Capítulo 51

—Si haces eso, no vas a volver. —le dice Olsen a Lilith.

—Es la única manera de salvarlo. —contesta la madre.

—Te acabo de recuperar, no quiero perderte otra vez. —dice el hombre.

—Nuestro hijo es más importante. —la mujer ya había tomado una decisión.

—Lilith, no quiero que te vayas, podemos encontrar otra forma. —la voz del señor Dynomarc se estaba empezando a quebrar.

—Olsen, hay algo que debes saber. —empieza la mujer.

Antes de seguir hablando, Lilith inhaló y exhaló una gran bocana de aire, sabía que después de decir lo que iba a decir, Olsen podía molestarse con ella, odiarla quizás, pero tenía que decirlo antes de irse.

—Nuestra hija también está viva. —escupe Lilith sin hesitar.

Olsen se echó para atrás, la sorpresa invadía por completo su rostro, pero después de unos segundos, la sorpresa se convirtió en molestia.

—¿Cómo se llama? —pregunta Olsen.

—Jessica, Jessica Lithuriel. —la mujer podía leer con facilidad el odio y repulsión en la mirada de Olsen. —Lamento no haberlo dicho antes.

Olsen se giró y se fue del lugar, dejándola sola en aquella gran habitación, Lilith vio como Olsen se marchaba, sentía ganas de ir tras él y explicarle todo, pero contuvo ese impulso. Olsen estaba molesto con justa razón, estuvieron juntos todo ese tiempo y ella no quiso decirle nada, pero la mujer tenía miedo del rechazo de él, cuando se enterara de lo que ella le había hecho a su propia hija Olsen la odiaría, por eso no quería contárselo, pero ahora, el hombre simplemente se marchó, sin decir nada, lo había decepcionado y una vez más, serían separados por la eternidad, pero por el momento, lo único que Lilith podía hacer, era salvar a su hijo, estaba segura que él le contaría todo a su padre.

Después de que Lilith arribara al Santuario y le dijera a Olsen que la amenaza de Astaroth había desaparecido, aunque no le dijo cómo, ambos fueron al cuarto de experimentos, era un lugar muy bien resguardado, las paredes eran de un vidrio que podía soportar el disparo de un tanque, dentro de éste estaba Jason, sentado en una silla, no había dicho nada, solo veía fijamente hacia el frente, tenía una mirada oscura, deseosa de sangre, casi malvada.

Olsen y Lilith trataron por horas buscar la manera de liberar a Jason de la magia de Astaroth, después de más cincuenta intentos fallidos, Lilith le contó a Olsen lo que ella podía hacer, le contó sobre las doce maldiciones supremas, pero especialmente una, extraction daemonibus init, una maldición que le permitiría sacar la magia del cuerpo de Jason y absorberla ella, aquello solo podía ser ejecutado por demonios de gran poder, hasta el momento, solo un demonio había sido capaz de lograrlo, pero éste murió después de unos minutos. Al ejecutar aquella maldición, la magia del cuerpo de Jason sería extraída de golpe, Lilith la recibiría, pero un cuerpo no puede soportar tanta magia, como del receptor ni del emisor, por lo que el cuerpo de Lilith colapsaría provocando una explosión en cadena que podría destruir todo a su paso en kilómetros. Olsen se lo prohibió rotundamente, pero ella estaba segura de que podría desviar aquella magia directo al lugar donde su reino fue deshecho, para que éste absorbiera toda ésta magia y se reconstruyera, pero había un problema, ella quedaría nuevamente encerrada allí.

Lilith y Olsen discutieron sobre lo que ella quería hacer, Olsen no quería que la mujer volviera a quedar encerrada en un lugar donde no pertenece, y ésta vez sí sería para siempre, nunca volvería a verla. Aunque Olsen insistía en que debía haber otra forma, Lilith sabía que era la única manera de poder salvar a Jason, ahora con Astaroth en otra dimensión la magia demoníaca del cuerpo de Jason se volvía más fuerte. No tenían tiempo para ponerse a pensar.

Ahora Lilith veía a través del vidrio a su hijo, Olsen no estaba, la mujer tenía que hacerlo, pero no podía ejecutar una maldición como esa dentro del Santuario, tenía que sacar a su hijo de ahí y finalmente salvarlo. Lilith no quería hacer aquello sola, quería que Olsen la acompañara, pero después de haberle dicho lo de su hija, no estaba muy segura si el hombre si quiera volvería a verla a la cara. Cuando rompes la confianza de alguien, nunca la vuelves a recuperar en su totalidad, por lo que sabía que había perdido a Olsen, pero ahora lo único que quería era poder despedirse.

Lilith conocía cada rincón del globo, por lo que conocía el lugar perfecto para ejecutar la maldición. Un lugar donde nadie saliera herido si algo salía mal, la mujer estaba arriesgando su vida por la de su hijo, aunque ella explotara, su hijo iba a estar a salvo. El joven Wintt podría recuperar su magia gracias a Olsen, ya que era su padre y cuando lo otorgaron de poder, le dieron sangre de Jason. Lilith levantó su mano y cadenas salieron del suelo debajo de Jason, atándolo con fuerza; en este momento no podía confiar plenamente en su hijo; luego abrió un portal al lado de ella; dentro del cuarto de experimentos no se podían crear portales, los absorbentes de magia los destruirían; entró al cuarto antes de que sus cadenas fueran desechas, sacó a Jason y atrajo el portal hacia ella, ambos desaparecieron del Santuario.

Olsen escuchó el ajetreo en el cuarto de experimentos, sabía que Lilith ejecutaría la maldición. El hombre apenas estaba empezando a procesar que su hijo estaba vivo, ahora le dicen que su hija también, y se lo dice la mujer con la que ha pasado los últimos días, no sabía porqué Lilith le había mentido, él había sido completamente honesto con ella, la amaba, pero tal vez ella a él no, estuvieron separados por mucho tiempo, puede que el amor en él solo haya crecido, pero en ella disminuyó por completo, aunque el tiempo en aquella cabaña le decía lo contrario, Olsen Dynomarc estaba confundido, ahora tenía a sus dos hijos con él, no sabía exactamente dónde, pero estaban vivos y era lo que importaba.