Día a día, semana a semana, los abusos seguían suscitándose entre la comunidad estudiantil. Útiles robados, casilleros atiborrados de basura, butacas rayadas, vaselina puesta intencionalmente en las baldosas de los corredores. El promedio escolar del grupo se vino abajo.
Miradas de desconcierto, citaciones constantes a los padres de familia, reportes impartidos a quienes figuraban como mejores alumnos. Todo estaba mal en la clase, pero aquellos amargos momentos no se habían limitado ni un poco. Las respectivas sanciones habían sido dadas. Mientras que una parte del grupo era asignado a labores de aseo, el resto debía lidiar con trabajos nimios que, sin embargo, representaban una interminable pesadilla.
— ¡Ve por ella, bola de grasa!
Caleb Vega sorbió por la nariz segundos antes de correr tras la pelota que uno de los alumnos de tercer grado había arrojado intencionalmente fuera de la línea de la cancha.
En las gradas, Zoe Horan cumplía la labor de repartir las toallas, resintiendo en sus adentros los comentarios despectivos de las chicas hacia su "nuevo estilo de cabello".
A Cora Duff le había tocado limpiar los espejos de los baños. El martirio de ver su propio reflejo, la interrumpía cada tantos minutos. No podía con la situación, con ella, con nada.
Siguió llorando y limpiando por intervalos.
***
Nahar Lennox, Paul Hume, Sven Serra y Tadeo Silva, no habían corrido con la misma suerte del resto de la clase.
En cambio, debían pintar los contenedores de basura. Y vaya sorpresa se habían llevado cuando "casualmente" pasaron Lucas y Oliver. Esta vez no iba Saul con ellos, pero si otro par de acompañantes varones que no tardaron en hacer gala de su fuerza física. El fuerte sobre el débil.
Ninguno había tenido oportunidad alguna. La paliza fue inminente y prolongada. Los profesores estaban ausentes, pero, así y todo, nadie se habría atrevido a decir nada por temor a que las cosas empeoraran. Cada uno era esclavo de sus propios temores y debilidades.
***
Noah titubeó al dar vuelta a la página. Se encontraba en la biblioteca, ajeno al bullicio exterior, trataba de centrarse en el tema que encabezaría el próximo examen. Sentía mucho miedo por la ausencia de Tareck. Sabía que había escapado, pero...
¿Y si volvía?
Parpadeó repetitivamente cuando unos dedos rozaron la siguiente página, cambiándola por él.
Levantó la mirada, atemorizado, pero pronto su semblante se llenó de dicha. Era Saul.
—Doce minutos leyendo la misma hoja. —musitó, impasible—. ¡Qué curioso! —sonrió, contagiando a Noah con tan simple gesto.
De inmediato el rubio se puso de pie para abrazarlo, lo hizo con tanta fuerza que Saul tuvo que sostenerse de la pared lateral para no caer. Estaban solos en la biblioteca, unidos el uno con el otro, ya no solo en presencia, sino también en emociones. Compartían un lazo definitivo, un vínculo afectivo que traspasaba toda barrera previamente impuesta, derivada de los prejuicios.
Se observaron en completo silencio. Noah rompió poco a poco el abrazo y sus ojos tintinearon en mudo asombro cuando se supo repentinamente besado por Saul.
***
Después del almuerzo, ocurrió un hecho insólito que enlazó a todo un grupo. Se trataba de un citatorio que hacía alusión a una reunión en el audiovisual del colegio al término de las clases. Dicho citatorio había sido impreso con el sello de la escuela. Todo indicaba que se realizaría una junta, y aunque los alumnos estaban en mutuo desacuerdo, sabían de antemano que no podían evadir.
Los más ilusos llegaron a concebir la errada idea de que los eximirían de sus "injustos" castigos, de las burdas actividades que debían realizar dentro de las instalaciones.
Las siguientes clases se desarrollaron con normalidad, sin eventualidad alguna. Todos se sabían víctimas de "algo" una situación que ellos mismos habían propiciado pero que, a su vez, ignoraban. Por ello nadie se atrevió a hablar, nadie hizo mención sobre lo que ocurría, pese a que los abusos se habían incrementado día con día. Era como si todos hubieran decidido mantener un silente acuerdo entre ellos.
Y entretanto, Noah Styles miraba en derredor, absorto en la expresión meditabunda de sus compañeros, en los rostros golpeados de Paul, Sven, Tadeo y Nahar. No entendía qué estaba pasando, pero no le gustaba en lo absoluto. Le habían dejado en paz, sin embargo, desconocía del todo la razón.
Horas más tarde, Noah se retiró de la penúltima clase, presentando el justificante que le había sido entregado por la directora en pos de visitar a su padrino al hospital. Ese hecho en particular se lo había comentado a Saul anteriormente, así que no le preocupaba el tener que ausentarse de las clases restantes. Habían quedado de verse más tarde en casa del rubio. Lo que este ignoraba, era lo que se suscitaría ese día. Algo que él mismo había desencadenado.
***
Marcharon hacia el audiovisual en dos grupos disueltos. Por un lado, los varones y por el otro, las féminas. La escuela entera se hallaba sumida en un silencio desalentador. No se veía a ningún profesor, y el timbre de salida no había sonado en ningún momento. Algunos lo atribuían al citatorio, pero chicos más espabilados mentalmente como Tadeo Silva sabía que ese era un hecho circunstancial, dado que el grupo citado había sido uno sólo. Así pues, había una cosa que no encajaba en la situación. El qué, era un completo misterio.
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Editado: 17.01.2024