Después de que Olsen llevara a su hijo de vuelta al Santuario y volviera unas cincuenta veces al desierto para buscar pistas sobre el paradero de Lilith, el hombre le devolvió su magia a Jason, o al menos, eso era lo que estaba intentando desde hace horas, pero el joven gritaba de dolor cada que Olsen hacía el más mínimo intento de hacerlo.
Olsen Dynomarc era un hombre que había sufrido toda su vida, nunca pudo estar con la mujer que ama, además, le arrebataron a sus dos hijos, le hicieron creer que estaban muertos y cuando vuelve a reencontrarse con la mujer que tanto ama, ésta lo traiciona y le oculta información sobre sus hijos, el hombre estaba perdido; casi tanto como su hijo; no sabía qué creer más. Lilith lo había engañado, podía asegurar que Jason lo iba a rechazar, podía sentirlo, no podía explicar cómo, pero presentía que Jason no lo iba a recibir con un abrazo.
Olsen se asoció con Astoreth solo para poder hacer que su vida tuviera el más mínimo sentido, el hombre estaba perdido, pero finalmente alguien había visto algo en él, aunque fuera para usarlo como arma, Olsen estaba feliz de poder ayudar, pero mientras más pasaba el tiempo, más se daba cuenta que lo que estaba haciendo no era algo de lo que se enorgullecería en el futuro, por esa misma razón había logrado que Astoreth creara el Santuario, de esa manera, al menos cuando muriera podía decir que había hecho algo bueno, aunque él era la principal “rata de laboratorio” del lugar, estaba seguro de lo que estaba haciendo era algo bueno, aunque a veces lo ponía en duda.
Después de mucho tiempo, el hombre se encontró con su mujer, con la información de sus hijos, todo aquello era como un enorme balde de agua fría para él, pero finalmente sabía que su vida sí tenía sentido, que había sufrido todo aquel tiempo para recibir esa gran recompensa, Olsen Dynomarc no podía estar más feliz, aunque todo aquello solo tardó unas semanas, después; nuevamente; todo se derrumbó frente a sus ojos y no hubo nada que el hombre pudiera hacer para evitar, una vez más, estaba perdido.
Jason Wintt se encontraba en una celda-laboratorio, no se habían molestado en encerrarlo en una celda de verdad porque el chico estaba débil, ni siquiera podía ponerse de pie, en el lugar donde estaba, podían hacerle pruebas para saber cómo iba reaccionando su cuerpo, pero no había noticias alentadoras, todo estaba empeorando, la magia demoníaca de Astaroth había hecho un gran daño en el cuerpo del chico. Todas las células del cuerpo de Jason estaban en fase terminal, y por más que hicieran para salvarlo, las células volvían a su estado antiguo, era como si el cuerpo del chico exigiera la magia de Astaroth, aunque ésta le hiciera tanto daño.
Olsen había dado la orden de que mantuvieran a su hijo bajo vigilancia, mientras él buscaba la manera de que el cuerpo de Jason aceptara la magia que él le quería pasar, la suya propia. Pero en ese momento, Olsen estaba en su habitación, en el penúltimo piso, el hombre no dejaba de pensar en Lilith, en Jason, en todo lo que había luchado para recuperarlos, y cuando finalmente los tuvo, no pudo mantenerlos con él. Olsen sabía que si el cuerpo de Jason no aceptaba pronto la magia, moriría, pero él no podía permitir que su hijo muriera en sus brazos. Había una manera agresiva de entregar la magia al cuerpo de Jason, pero era un arma de doble filo, podía matarlo instantáneamente, o podía recuperarlo por completo, Olsen no quería arriesgarse de esa manera, no podía asesinar a su propio hijo, pero hasta el momento no había otra manera de hacerlo.
La técnica que cruzaba la cabeza de Olsen nunca había sido puesta en práctica, muchos la conocían, pero debido a que nadie lo había intentado, nadie se arriesgaba a hacerlo. Además, cuando un cuerpo queda sin magia, una vez le devuelvan ésta, el cuerpo la acepta sin dudar, pero el cuerpo de Jason parecía tener algo malo. Aquella técnica había sido inventada por La Legión, con ella lograron atacar a muchos enemigos, aunque conllevaba dos o tres brujas para ejecutarla, solo le llevaría a Olsen un esfuerzo extra. Solamente tenía que buscar un lugar neutro, donde no causara tantos daños, tendría que colocar a Jason Wintt a cierta distancia, al menos unos cinco metros, vendarle los ojos, esposarle las manos y pies, después de esto, vendría la parte de Olsen, tendría que llevar toda la magia que va a otorgar a Jason a la palma de su mano; una de las cosas más difíciles de hacer incluso para brujas expertas; luego tendría que disparar directo a la cara de Jason, la magia entraría por los ojos, nariz y boca, directo al cerebro, obligando a éste a aceptar la magia, pero si el cuerpo de Jason la rechaza, el cerebro del chico quedaría cocinado.
Aquella idea recorría una y otra vez la cabeza de Olsen, podía hacerlo, él lo lograría, pero no quería asesinar a su hijo. El señor Dynomarc debía tomar una decisión lo antes posible, los tratamientos que estaban utilizando para mantener a Jason en recuperación estaban dejando de funcionar, si Olsen no encontraba otra manera de hacerlo, debía poner en riesgo la vida de Jason Wintt.
La manera en que arribaron Sally y Jess no fue agradable, las chicas casi tuvieron que pasar por un agujero de gusano, sintieron como los huesos de su cuerpo se doblegaron en miles de formas, para poder atravesar por una apertura de cinco centímetros. Las chicas sintieron como sus ojos casi se salían de sus cuerpos, cada parte de ellas les ardía como si estuvieran siento atravesadas por miles de agujas al mismo tiempo, la sangre en su cuerpo estaba tan caliente que sentía como le quemaba los huesos, los músculos y el azúcar en de sus cuerpos disminuyó a niveles peligrosos, al igual que la hidratación. Pero finalmente lo hicieron.