo hogar y la puerta que los llevará a ser los mejores doctores de Alemania —expresa crecida mientras acomoda su corta cabellera color miel—. Primero que todo les presento a Judith Dohman, ella será su orientadora, guía y asesora. Para cualquier duda o necesidad ella estará disponible.
—¡Hola muchachos! Yo soy Judith, aunque también pueden llamarme Judy. —Su rostro se mira alegre—. Espero que nos llevemos bien.
—Y éste es Mörder, la mascota símbolo de la universidad. —La directora muestra a un perro que parece ser de la raza que es similar a los lobos—. Él nos ha acompañado desde hace muchas generaciones, es un preciado tesoro tenerlo un año más.
Todos empiezan a aplaudir, aunque luego el rostro de la directora se torna triste.
—Lamentablemente les tengo una mala noticia. —La sala se silencia al escuchar las palabras de la directora—. Son tantos los estudiantes que se inscribieron este año en la universidad que tendremos expulsar a algunos.
—¡Eso no es justo! —reclama el chico que me saludó en la entrada.
—¡A ver, silencio, no he terminado de hablar! —habla la directora en tono autoritario—. No se van a expulsar estudiantes al azar, ya que eso nos parece injusto. Es por ello que cada uno deberá ganarse su lugar.
—¿Cómo? —pregunta Ámbar.
—Voy a ello señorita. —Carraspea su garganta—. Vamos a realizar dos pruebas. La primera consistirá en un examen básico sobre la medicina en general, las calificaciones más altas pasarán a la siguiente prueba. Los demás deberán regresar a casa, lamentablemente.
—Debemos estudiar juntos, así ambos nos quedaremos —susurra sonriente—, por cierto, soy Dressler, acabamos de saludarnos en la entrada.
—Yo no te salude, fuiste tú.
—Eres raro, aunque me caes bien, pronto me ganaré tu amistad —sonríe.
—La segunda prueba la conocerán cuando hayan superado la primera. Los dejo con la señorita Judith para que les muestre las instalaciones de la institución —anuncia la directora antes de retirarse.
—Podemos ir juntos, así nos conocemos mejor —me sugiere Ámbar mientras se acomoda su cabello rubio.
—¡Yo quiere ir con ustedes! —dice Dressler impaciente entrometiéndose en la conversación.
—¡Claro, no hay problema! —le contesta Ámbar amistosa.
—Síganme muchachos, vamos a conocer esta grandiosa universidad —dice Judith emocionada mientras se adentra en el edificio y todos la seguimos.
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Editado: 16.11.2019