El colectivo avanza, lento. Adentro hace mucho calor y afuera cae la nieve. Dentro, los jóvenes charlan y bromean, comparten la comida, chistes y risas.
Afuera, sólo el viento mece las plantas.
La niña va sentada sola en uno de los asientos delanteros, observando todo por la ventana. Se siente sola, pues su única amiga, que debería estar en el asiento contiguo, se fue a sentar a otro lado.
Mira por la ventana, intenta concentrarse en leer el libro que ha traído. No puede.
Intenta hablar, pero su voz se pierde entre las demás, pequeña y perdida, pidiendo ayuda para acabar con su soledad.
Vuelve a su asiento, toma el libro y llora sin lágrimas. Llora silencio y soledad.
Llora, sola.