Borradores

Eee

Espejos”
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Hay algo frío y vacío
Detrás de su sonrisa
Está de pie en un paso elevado
En una milla milagrosa
 


 

Porque eras de un mundo perfecto
Un mundo que me tiró hoy
Para huir lejos.
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Descendió del auto con ademán cansado y aburrido, aferrando su mochila en una mano y ajustándose la capucha de la chamarra para protegerse de la llovizna que caía amenazando tormenta.
Torció el gesto y soltó un suspiro al contemplar el lugar que desde ahora llamaría hogar. Por fuera, el edificio se veía enorme y opaco, parecía algo rústico, pero los altos ventanales le daban ese toque moderno que la hacían ver menos como sacado de una de esas películas de Hitchcock.
 


 

Siendo que su padre prometió un nuevo comienzo en está ciudad, era por demás irónico que la bienvenida resultará en un paisaje gris y helado. 
 


 

Subió la fila de escalones y pegó su cuerpo contra el portón para protegerse del agua, un momento después su padre se acercó, sosteniendo únicamente dos maletas, pues el resto de sus pertenencias habían sido llevadas con antelación, así que oficialmente hoy se instalaría en el que antes hubiera sido el departamento de su abuela.
Jungkook nunca tuvo demasiado contacto con ella, por lo que el lugar le era ajeno e impersonal, al igual que la persona que se los había heredado.
 


Subieron por el elevador hasta el piso trece, el cual era solo suyo, un lugar enorme para solamente dos personas.


El señor Jeon introdujo el código para abrir la puerta, la cual hizo un sonido chirriante al momento de empujarla, pero solo se encontró con oscuridad. Seung Heon intento encender las luces sin éxito, haciendo una mueca antes de pedir a su hijo que le esperara un momento en la entrada. Jungkook no sabía si eso era una buena señal, pero se contuvo en protestar o hacer algún comentario, puesto a que el tema de la mudanza había sido el motivo de discusión de las últimas semanas, así que no valía la pena amargarse un día de por sí ya sombrío, para emitir protestas que de cualquier manera no serían escuchadas. 
 


Las luces entonces se encendieron, y por fin pudo echar un vistazo al interior, le sorprendió que en realidad el sitio no era tan anticuado como aparentaba la fachada. Supuso eso había sido más por idea de su padre que otra cosa, ya que aunque ligero, aún podía percibir el olor de la pintura.

Un tono azul cielo decoraba las paredes, aunque era claro que predominaba mucho más el blanco. 
 


 

Debía admitir que el hecho de tener un pequeño closet junto al pasillo de entrada y un mueble dónde colocar el calzado, había sido un detalle que le agradó bastante, ya que en el anterior departamento, las cosas siempre terminaban tiradas de cualquier modo junto a la puerta.
 


 

Se quitó los zapatos los cuales estaban manchados de barro y los coloco fuera del mueble en un costado. 
 


De manera curiosa, comenzó un pequeño análisis del recibidor, el cual no salía de lo común, con los sillones blancos y una mesa de cristal en el centro. Había algunas plantas a manera de adorno y algunos cuadros que solo estaban ahí como parte de la decoración. Tan salido de un catálogo que parecía poco real, pensaba Jungkook. 
Sin embrago y pese a lo anteriormente dicho, había algo resultaba aún más fuera de lugar y eso eran los espejos, pues para su gusto, habían demasiados.

Arqueo una ceja y camino por la estancia para verlos más a detalle, sin embargo fue una sorpresa darse cuenta que al parecer estos no fueron colocados por capricho de su padre, sino que estaban fijos en la pared.

-- No es posible quitarlos. -- dijo la voz tras él, su padre se limpiaba las manos con un pañuelo, sin prestar mucha atención -- Son parte de la casa.--

-- ¿A la abuela le gustaban esas cosas?-- preguntó de una manera algo arisca.

-- Mi madre tenía cierta fascinación por los espejos. Le gustaba coleccionarlos, pero cuando tu abuelo falleció, ella llevo su gusto por estás cosas a otro nivel. -- dijo su padre con un encogimiento de hombros.-- Guarde varios de los espejos en una de las habitaciones, pero me temo que hay muchos que están firmes a las paredes, así que fue imposible removerlos.--

-- No sé si esto me agrda.-- confesó, dándose vuelta y mirando de frente a su padre. Seung Heon era un hombre severo y por demás serio, así que Jungkook se sorprendió un poco al ver fragilidad en esos oscuros ojos. Sin embargo, así como lo vió, se fue. ¡Vaya novedad!, el hombre de hielo tenía sentimientos.

-- Tu habitación es la puerta al final del pasillo.-- dijo su padre un poco más duro de lo que pretendía, mientras apartaba la mirada y entregaba una de las maletas a su hijo.-- La mía está en el lado opuesto. --

--¿Es en serio?--

-- Así no volverás a quejarte de que no puedes dormir por el ruido. --

Hizo una mueca y negó con un gesto de la cabeza, pero no respondió. Era increíble como su padre no entendía que no era el ruido el que le molestaba, sino el hecho de que aún después de llegar tan tarde de la oficina, utilizaba el departamento para volver a trabajar. De por sí, le había tomado años que respetará por lo menos la cena y dejará el maldito teléfono o el papeleo, lo triste fue que cuando por fin lo consiguió, ya era demasiado tarde, Jungkook ya no era un niño que necesitara que su papá le aconsejará o que por lo menos lo escuchará, y es que simplemente ya no lo conocía, por lo que su relación había sido sepultada en largos y cansados silencios.

Jungkook decidió pasar de largo a su padre e ir directamente a conocer su nuevo dormitorio, el cual no salió de lo extraordinario, solo paredes blancas desnudas y una recamara sencilla. 
Dejó su mochila sobre el escritorio y soltó un suspiro cansado.



#326 en Fanfic

En el texto hay: jin jungkook jinkook

Editado: 23.11.2024

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