Sé que el odio que tengo me invade por completo y hace que mis ansias por descubrir al asesino de mis padres aumenten, hasta el punto de formar mis propias teorías y sacar mis conclusiones de ellas, solamente porque eso es lo que pienso o lo que más creíble me parece, pero debo esperar. No puedo basarme en suposiciones. Debo tener pruebas contundentes. Si bien podría afirmar que la directora tiene algo que ver en todo esto, también tengo que ver que ella no es la única sospechosa. Hay otros candidatos que cada vez toman más fuerza, así que debo seguir investigando.
La siempre molesta voz de Dressler, me saca de mis pensamientos y me hace recordar dónde estoy. Él se mira muy afligido y sentimental.
—Espero que quedemos en habitaciones cercanas —me comenta Dressler, que parece que está por llorar—. Te voy a extrañar, amigo.
No le presto mucha atención, ya que mi mente está enfocado en otra cosa. Por ahora, lo que me importa es seguir prestando atención al discurso de la directora.
—Les pido que hagan silencio y se mantengan quietos, por favor, en lo que yo les comento la nueva asignación de habitaciones.
Un ayudante le entrega un gran sobre blanco a la directora Teressa.
—Gracias —musita para el joven—. Recuerden que un estudiante, ya sea su compañero de cuarto o ustedes mismos, tendrá que abandonar la habitación y se le asignará una nueva. —Comienza a abrir el sobre y de él saca una lista—. Por ende, el otro estudiante permanecerá en la habitación que anteriormente compartía con el otro, sólo que ahora estará sin compañía, claro está.
La directora, ante el ridículo nerviosismo de los estudiantes, comienza a leer la lista; asignado así las nuevas habitaciones a cada uno de nosotros.
Por el momento no me ha nombrado, pero sí a los demás. A Keren le ha asignado una nueva habitación, dejando a Ámbar en la que está frente a la habitación que yo comparto con Dressler. También ya ha hablado de Luck, diciendo que permanecerá en el dormitorio que está junto al nuestro, lamentablemente. A Mónica, la cual comparte habitación con Sarah, la ha dejado en la que duerme actualmente, ya que la permanencia de Tinkerbell en la universidad es incierta. Y no es para menos con lo que ha experimentado.
Extrañamente, no ha hablado nada al respecto de Lily; lo cual me resulta confuso y bastante raro. Lo más seguro es que no he escuchado cuando la ha nombrado, pero lo extraño es que he estado poniendo mucha atención. Quién sabe, puede ser que se me haya pasado.
—Y por último: la habitación 6-66 —pronuncia la directora con seriedad.
Algunos se ríen al escuchar el número, mientras que otros se asustan o se sorprenden. Dressler empieza a lloriquear mientras me toma del brazo y recuesta su cabeza en él, pero yo muevo mi extremidad con brusquedad para hacer que se quite.
—¡Deja de estar de ridículo! Ni que te fueras a morir si nos cambian de habitación —le digo, mirándolo con repulsión.
—Pero te voy a extrañar —habla con la voz aguda y me abraza con fuerza.
Luego, se suena la nariz, haciendo que de ella salga un gran chorro de mocos. Se pasa la mano por el órgano encargado del olfato y termina embarrándose de ese líquido viscoso cada uno de sus dedos. Posteriormente, se limpia en su camisa.
—¡Quítate! ¡Qué asco! —exclamo.
Lo empujo mientras arrugo la cara al ver que está todo lleno de mocos y por poco me llena mi camisa. Como consecuencia, su cabeza cae en las piernas de Mónica, así que ambos se sonríen y se sonrojan de la vergüenza.
Aparto mi mirada y vuelvo a prestarle atención a la directora, la cual retoma el habla en ese preciso instante.
—El estudiante Keyland Blood, uno de los habitantes de dicho dormitorio, permanecerá en la habitación número sesenta y seis del sexto piso.
No siento ninguna emoción. Me da igual si me envían a otra habitación o si me quedo en la que estoy, lo que quiero es estar solo. Aunque no hubiese estado mal si me hubieran enviado a la habitación mil, la que está lejos de todas las demás y en la que estuve con Dressler en la mañana, precisamente. Así hubiese tenido más privacidad, soledad y, sobre todo, tranquilidad, pero recuerdo que allí fue donde vi a la sombra oscura tirarse al abismo, lo cual me trae malos recuerdos, así que mejor me quedo en la habitación que estoy actualmente. Ahora que no la compartiré con Dressler, tendré toda la paz que quiero, y también podré estar siempre solo; lo cual facilitará mi estadía e investigación.
—Por lo tanto, el estudiante Dressler Gärtner será enviado a la habitación cien del piso diez, mejor conocida como la habitación mil. La última de la universidad —anuncia la directora, terminando así de asignar las nuevas habitaciones.
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Editado: 16.11.2019