Lo odiaba rotundamente, ¿él qué tenía que ver con eso? ¿Acaso él había pedido que su familia estuviera involucrada con él? ¡Estuviera loco! Nunca, nunca pediría estar vinculado con Harry. O como sea que se llame ese tipo. Por Dios, él apenas sabía levantar su puño para tocar la puerta cuando llegaba a su casa.
Gruñó mientras entraba a la oficina de ese señor, su padre alzándole los dedos pulgares dándole apoyo pero solo quería correr y lanzarse por una ventana.
Rodó los ojos e ignoró a su traicionero padre que sería capaz de venderlo a Desmod Styles por un abrazo suyo.
—Louis —saludó él acomodando su traje costoso—, qué gusto verte, hijo.
—Digo lo mismo, señor Styles —extendió su mano recordando a su papá diciéndole que debía hacer ese gesto.
El señor le devolvió el gesto y se abstuvo de hacer una mueca porque él no llevaba a ese contacto con sus amigos de años.
—Siéntate —le indicó, y lo hizo como si trabajara con él—. Espero que tu padre te haya dicho para qué estás aquí.
Louis asintió recordando como su progenitor le suplicó –casi de rodillas– que fuera a ver al señor Styles, su jefe, que le tenía un gran deber, pero el castaño se negó durante días hasta que su padre logró convencerlo sobornándolo con un Audi, y que lo perdonen pero él no podía negarse. Aceptó ir, mas no aceptar el gran cargo que le tenían. Aunque ya lo sabía, los padres de Harry habían sido citados un par de veces en la escuela para retirar a su hijo moribundo de la enfermería.
—Estoy agradecido, Louis —dijo el tipo con una sonrisa amarilla—, no sabes el favor que me haces mientras mi hijo aprende algo de defensa personal.
Gastadero de dinero, pensó pero solo asintió con educación.
—Lo sé —dijo dispuesto a seguir hablando para negarse pero Des lo interrumpió.
—Harry y mi esposa te agradecen que hayas aceptado el cargo de ser su guardián por unos meses —dijo—. Entiendo que existen personas especializadas en estos temas pero como entenderás queremos que Harry lleve una vida normal.
Casi se atraganta con su saliva. Frunció su frente y miró hacia su espalda para ver a su padre con una gran sonrisa en sus labios. Lo odió en ese instante.
No tenía opción, tendría que proteger al idiota de Harry.