Capítulo 67: Pasaporte y el boleto.

Estoy muy sofocada, siento como si mi cuerpo estuviera churruscado, es terrible estar tan acalorada, todo me pica, quiero acostarme en mi jacuzzi y no salir hasta sentir mis dedos arrugados.

Después del desayuno subo a la habitación de Alam, me baño más de tres veces, al menos tiene una regadera, eso es un gran alivio para reducir por algunos momentos el bochorno que estoy sintiendo.

Estoy en la cama acostada y tengo puesta una camisa de Alam, alguien toca la puerta, yo me quedo en silencio, me da vergüenza ver a los chicos y que ellos crean que soy una ramera por haberme acostado con Alam.

No sé si ellos nos escucharon, y estoy muy avergonzada, la mirada de Jamil me dejó algo nerviosa.

En este país es una aberración tener relaciones sin estar casados y no quiero que Adel y Jamil piensen mal de mí.

Vuelven a tocar, yo sigo en completo silencio.

—Jazmín, ¿por qué no respondes?, ¿estás bien? —Alam entra a la habitación y se acerca lentamente, él toca mi frente.

—Tengo mucho calor, diría que demasiado. —Expreso con una sonrisa y dándome aire con la mano.

—¿Te has hidratado? —Pregunta con la voz ronca—. ¡Estás recién bañada! Mi camisa te hace ver sexy y atrevida. —Dice acercándose a mí, él se acuesta encima de mí y me da un beso en los labios.

—¡Detente Alam! Los muchachos nos pueden escuchar. —Digo con la voz áspera mientras lo aparto de mí, no quiero que ellos piensen mal y crean que yo estoy usando a Alam, para mi beneficio.

—Te ves linda cuando te molestas, se te arruga la frente y te pones roja como una manzana. —Toca en medio de mis cejas y me da un beso en ese mismo sitio— A mí me gusta muchísimo la manzana, en este momento quisiera comerme una de carne y hueso. —Alam toma mis manos y las acaricias.

—Disculpa por hurgar en tus cosas, necesitaba ponerme algo ligero y entre tu ropa encontré esto. —Cambio drásticamente de tema, él se ríe de una manera tan coqueta, en mí se ha despertado el deseo de quitarle esa sonrisa con mis labios, sacudo mi cabeza y trato de mirar para otro lado de la habitación.

Él toma mi rostro y lo agarra, me atrae hacia él y empieza a repartir besos en mi frente, luego en la cara y el cuello y por último los labios.

—Alam bájate. —Él me carga y me saca de la cama.

—Oye, bájame, ¿para dónde me llevas?

—Vamos a quitarte la calentura que tienes. —Me lleva a la ducha, abre la regadera, me baja al suelo y empieza a quitarme la ropa que estorba, me abraza con fuerza, el agua cae por mi cuerpo mientras sus manos tocan mis caderas.

Por un buen rato, nos damos caricias y besos dentro del baño. Él busca varias toallas y seca cada parte de mi piel, dando un beso por donde va pasando la toalla.

—Me gustas demasiado —susurra Alam con sus labios en mi oído. Ese gesto hace que escalofrío recorra todo mi cuerpo.

Alam sonríe, me lleva a la cama y sigue devorando cada parte de mí con su boca y manos.

Hacemos el amor lento y pausado disfrutando cada sensación, ambos tenemos una química, algo que jamás había sentido por alguien.

Tratamos de regular nuestra respiración, nuestros corazones danzan tan fuerte, mi cabeza rebota en su pecho, el sonido de su corazón es música para mí.

—¡¡Esto fue estupendo!! —Exclama Alam con una sonrisa que enamora.

—Tantos años perdiéndome de esto. —Digo tomando aire.

—Me estabas esperando, ahora debes prometer que por 6 meses ningún hombre te tocara, para tener a otra persona en tu vida debes esperar ese tiempo. ---Habla él con orgullo.

—¿Tanto? —Me burlo— ¿tú también vas a esperar ese tiempo para estar con otra mujer?

—Sí, ¡Prometido! —Dice él juntando su meñique al mío y haciendo un corazón con la mano.

—Bella, te tengo una noticia. —Comenta acariciando mi cabello.

—Dime, ¿qué tal te fue? Perdón que no te lo pregunté antes, es que no quiero que pienses que soy una intrépida o metiche.

—Jajaja que nunca te importe lo que otros digan de ti y mucho menos lo que piensen, sé siempre tú, original y sincera.

—Gracias por tus palabras, y dime, la noticia que me tienes es buena o mala.

—Jazmín encontré un vuelo para Alemania y es para hoy en la noche, todos en este momento vamos a irnos al hotel. Y bueno, cuando llegues a Alemania te comunicas con tu familia, desde ese lugar es más fácil que te ayuden. —Parlotea Alam.

—¡Tan rápido! ¿Cómo así? Ya va, espérate.

—Jazmín, no me digas, ¿qué ya no te quieres ir?

—No es eso, sino que me tomas por sorpresa.

Alam besa mi frente, luego se levanta de la cama y se va al baño, yo estoy completamente impactada con esta noticia, al poco tiempo sale y yo entro a la ducha, me cepillo y me coloco el pantalón, el suéter y el vestido que cubre mi cabeza pero no el rostro. Alam se pone a empacar toda sus cosas.

—Vamos, es hora de irnos. —Pronuncia él tomando sus cosas, yo estoy sentada en la cama viendo todos sus movimientos.

—¿Pero cómo así? Por lo menos déjame despedirme de los muchachos. —Respondo con temor y llena de dudas.

—Tranquila, ellos van con nosotros, primero vamos al hotel y luego te llevamos al aeropuerto. — Agrega él con gentileza, deja la bolsa en el suelo a la entrada de la habitación y se aproxima a donde estoy —. ¡Ven! Abrázame. —Dice con los brazos extendidos.

—¿Crees tú que nos volveremos a encontrar?

—Sí, Jazmín, prometo buscarte donde estés.

—Y los muchachos, ¿cuándo se van? —Pregunto aún en los brazos de Alam.

—Ellos se van por la frontera. —Agrega Alam.

—¿Y tú qué vas a hacer? —Indago.

—Si Harry está muerto, me voy con ellos, más si está vivo, tengo que quedarme a terminar la orden que me dio mi padre. —Me informa con un brillo de tristeza en sus ojos.

—Entiendo. —Suspiro con melancolía— Yo comprendo lo que me quieres decir; sin embargo, no quiero dejarlos, quiero ayudarlos también.

—Jazmín, la que corre más peligro en este momento eres tú, nosotros somos hombres y podemos defendernos, las mujeres en este país quisieran tener la oportunidad de salir con vida, tú la tienes en este momento, ¡aprovéchala! Preciosa, para nosotros lo más importante es sacarte a ti y luego, nosotros por cualquier frontera nos podemos ir.