—El arte, el licor, y la música clásica, ellos eran la familia que él quería, su esposa y sus hijos solo eran el producto de sus bajos instintos — dijo.
—Eso debió de molestarle mientras crecía
— Cuando jovencita, pero después no le di mayor importancia a mi padre, aprendí a quererlo de ese modo.
—¿Qué hay de sus hermanos?
— Nada, Héctor se perdió en la música Rock, cosa que volvía particularmente molesta a mi madre, pero traía sin cuidado a mi padre, que utilizó uno de los extraños momentos en los que nos hablaba, para aconsejar a su hijo del medio que si quería podía estudiar sobre la música.
—¿Funcionó?
— De maravilla — dijo, sus manos jugaban con el borde de la taza en sus manos — Héctor ha estado estudiando la música desde entonces, le va bastante bien, trabaja para una disquera y la remuneración es buena.
—Sabía que el sr Barton tenía hijos, tres para ser exactos, pero no estaba enterada de sus ocupaciones — dije, secretamente complacida al obtener nueva información que antes no tenía y quizás, una nueva persona a la cuál entrevistar. — ¿Quién es el mayor?
— Yo lo soy — dijo — luego viene Héctor y el más pequeño es Iván.
—¿Qué hace él?
— Está estudiando para ser cirujano
—Hmm, una carrera grande para el más pequeño de la familia
Elena Barton giró sus ojos mientras sonreía con ironía.
— Siempre hizo lo que se le diera la gana, un dolor de cabeza, pero inteligente, ha sabido aprovechar bien el fondo que padre guardó para él.
Cuentas llenas de dinero para los hijos, interesante.
—¿Todos sus hijos tienen una cuenta parecida?
— Así es — dijo — a padre no le agradaba nuestra existencia, pero no iba a permitir que su estirpe fuese inútil, su reputación hubiera quedado por los suelos
—¿Al señor Barton le importaba mucho la reputación?
Elena asintió.
— Mucho más que su arte.
No me sorprende de un artista que tiene un enfoque tan bizarro en cuanto a la imagen de la familia.
—¿Qué hay de usted?
—Decoradora de interiores
No pude evitar mirar el desorden de la casa nuevamente.
Elena Barton rio sin muestra alguna de enfado o incomodidad.
— Es un desastre, lo sé, padre era un acumulador y un desordenado, mamá siempre lo mantuvo a raya, pero una vez que nos fuimos todo se salió de control, tampoco es que a él le importará mucho — dijo — estoy segura de que muchas de las cosas que hay aquí él ni siquiera las usó, quizás las pudiera vender en una venta de garaje si llegan a estar en condiciones decentes.
—¿Qué me puede decir de su madre?
— Una mujer trabajadora, hermosa, me tuvo bastante joven y a mis hermanos, a ver déjame pensar — dijo, sus ojos entrecerrados mientras rebuscaba en su memoria — Héctor nació nueve años después de mí, Iván es dos años menor que él.
—Tengo entendido que su madre era...
—¿Esposa trofeo? Claramente, por eso su trabajo era tan pesado, — dijo — no muchas personas tienen el estómago para aguantar a un hombre.
Una pequeña sonrisa quiso adueñarse de mis labios cuando escuché a Oliver atorarse con su propia saliva, pero la mantuve bajo control.
—¿Qué piensan hacer con la casa?
—Me la quedaré yo por supuesto, mi madre no quiere poner un pie nuevamente aquí, y yo soy bastante sentimental, a mis hermanos les importa poco.
Quise seguir preguntando para saber más acerca de quién era, Maurice Barton, pero el sonido del celular de Oliver interrumpió, puse la grabación en pausa, aunque sabía que el irritante sonido se había quedado grabado.
Oliver me hizo un gesto con la mano de que esperara, y se levantó para ir a una parte alejada. Si lo llamaron es porque lo necesitan, reanude la grabación para preguntar sobre la relación de Maurice y Manuel.
— Hábleme sobre Manuel Sánchez
—¿Qué quieres saber?
—¿Usted cree que se pudo haber prevenido la situación con Manuel Sánchez?
Elena Barton resopló.
—Si mi padre no hubiera sido un tacaño mala paga, sí, Manuel solo quería su pago.
Eso fue... inesperado, después de todo ¿Quién simpatiza con el asesino de su propio padre?
— ¿Dice que eso justifica a Manuel Sánchez?
—¡Obvio no! — dijo, la indignación grabada en sus ojos — solo digo que dicha situación no hubiese pasado si mi padre no se hubiera vuelto loco al no querer pagar, Manuel era un hombre inestable, era obvio que algo así iba a ocurrir.
—¿No estaba de acuerdo con que Manuel Sánchez trabajará para su padre?
— No, y sonará clasista, pero un hombre como Manuel, era obvio que traería problemas consigo — dijo — hablé varias veces con mi padre para que lo dejara de contratar, pero él era terco, y decía que mientras sus vicios se quedasen fuera de la casa a él no le importaba contratarlo.