Nos levantamos temprano, tal vez por la emoción del viaje, tal vez por los ruidos, tal vez porque no dormimos bien...
Un celular tirado en el suelo reproduce una canción cantada dulcemente por dos mujeres, pero es como si nada estuviera sonando.
Cada una de las 6 chicas de la habitación tiene la mirada perdida, metidas en su propio hilo de pensamientos.
Algunas escuchan la canción, o el bullicio que se empieza a formar en el pasillo.
Otras miran por la ventana o a algún punto fijo.
Una intenta volver a dormir. La habitación está tibia y en silencio, a pesar de la música y el eco de voces que entran de afuera. Es que el silencio está inmerso en sus cuerpos, impregnado en sus ojos. No ha sido una buena primera noche.
La canción cambia, y como si fuera una señal, la vida vuelve a la habitación. Tres se levantan y se van, dos se remueven en la cama, y la última comienza a escribir.