El calor me sofoca, me hace delirar. No consigo comprender lo que me rodea, solo veo sombras e imágenes que no tienen sentido alguno. Cierro los ojos, tal vez así me maree menos. Oigo una voz que parece tan lejana como el mundo mismo, aunque por momentos parece estar susurrando al lado de mi oído. La voz juega, como traída por el viento, y su risa cristalina se aleja en invisibles espirales. Su continuo vaivén me adormece, me hace anhelar las caricias del sol y los lejanos días de juegos en la playa.
Mis ojos se cierran lentamente, a la par que la voz se va haciendo más clara y nítida. Cuando estoy en el borde de la conciencia logro entender unas palabras: "morirás esta noche". No puedo pensar en lo que significan, sólo puedo cerrar mis ojos y dejarme llevar…
“Lo lamento” pienso. “No siempre vas a tener la razón”.