Después que Sally fuera curada por el joven Zarzakovich y la llevaran de vuelta al apartamento, ella se encerró en su habitación por dos días, no salía ni siquiera a comer, los chicos quisieron entrar, pero la puerta estaba hechizada, no podían romperla, Jason y Alejandro dejaron que Sally lidiara con la muerte de su hermana como ella quisiera, querían ayudarla, pero Sally no quería siquiera hablar del tema. La joven Dorman les explicó lo que había visto, les proyectó la visión de Taris, y les dijo que hicieran todo lo posible para descifrarla, luego entró a su habitación.
Jason y Alejandro sabían que no podían obligar a Sally a hablar sobre sus hermanas, pero tampoco querían dejarla sola, por lo que, si debían salir, solo salía uno. El otro se quedaba en el apartamento por si Sally llegara a necesitar algo. Ambos chicos hicieron lo posible por encontrar el cuerpo de Eva, pero el Vaticano estaba mucho más seguro que antes, ni siquiera podían acercarse sin ser detectados. Alejandro había localizado el lugar de la muerte de Eva, mas no el cuerpo de la chica. Todos creían que había sido quemada, pero cabía la posibilidad que el cuerpo aún existiera y si es así, podían recuperarla, un demonio con la fuerza de Alejandro, que controlaba la necromancia, podía lograrlo.
Sally no quería salir de su habitación, ni siquiera estaba segura de querer venir al apartamento, pero no tenía otro lugar al que ir. Todo en ese lugar le recordaba a sus hermanas, intentaba localizarlas, aún no quería aceptar que se habían ido, pero era inútil, la magia de las chicas ya no estaba, ya no existía. Sally sabía que los dos chicos querían ayudarla, pero solo quería estar sola. El primer día intentó localizar a sus hermanas, al fallar, lo único que pudo hacer, fue llorar en su cama hasta quedarse dormida. Soñó con Jess y Eva, ambas le decían que no se diera por vencida, no podía permitir que un demonio como Astaroth se apoderara de la tierra, habían luchado toda su vida contra los demonios, y aunque no estuvieran juntas, la misión seguía en pie, debía detener a Astaroth. Sally al despertar, apuntó las palabras que se repetían en su cabeza, las palabras que la visión de Taris le había dicho, no entendía por completo lo que querían decir, las analizó por horas, después de un buen rato, entendió que Astaroth ya estaba en el reino humano y que era cuestión de tiempo para que se uniera con su parte femenina. Debía detenerlos. Sally siguió pensando en la visión, pero aún más en lo que Taris le había dicho, “la ciudad oscura”, nunca había escuchado algo así, si era un lugar, ahí debía estar la respuesta a cómo derrotar a Han.
Jason y Alejandro había estado estudiando la visión que se les había sido entregada por Sally, pasaban las horas y no encontraban nada. Por lo que Alejandro decidió enfocarse en lo que Taris le había dicho a Sally, el joven Zarzakovich sabía que enfrentar a Han no era fácil, la mujer era muy fuerte, pero si lo que Taris le había dicho a Sally era cierto, si la manera de deshacerse de Astoreth era matando a Han, debían poder traer a la directora de vuelta. Jason había traído libros antiguos de una vieja librería, pero no eran suficiente, Alejandro estaba buscando un hechizo para poder unir una bruja y un demonio, si lograba encontrarlo, podía darle la vuelta. El joven Zarzakovich había buscado por horas, sin encontrar nada.
Ambos chicos se encontraban en la sala de estar, Alejandro mordía un bolígrafo pensando en lo que Taris le había dicho a Sally y cómo encontrar un hechizo para separarlas. Mientras que Jason leía uno de los libros que había traído, Jason Wintt sabía que los libros no los iban a llevar a ninguna parte, pero los mantendría ocupados, mientras buscaba la manera de escaparse e ir a hablar con Han. La puerta de la habitación de Sally se abrió.
—Astaroth ya está acá. —dijo la joven Dorman arribando a la sala de estar.
—¿Cómo lo sabes? —pregunta Jason.
—Taris, la visión. Finalmente pude ver la visión porque Astaroth ya está aquí, de otra manera, la visión no sería visible para ninguna bruja. —explica Sally.
—Sal… —dice Alejandro. —¿Estás bien?
Jason se aparta de ellos, se sienta en uno de los sofás, sabía que se estaban acercando, no podía permitir que lo descubrieran. Era cuestión de tiempo para que Alejandro y Sally se enteraran que Jess está encerrada con Lilith y el verdadero Jason. Debía ir a asesinar a Jason.
—Sí… No lo sé, creo que sí. —Sally sonaba triste. —No puedo quedarme cruzada de brazos, mis hermanas murieron intentando detener a Astaroth, debo terminar nuestra misión.
—No estás sola, ¿sabes? A penas nos conocemos, pero no tienes que pasar esto sola. —dice Alejandro.
—Es que… aún no puedo creer que ya no estén. Es difícil imaginarme un mundo sin ellas. —la voz de Sally amenazaba con quebrarse.
Alejandro se acercó a la joven, abriendo sus brazos, al ver la aprobación de Sally, le dio un abrazo. La joven Dorman quería llorar, pero ya estaba cansada de llorar.
—Barrow. —dice Jason. —Barrow, Alaska.
—¿Qué? —pregunta Alejandro separándose de Sally.
—La ciudad oscura de la que Taris te habló, es Barrow y está en Alaska.
—¿Cómo lo sabes? —pregunta Sally.
Jason Wintt voltea el libro que tiene en las manos, dejando ver un pequeño texto, luego lo pone frente a su cara y lee:
—Barrow es la única ciudad, más bien, pueblo donde el sol no llega por seis meses seguidos, pasa en total oscuridad. La luna llena siempre está brillando en el centro del cielo.