Jimin se encontraba aterrorizado por tener que entrar sólo para conocer al rey, no dejaron pasar ni a Namjoon ni a Jungkook; ambos insistieron en que tenían que acompañarlo, incluso Namjoon se atrevió a golpear a un guardia. Y por eso los hermanos fueron llevados a una celda. Dejándolo solo.
Un guardia abrió las grandes puertas del salón e hizo a Jimin entrar. Ni bien entró, un guardia lo tomó por la espalda y bajó con fuerza el cuello de su chaqueta.
—¡Hey! ¡Cuidado con la chaqueta!—vociferó enojado, quitándose al guardia de encima. Se acomodó la ropa y observó al hombre.
—Es él—fue lo único que dijo el guardia, para después salir del salón, aunque no sin antes recibir una pedrada por parte de Jimin.
—Después de tantos años, te he encontrado—Jimin se giró extrañado hacia el rey y frunció los labios.— Kyun Byul...
—A ver, espérese.—lo cortó en seco mientras levantaba ambas manos— En primer lugar, debería decirle a ese animal que debe de tratar mejor a la gente y en segundo lugar, mi nombre es Park Jimin, no Chun... como sea.
—Tienes el carácter de tu madre—masculló el rey con una pequeña sonrisa. Jimin soltó un bufido y se cruzó de brazos.— ¡Bien! Te diré todo para que no me veas como si yo fuera el malo de la historia.
Jimin aceptó a regañadientes mientras se recargaba en la estatua del dragón que había a un par de metros de él.
—Los Park y nuestra familia fueron grandes amigos durante muchos años, pero cuando se corrió la noticia entre los reinos de que la reina de Arbogs había dado a luz a un hermoso niño rubio, la condesa Park se enceló porque ella no podía tener hijos...—el hombre observó a Jimin, quien estaba con la vista fija en algún lugar del suelo con los ojos brillos, antes de continuar con su historia—; entonces ella contactó a unos hechiceros oscuros y eso fue lo que dio inicio a "la guerra de las estrellas". Te arrebataron de los brazos tu madre en su último aliento de vida. Ellos dieron por destruido el reino de Arbogs, así que no se preocuparon de que te buscarían.
Jimin soltó una lágrima, él quería demasiado a su padre —a su madre no tanto— e imaginar que estuvo de acuerdo con eso, le rompía toda la buena imagen que tenía de él. Lo admiró por todas las cosas buenas que hizo por él y por otras personas que pensar eso le dolía en el alma.
—Mi padre, él no era así—defendió al hombre con el ceño fruncido. El rey negó indignado.
—Por supuesto que no. Taehyun era un gran hombre, sólo fue engañado por la condesa al igual que todos.
Jimin suspiró aliviado y secó las lágrimas traicioneras que habían caído. Se llamó tonto por haber pensado que su padre había estado de acuerdo con todo eso.
—Tu nombre es Kyun Byul.
El de cabello azul frunció la nariz al escuchar el nombre y negó ligeramente.
—Park es el apellido de mi padre, lo admiré tanto y realmente me gustaría quedarme con él—le hizo saber sus deseos muy seguro de sus palabras, por lo que el rey asintió resignado. No esperaba que Jimin aceptara todo en segundos. —Gracias.
—Ahora tengo algo importante que decirte—el rey hizo una pausa para pararse frente a Jimin, después continuó—. Debes encontrar al príncipe del quinto reino antes de que sea tarde.
Jimin se quedó estático cuando escucho aquellas palabras de nuevo. Él ya había escuchado aquella frase, muchas veces en sus sueños o en ocasiones cuando se perdía en sus pensamientos esa voz se hacía presente. Durante toda su vida lo había hecho. Y un tiempo pensó que se estaba volviendo loco, casi corta su cabello de la desesperación.
—Eras tú—acusó sorprendido y enojado en partes iguales—. Tú me hablabas, diciéndome que encontrara al príncipe, que si me relacionaba con alguien más, esa persona moriría.
—Bueno, eso último quizá no sea tan cierto—se excusó el rey divertido, indignando a Jimin con su sonrisa y eye smile. Muy similar a la suya.
—¡Por usted rechacé a alguien con quien realmente me hubiese gustado intentar algo! —acusó enojado, su ceño fuertemente fruncido y su mirada filosa. —Le hice daño y posiblemente no quiere volver a verme.
—Tu gusto por esa persona no hubiera durado de todos modos—le restó importancia el hombre, se levantó del trono y comenzó a caminar lentamente hacia Jimin—. Tu destino siempre ha sido el peculiar príncipe del quinto reino... su destino está entrelazado desde la creación del universo. En la cueva de las memorias están cada una de sus vidas... en las últimas dos sus finales no fueron bonitos, en la penúltima él murió y en la anterior a esta lo rechazaste y dejaste de hablar.—acunó las mejillas de Jimin entre sus grandes manos y comenzó a acariciarlas con sus pulgares— ¿Has escuchado eso de «la tercera es la vencida» pues sí en esta vida no se encuentran y; aunque suene forzado, están juntos, el primero que muera de los dos... tendrá que despedirse de todo para siempre, pues su alma dejará de existir. Creo que sabes lo que eso significaría para el otro.
—Vagaría en busca de alguien que ya no existe y viviría infeliz por el resto de sus vidas futuras—recitó Jimin afligido. Posó sus preocupados ojos en los del rey y tragó saliva—. El príncipe está desaparecido desde hace seis años, ¿Cómo lo encontraré?
El rey soltó las mejillas de Jimin y del bolsillo de su pantalón sacó dos collares, uno con una hermosa piedra zafiro protegida con ramificaciones de oro y el otro era escarlata con las mismas ramificaciones. Los ojos de Jimin brillaron cuando los vieron y trató de tocarlos, pero el hombre los alejó de su alcance. Jimin lo miró molesto.