Broken (bad reputation ll)

Capitulo 1

Capítulo 1
Evan

El sonido de la ambulancia me aturde, quiero ignorarlo, pero no puedo. Hay tanto ruido en el ambiente y lo único que quiero escuchar es la risa de Ada, verla despierta y que se levante de esa maldita camilla donde la llevan. Esto no tendría que estar pasando, sin embargo, no podemos contra las malditas jugadas del destino. Aron y Bethany se adelantaron al hospital, allá voy a verlos. Yo me subo a la ambulancia con Ada, no quiero despegarme ni un solo instante de ella, quiero seguir viéndola aun cuando sus ojitos están cerrados y su piel va perdiendo color. Si hubiera sabido que esto pasaría, maldita sea, no la hubiera dejado sola así me gritara mil veces que no me quería ver. Siento que me están arrebatando una parte de mi vida o quizá mi vida entera. Los paramédicos no me dejan acercar mucho a ella, la revisan y empiezan a conectarla a cables.
Le rompen la blusa para revisar la herida, uno de los paramédicos dice que está perdiendo mucha sangre y yo no veo que hagan algo por ella. 
Maldita sea, si me deja… si ella se muere nunca se lo voy a perdonar. Siento que me estoy quemando por dentro, no puede simplemente morir y dejarme solo en este mundo de mierda.
Puedo soportar estar lejos de ella si así lo quiere, pero que esté bien. Es lo único que pido. Mi celular suena en mi bolsillo trasero del pantalón y lo saco para atender, sin despegar los ojos de mi amada.
Es Aron.
—Hermano…
—Hay algo que no te va a gustar —me interrumpe—, van a llevarse a Ada fuera del país.
—¿Qué? 
—Esa ambulancia donde vas va directamente al aeródromo, no al hospital. 
Bajo el celular y saco la pistola, maldito jaguar y su gente me están jodiendo las pelotas. Me advirtió que no me le acercara a Ada, pero yo le hice la misma advertencia. Los paramédicos emblanquecen y levantan las manos cuando les apunto.
—Tranquilo, baje el arma —me pide uno de ellos.
Están locos si piensan que voy a dejar que se la lleven así de fácil, vuelvo a poner el teléfono en mi oreja y siento como mi cuerpo empieza a subir de temperatura por toda la furia que tengo.
—Intercepta.
—En eso estoy.
Cuelga y unos segundos después la camioneta se mueve de un lado a otro y se detiene de golpe. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para protegerla, y si ese infeliz quiere llevársela primero tendrá que pasar sobre mí para lograrlo. 
—Así que se la quieren llevar lejos de aquí.
—No… no señor, le juro que lo único que nosotros hicimos fue auxiliarla. 
Aron abre las puertas de la camioneta y sin dejar de amenazarlos con el arma los jalo y saco de la camioneta dándoles una patada en el culo, seguramente esta mierda en donde estamos metidos lleva algún rastreador así que tenemos que ser rápidos, sobre todo porque Ada cada segundo se pone peor. Mi hermano sube a otro hombre vestido de blanco, él está igual o más espantado que los paramédicos que acabamos de echar, luego de subirlo a la fuerza, Aron cierra la puerta y toma el control de la ambulancia. 
Me estremezco cuando Ada entreabre los ojos y se queja, mi pequeña, quisiera ser yo el que estuviera en esa maldita cama desangrándose y no tú.
—Tiene los signos vitales muy bajos, no creo que resista.
Aprieto los ojos e inhalo y exhalo con toda la fuerza que me es posible. 
—Si ella no se salva voy a llenarte la maldita cabeza de plomo, así que ponte a trabajar.
La ambulancia vuelve a estar en movimiento, señal de que Aron ha comenzado a tener el control de la unidad. Eso podría ponerme tranquilo, pero no voy a mentir ahora, los nervios y el miedo me están matando. Y no quiero dejar de verla, ni de tocarla porque quizá sean los últimos momentos que paso a su lado, no quiero que termine, me estoy repitiendo cuantas veces puedo que ella va a estar bien para convencerme de que así será. Y sobre todo estoy intentando no doblegarme y ponerme como un loco, sé que si muestro como me siento en realidad, el infeliz que está aquí muriendo de miedo no estaría haciendo todo para salvarla. Después de unos minutos, que para mí pudieron ser lo más largos en mucho tiempo, Aron detiene la ambulancia, después abre la puerta y entre los tres bajamos la camilla, a unos pasos lejos de nosotros está el avión privado que va a llevarnos a Brasil, estoy consciente que debemos ser lo más rápidos posibles porque seguramente esta ambulancia tiene algún chip de rastreo, y a estas alturas ya se debieron de dar cuenta que se desvió del camino.
