Hasley
—¿Quieres hacer algo hoy? —le pregunté a Luke ladeando mi cabeza, pero él no respondió—.
Hey, Luke —dije en un cantito mientras pasaba mi mano por su rostro.
—¿Ah? —Parpadeó un par de veces hasta mirarme bien.
—¿Me estás escuchando?
—Lo siento —se disculpó relamiéndose los labios.
—¿Ocurre algo? —Traté de sonar un poco suave, intentando que no se sintiera presionado por
ello.
—No —negó unas cuantas veces.
—¿Estás seguro? —Levanté unas de mis cejas y él dio un suspiro intranquilo.
—Sí, lo estoy —afirmó rascándose la barbilla—. ¿Qué me estabas diciendo?
Atrapé mi labio entre mis dientes y decidí ya no insistir. Últimamente Luke había estado actuando
raro, se desviaba fácilmente de nuestras conversaciones, como si estuviese pensando en algo que
le preocupara demasiado y se iba sin decir alguna palabra, aunque no necesitaba explicaciones me
preocupaba, porque tenía la pequeña incertidumbre de que su comportamiento se debía a algo
mucho más personal y privado.
—Te preguntaba si querías hacer algo hoy… —murmuré por lo bajo, queriendo recordarle,
aunque claramente él no lo haría porque no me había
estado prestando atención.
—Honestamente no tengo ganas de salir, de hecho, quería retirarme, no me siento bien —explicó
en un ligero suspiro entre medio, dejándome un poco desilusionada.
Miró su bandeja de comida con disgusto, estaba sin tocar, ni siquiera su jugo había bebido. Con su mano la movió a un lado alejándola de su cercanía haciendo una mueca de disgusto.
—Luke —lo llamé. Él no se dignó a dirigirme la mirada, en cambio, solo hizo un sonido extraño
con la boca para que yo continuara—. ¿Te ha hecho algo tu padre?
Esta vez, alzó sus ojos hasta los míos, y pasó su lengua con rapidez sobre su labio superior.
—No. —Suspirando estiró sus piernas por debajo de la mesa causando que sus pies chocaran con
los míos y los regresó para levantarse de su asiento, fruncí el ceño ante su acción y me susurró
casi inaudible—: Nos vemos después.
—Espera —gemí deteniéndolo, tomé su mano por encima de la mesa y lo obligué a que me
volviese a mirar—. ¿Qué tienes?
—Nada, Hasley —pronunció con mucha firmeza mi nombre y negó unas cuantas veces. Apretó sus
labios formando una tensa línea y los volvió a abrir para hablar, claramente, irritado—. Tengo
sueño, solo iré a descansar, luego te veo.
Por esta ocasión, no protesté para dejarlo ir quedando inaudita ante su contestación, sentía mi
pecho aún encogido por la forma que escogió de en qué me habló, pero dolía aún más el hecho de
que me había llamado por mí nombre y no por mi apellido como solía hacerlo. Se sentía realmente
extraño. Luke con pasos rápidos desapareció por completo detrás de las puertas de la cafetería.
Quería decirle que me había parecido la canción que hace tres días me pidió que escuchara. Era
realmente hermosa, me encantó, la letra era magnifica y me enamoraba cada segundo. Esperaba a
que él me preguntara sobre ella, pero no fue así. Observé la pantalla de mi celular que indicaba la
hora para la siguiente clase, di un suspiro de cansancio y emprendí mi camino a mi aula.
??
Rezaba desde que entré al lugar para que él no estuviera ahí y que, solo por esta vez, la suerte
estuviera de mi lado. Gracias al cielo, así fue. Mi respiración se tranquilizó y los nervios se
detuvieron cuando pude ver solamente a la pelinegra, quien jugaba con unas cuantas servilletas
desprendiéndolas entre sus dedos.
—¿Jane? —murmuré por lo bajo cuando me aseguré de que estuviera lo suficiente cerca para que
me escuchara.
Su mirada azul se levantó haciendo contacto con la mía, su mandíbula se tensó un poco y elevó
unas de sus cejas para después fruncir el ceño.
—¿Sí? —intentó afirmar, pero falló en el intento.
—Disculpa si te interrumpo —lamenté con la voz tranquila.
—Descuida —murmuró.
—¿Podemos hablar? —pedí haciendo una mueca de súplica.
—¿De qué?
A juzgar por su rostro podía ver que estaba un poco nerviosa como si mi presencia la incomodara,
y aunque no entendía por qué, intenté no tomarle tanta importancia. Jane tomó una profunda
bocanada de aire y trató de tranquilizarse ante mí.
—Es algo privado —murmuré—. Se trata de Luke.
—Ah, Luke —soltó. Miró a su lado a un chico pálido con ojos grisáceos y habló por lo alto—.
Dave, estaré por un rato fuera, intenta cubrirme.
—¿Y si no lo hago? —él retó.
—Conocerás lo cabrona que puedo llegar a ser —gruñó burlona.
Dave soltó una risa y alzó el pulgar en forma de aceptación, Jane sin molestarse saltó por encima
de la barra para estar al otro lado junto a mí.
Me dedicó una sonrisa dándome a entender que comenzara a caminar, dirigí mi vista al suelo y
comencé a hacerlo.
—¿Qué hizo, Pushi? —ella inició y di una pequeña risa por el peculiar apodo.
—No ha hecho nada —confesé en una mueca.
—¿Entonces? —dijo en un tono confundido, la miré unos segundos un
poco apenada.
—No te lo tomes a mal, pero quería pedirte el número de André, ya que tenía pensado hablar él. —Me abracé a mí misma e intenté decirlo sin que se sintiera ofendida—. Es su mejor amigo, creo
que sabría lo que ocurre en él.
—Yo soy su prima y créeme, los tres hemos pasado mucho tiempo juntos, lo que sea que quieras
saber te lo puedo decir… —Su voz se fue apagando y me miró seria—. Aunque pensándolo bien,
quizá tengas razón, hay cosas íntimas de hombres que entre ellos dos se cuentan y su machismo no
deja que yo escuche.
—Gracias por entender. —Le dediqué una sonrisa, pero la desesperación me estaba carcomiendo
por obtener una respuesta. Pasé las manos por mi rostro y ya me encontraba hablando—. Jane, tu
primo me preocupa.
—¿Por qué? —musitó con el entrecejo levemente fruncido.
—Se distrae mucho, no sé qué ocurre en él. —Me apoyé en la pared y sentí mis ojos arder, no
quería llorar, sin embargo, mi debilidad era más fuerte que mi resistencia—. Últimamente tiene un
humor intocable, quiere que no me meta en sus cosas y no quiero imaginarme que esto se debe a
que su padre lo… —me detuve al instante cuando me di cuenta de lo que estaba a punto de decir,
pero ya era demasiado tarde.