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—¿Crees en los finales felices? —ella le preguntó, trazando un caminó con su dedo en el pasto verde; dónde los dos se encontraban sentados.
—¿A qué te refieres?—el chico frunció su ceño por la pregunta y decidió voltear a mirarla.
—Ya sabes, como cuando lees una historia y al final todo lo que se complico se resuelve y termina de maravilla. Finales felices —aclaró
Él chico relamió sus labios y volvió de nuevo su rostro al frente; mientras escogía las palabras correctas para responder.
—No lo se. Es complicado responder a eso. —comenzó— Cuando lees un libro la historia siempre quedará como lo que es, una simple historia. Así que los finales felices son lo que más deseas. Pero todo se complica en la vida real, aquí los finales felices, son sólo un sueño anhelado por muchos.
La castaña dejo de juguetear con el pasto y decidió mirar atenta al chico sentado al lado. Le sorprendía la profundidad con la que había respondido a su pregunta.
—Los finales felices son sueños muy hermosos —después de mucho pensar respondió.
Sus palabras se repetían una y otra vez en su cabeza. Era verdad los finales felices solo podían existir en los libros y películas.
—¿A que viene tu pregunta? —inquirió, dejó de mirar hacia el frente y acunó su cabeza entre sus piernas flexionadas, dándole su total atención a la chica.
—No lo sé —se encogió de hombros— creo que siempre he sido de las personas que sueñan con los finales felices, y ese tema es algo intrigante para mi.
—No cuesta nada soñar, Claire, pero tampoco te aferres a eso —suspiró— es decir, siempre hay que soñar pero manteniendo los pies sobre la tierra, ¿me entiendes?
La castaña asintió un par de veces y decidió copiar la postura de su amigo pero ella viéndolo a él.
—Por cierto. ¿Recuerdas al chico de las carreras?
—¿Axel? —intentó adivinar
—No, él no. El que te salvo de ser atropellada —explicó
Claire intentó recordar aquella noche, he inmediatamente su cuerpo sintió algo extraño al recordar primeramente a aquel chico. ¿Cómo lo olvidaría? si por él ella estaba hoy en día aquí.
—Así es. Su nombre era Luca.
—Vaya así que hasta el nombre te dio.
—Fue porque se lo pregunté —se defendió la chica.
—Como sea— Matthew meneo una de sus manos restandole importancia al asunto— Fui el fin de semana y me lo volví a encontrar, estuvimos platicando sobre la carrera unos minutos, hasta que de repente me preguntó por ti.
Sus ojos y labios se entreabieron un poco por la impresión. Habían pasado más de dos semanas desde aquel incidente y aún así, aquel chico la recordaba. Se sintió un poco apenada, pues ella apenas y lo había recordado hoy, solo porque Matthew se lo mencionó.
—¿Por mí?—pregunto incrédula.
—Si, por ti —afirmó el castaño— Al principio no supe de quien me hablaba pues te apodo como "la señorita suicida".
Las mejillas de Claire enrojecieron, ¿cómo se atrevía aquel desconocido a llamarla de tal forma cuando apenas y habían interactuado unos minutos?.
—Después te nombró y supe que hablaba de ti—continuó contando Matt— Creo que le gustaste. Me pidió tu número telefónico.
Su respiración se descontrolo unos segundos por las palabras de su amigo, pero después de intentar calmarse se convenció a sí misma de que no era algo extraño, parecía algo normal.
—¿Se lo diste? —se apresuró a preguntar.
—Pero por supuesto y absolutamente que si se lo di.
Claire se levantó abruptamente del cómodo pasto y fulmino con la mirada a su amigo.
—¡¿Como pudiste!?. ¡Es un extraño!—reclamó
Él chico con calma también se levantó y cruzó sus brazos sobre su pecho, mirando con desdén a la chica.
—Sí, el extraño que salvó tu trasero —defendió— además prometiste socializar más este año ¿no? Es una excelente oportunidad para que lo hagas.
—¡Eso no quita que sea un completo desconocido!. Y sí, prometí eso, como también tu prometiste que me darías mi tiempo para hacerlo y que ¡NO te involucrarías! —soltó exaltada— ¡¿Qué tal si es un secuestrador?!
Matthew rodó los ojos por la dramatization de su amiga. Sabía que aquel sujeto era buena persona, pues de no ser así no habría salvado a una extraña y no habría preguntado cómo se encontraba y por supuesto que jamás habría preguntado su número telefónico. Ese chico se había flechado por Claire. El sólo estaba haciendola de cupido para ver a su amiga progresar con su vida social y amorosa.
—Estas exagerando. Es obvio que le gustaste y te quiere volver a ver. No veo el problema.
—¡¡Aaaaaghhhh!! —soltó un pequeño grito y subió sus manos al aire dejando muy en claro que estaba molesta
—Tranquila bestia
—¿Sabes qué? Mejor voy a ayudarle a tu mamá a preparar esos muffins, antes de que te decapite.
Una enojada Claire avanzó por todo el jardín trasero y se adentro en la casa.
—¡Dramática! —grito Matt por lo alto antes de que la castaña entrará por completo.
Había venido a ver a su amigo para desaburrirse un poco, su semana de terror había terminado, por fin los exámenes parciales se habían acabado, sin embargo eso no significaba dejar de seguir estudiando, al menos no para Claire. Así que en un intento desesperado por despejar su mente una poco de todos esos números y letras le marco a Matthew, le preguntó si estaba en casa y cuando el lo confirmó salio disparada hasta su hogar.
Todo había transcurrido bien, jugaron unos cuantos juegos de mesa hasta que se haburrieron y entonces, decidieron salir al jardín y tomar un rato el sol. Pero eso no había resultado tan bien, pues ahora le empezaba a dar migraña por el enojo.
No podía negar que posiblemente estaba exagerando de más pues, si Matthew decía haber ido a esas carreras el fin de semana, eso significaba que no la llamaría solo había pedido su número por cortesía, o algo así, pues hoy era miércoles y su teléfono no había sonado para nada.
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Editado: 10.01.2022