—Debemos darnos prisa, pronto estarán aquí —le digo a Aron.
Él asiente con la cabeza. Este avión tiene una habitación, llevamos a Ada directamente ahí haciendo a un lado la maldita camilla. Bethany se pone a llorar y volteo a verla, no me habia dado cuenta que viajaría con nosotros, está siguiendo a Aron, lo cual me pone contento. Parece que mi hermano ya encontró quien lo haga feliz, aunque pobre chica, si se queda a lado de nosotros tendrá que vivir lo que nos espera a todos, las malditas consecuencias de llevarme a Ada lejos de las manos del jaguar. La maldita voz diciendo que tenemos que sentarnos porque estamos a punto de despegar entra por mis oídos y me aturde, no quiero separarme de ella ¿nadie lo puede entender?
—Hermano, tenemos que sentarnos.
—No quiero alejarme, quiero seguir viéndola.
—Evan, entiende. Solo serán unos segundos.
Me sacan de la habitación y el único que se queda con ella es el maldito doctor de pacotilla que no hace más que temblar y balbucear tonterías. Me siento, paso las manos por mi cabeza, sigo pensando que esto está pasando por mi culpa, jamás voy a perdonármelo.
—Por favor, mi niña, son solo 40 minutos. Resiste —murmuro.
Nadie puede escuchar lo que digo, ni sentir lo que siento, solo yo. Desde mi lugar escucho los sollozos de Bethany y a mi hermano consolándola. Con todo esto ni siquiera tuve tiempo de llamar a casa y decir que vamos para allá, espero que ya lo sepan. Mientras hacemos el despegue miro hacia la ventana, sé que después de este viaje nada volverá a ser igual, puedo presentirlo. Voy a tener la imagen de esa ambulancia abandonada a mitad del aeródromo en mi cabeza por mucho tiempo, acompañada por la imagen del rostro de Ada y cuerpo tendido en el piso casi sin vida. Puedo jalar cuantas veces pueda mi cabello, puedo golpear o tirar cualquier artefacto, pero nada hará que me sienta mejor. Me pongo el maldito cinturón porque eso quieren que haga, yo desearía estar allá atrás con mi niña.
—Evan, Ada estará bien —dice mi hermano desde su asiento.
—Eso espero, porque si no armaré un desastre hasta que alguien pague por esto. Tú me conoces, sabes perfecto que no me ando con juegos.
—No te adelantes a los hechos, cuando menos lo pienses volverás a tenerla contigo, sana y salva.
Me volteo y cierro los ojos, quiero dejar de escuchar todo lo que me saca de quicio. Quiero dejar de ver a todos los que me estorban para poder estar en este momento con ella, incluso a la estúpida azafata que se levanta a darnos la bienvenida y a desearnos un excelente vuelo, como si estuviéramos aquí porque nos vamos de vacaciones.
Ojalá fuera eso.
Fijo mi vista en el botón en color rojo que significa que debo llevar el maldito cinturón puesto, lo hago con la única intención de mantenerme quieto y esperar, pero me desespero mucho más. Me limpio el sudor de la frente y miro por la ventana, aunque mi mente está en otro lado. En cuanto el foquito se pone de color verde me quito lo que me está atando e impidiendo que me ponga de pie y vaya tras ella. El medico se topa conmigo en el camino, no tiene muy buena cara y en mi corazón empieza a crecer otra grieta.
—¿Qué pasa? —pregunto no queriéndolo hacer.
—Hay que operar de inmediato.
Levanto los brazos y las cejas. 
—Pues hágalo.
—No puedo, no cuento con lo necesario para realizar una operación, y si lo hago y algo se complica puede morir.
—Y usted también, recuérdelo bien —lo agarro de la camisa y él trata de zafarse—, si no la salva, lo mato.
Lo suelto y se topa con pared, sé que me estoy portando como un animal y que no hay equipo para operarla, pero mis esperanzas son las que dan de gritos y ordenes, no yo. Yo me siento derrotado, y aun no hay comenzado la guerra.
 



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En el texto hay: mafia, celos, romance

Editado: 05.07.2022

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