Capítulo 11: "Pijamada"

Ante la agobiante intriga por la ausencia del dinero y la aparición de este raro papel, redirigí el tema de conversación en otro rumbo.

-Emily...- continué hablando -¿Qué es esto?- pregunté sacando aquel papel de mi billetera para ponerlo frente a la hambrienta Emily.

-¿Uhm?- alzó su vista hacia el papel - ¡Oh! ¡ejo!- a pesar de tener la boca llena, tuvo el descaro de meterse otra cucharada de cereal antes de responder -ej hu unero re parijipante - dijo entre mascada y mascada.

Aunque algunas veces he logrado codificar lo que dice cuando come, esta no era de una de esas ocasiones.

-Ya te he dicho que tragues antes de hablar- comenté irritado ante sus malos modales y notoria falta de tacto por las reglas para una retroalimentación eficaz.

Al percatarse de mi desfavorable humor, tragó de golpe, estoy muy seguro que casi se ahoga porque sus ojos de tornaron rojizos y llorosos, se nota que todavía le faltaba masticarlo... Impulsiva como solamente ella es.

-¡Ah!- exclamó entre torcidos por su tragar prematuro -¡Debí masticarlo mejor!

"¿Tú crees?"

-Bueno...- prosiguió con la explicación -Te dije que:"es tú número de participante"- apenas terminó de aclarar sus anteriores palabras, tomó otra cucharada como si lo anterior no tuviese relevancia alguna.

"¿Participante...? ¡Oh no...!"

-No me digas qué... ¡ME INSCRIBISTE EN ESE CONCURSO SIN MI CONSENTIMIENTO!- protesté tan notablemente disgustado, que por el calor del momento me levanté bruscamente de la silla, haciendo que esta cayese al piso.

Aunque exageré en la escena, ella ni se inmutó, me miró fijamente unos segundos solamente para guiñarme coquetamente un ojo y dedicarme una sonrisa ladina que apenas si se podía mantener por las cantidades ridículamente excesivas de cereal que se llevó a la boca.

No soy un genio en el lenguaje corporal, pero esas señas o significan un:"Te estoy coqueteando" o un "Si, eso hice", y a juzgar por el contexto de la situación, y por tratarse de Emily, sólo puede tratarse de la segunda opción.

-¡Pff!- bufé -Y supongo que usaste el dinero de mi billetera para pagar la inscripción... ¿Verdad? -saqué mi suposición a la conversación con esperanzas de que hubiese usado su dinero y no el mío.

Ella, ante mi cuestionamiento, repitió su patrón de guiño y sonrisa como si le estuviese restando importancia a lo que hizo, concentrándose en devorar el cereal mientras se desmoronan mis diminutos ánimos como una galleta.

"Deja de tratar esta situación como si fuera algo de poca importancia."

-No solamente me inscribiste sin mí consentimiento... ¡Sino que además usaste mi dinero!- reproché ya perdiendo un poco los estribos.

Soy una persona muy paciente, pero Emily tiene el don de destrozar totalmente mi cordura y templanza.
Siempre ha sido así desde niños, metiéndome en problemas y disponiendo de mi tiempo sin preguntarlo con anterioridad; estoy muy seguro que piensa que soy como una especie de muñeco para ella, que hace lo que ella quiere y debe atender a sus caprichos siempre mientras hace oídos sordos a mis opiniones.

No dijo nada en su defensa, lo que me dejó con un poco de incertidumbre; por su parte, se quedó sorbiendo las últimas gotas de leche que quedaron en el fondo del exageradamente grande tazón donde comía.

-¡No iré!- comenté ante su falta de habla -¡Esta vez no haré lo que te plazca sino lo que me plazca a mí! ¡No importa que se pierdan esos 20mil sans!- dictaminé con decisión y firmeza en mis palabras y facciones faciales.

-Bueno- se levantó de la silla con el tazón vacío en sus manos, dirigiéndose a la cocina - es tú decisión - expresó de manera muy mansa y empática.

Me tomó por sorpresa su respuesta, el hecho de que no lanzara una réplica absurda o un clásico:"¡Tienes que ir! ¡Como tú representante exclusiva, te lo ordeno!", es algo que me llegó de sorpresa.

La observé brevemente como se dirigía a la cocina antes de seguirle el paso en su misma dirección.

-¿No me dirás que lo haga?- le pregunté entrañado.

Ya en el fregador de la cocina, ella se arremangó la camisa hasta lo codos para lavar el tazón donde comió.

-No lo haré- respondió.

-¿En verdad?

-Si, no miento- afirmó abriendo el grifo y tomando la esponja.

-¡Oh...! ya veo...

El espacio vacío que había dejado nuestra falta de comunicación fue usurpado rápidamente por el sonido del constante flujo de agua cayendo en el desagüe cromado tras pasar por el tazón que era enjabonado por la esponja.

-¡Hey! ¡Jhony!- Emily tomó la iniciativa de reanudar un diálogo -¿No sabes dónde estén buscando personal para trabajar medio tiempo en las tardes?- planteó una extraña interrogante para continuar la conversación.

-Pues, la verdad es que no tengo ni la menor idea...- respondí sin ser de mucha utilidad -¿Por qué lo preguntas? ¿Una amiga tuya necesita trabajo?

Hubo un breve silencio antes de su contestación

-Nop, es para mí, hoy me dijeron que me fuera- informó sin dejar de fregar -Al parecer si llegas tres veces tarde en la semana te echan, y todo por conseguir esa tonta inscripción... ¡Tuve que rogarle a la chica para que me dejara inscribirte sin que estuvieras presente! ¡Fué un dolor de cabeza! y todo para que ni siquiera vayas a competir... ¡Qué desperdicio!- agregó con una risa al final, quizá en un intento de no hacerme sentir mal.

En otras ocaciones, dudaría un poco de su testimonio, pero en vista de   que lleva puesta ropa casual en lugar de su uniforme, sugiere que le hicieron devolverlo...

"La despidieron por mi culpa..."

"Y para colmo la traté mal estando aquí..."

"Es cierto, no debió hacer las cosas sin mi aprobación, pero lo hizo con buena intención..."

-¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Te comió la lengua el gato?- cuestionó ante mi enmudecimiento repentino -Todo está bien, fue mi culpa, pensé que te emocionaría estar en una competencia como todo un artista profesional, pero tal parece ser que yo era la única emocionada... Fue mi culpa- aunque quería hacer ver que el error fue de ella, realmente se escuchaba decepcionada.