La mirada de Luck está fija en mis ojos, sé lo que quiero darme a entender. Está tratando de intimidarme. Los demás se dan cuenta de que él mantiene su mirada fija en mí, así que me vuelven a ver con confusión.
—Pero prefiero no decir nombres. Diré quién es, pero eso será hasta que demuestre si es culpable o no. —Luck me muestra una sonrisa mientras entrelaza sus manos—. Y si mis sospechas son realmente ciertas.
Exhalo aliviado. Si bien no debo dejar intimidarme de él, tampoco tengo que confiarme mucho. Él es un humano, debo tenerlo presente.
Los humanos no son confiables.
—Sigamos en lo que estábamos. —Ámbar toma la iniciativa del habla, ya que desde las últimas palabras de Luck, todos nos quedamos en silencio—. Sigo pensando que es mejor hablar esto con todos los estudiantes de la universidad, ellos también querrán colaborar con nuestra investigación, ya que es algo que también les incumbe —sugiere Ámbar, dudosa.
—Apoyo tu idea. —Dressler sonríe y guiña su ojo izquierdo.
—No lo creo Ámbar. —Keren cruza sus brazos.
—Aunque no me caiga bien, apoyo la idea de Keren. A los demás alumnos parece que no les importa esto, andan caminando libremente por toda la universidad como si nada hubiese pasado, y a los que quieren hacer algo, les consume el miedo. Necesitamos gente que esté dispuesta a luchar, sin nada a qué temerle —manifiesta Luck, dando su punto de vista.
—¿A qué te refieres con luchar? —titubea Dressler—. No están pensando utilizar armas contra la directora... ¿O sí?
—Obviamente no tonto. No me refiero a luchar como si fuera una guerra, sino a una lucha de investigación e indagación —le explica Luck. Mi mente se enfoca en su nariz, en ella aún permanecen algunos rastros de sangre. Aparto mi mirada de su rostro, no quiero caer en la tentación de nuevo—. Eres un gran idiota —espeta hacia Dressler.
—No le digas así. Más idiota es el que lo dice —le digo serenamente, pero reclamándole por su comentario despectivo hacia Dressler. No lo hago por defenderlo, sino porque Luck me cae mal.
—Tranquilicémonos y no insultemos. Estamos aquí para discutir sobre lo que haremos, no para pelear —habla Ámbar, en tono autoritario, tratando de tranquilizar el ambiente.
—Como usted diga, "señora" —reprocha Keren con una pizca de sarcasmo.
El mesero interrumpe la conversación y coloca los desayunos sobre la mesa.
—Gracias —agradece Ámbar mientras envía los rizos rubios que tiene sobre su pecho hacia su espalda.
—Que disfruten su desayuno muchachos, y especialmente usted joven, disfrute su vaso de agua. —El mesero intenta burlarse de mí. Lo miro y veo que sus labios contienen una gran risa que desea expulsar.
—¿Por qué mejor no lo disfruta usted?
Me levanto de la silla, tomo el vaso con agua y se lo tiro sobre la cara, empapándole el bigote café que adorna su rostro.
—¡¿Qué es esta falta de respeto?! —exclama molesto.
—Antes de pedir respeto, primero debe darlo.
El mesero se retira hacia los baños con su rostro enfurecido.
—Se lo tiene bien merecido ese mesero, no aguantas nada Keyland. Por eso nadie debe meterse contigo —me dice Keren entre risas, mientras dirige su mirada a Luck. Él toca su nariz y boca; las cuales aún permanecen hinchadas como producto del golpe que yo le di—. Tú sabes cómo defenderte. Eres decidido, serio, tranquilo, guapo... Eso me gusta —Muerde su labio inferior.
—¡Bueno, ya! —espeta Ámbar mientras se pone bruscamente de pie—. Quiero decir, desayunemos. —Finge una sonrisa y se sienta.
Tomo asiento nuevamente y ellos comienzan a injerir sus respectivos desayunos.
—Yo opino que, si dicen que no debemos involucrar a nuestros compañeros, primero tenemos que hablar esto con nuestros padres. Ellos pueden orientarnos acerca de lo que debemos hacer —sugiere Ámbar mientras bebe un sorbo de té.
—No creo que sea buena idea. Los padres siempre exageran las cosas, es capaz que si les comentamos algo de esto nos sacarán inmediatamente de la universidad, y esa no es la solución. Al menos eso harían lo míos, más mi madre, ya que siempre vive pendiente de mis hermanas y moriría si algo les llega a pasar. A mí no me voltea ni a ver —expresa Luck mientras mastica.
—¿Tienes hermanas aquí en la universidad? —pregunta Ámbar sorprendida.
—Sí, dos.
—Tengo revuelto mi estómago, me da asco ver a Luck mientras desayuno. —Keren voltea su cara.
—¡Keren! —Ámbar trata de calmarla.
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Editado: 16.11.2019