—¡Ayuda!, ¡alguien que me ayude!, por favor —desde lejos oigo la voz de Adel, corro buscándolo con mi vista, estoy empapado de sudor y mi pecho descontrolado, ¡por fin lo encontré!, él está detrás de una tienda de campaña.
Al llegar dónde está él, veo que tiene un disparo en la pierna, él llora, con sus manos temblorosas, presiona la herida.
—¡Alam! Vi a Jazmín, la estaban montando dentro de una camioneta, eran varios hombres, ellos se la llevaron. —Tartamudea mi niño mientras llora—. Intenté que no se la llevaran, pero eran muchos y estaban armados, ellos les dispararon a las personas que están acampando en este lugar. —Habla señalando la zona donde estaba la camioneta.
—¡Está bien!, tranquilízate, yo la voy a encontrar. —Le hablo con calma, tratando de disimular el desespero y el dolor que siento en mi pecho— ¿Viste por dónde se fueron? ---Le pregunto controlando mi respiración.
—Sí, salieron por la puerta del oeste. —Responde él con tristeza.
—Vamos al hotel para sacarte esa bala. —Le digo y él asiente con la cabeza, lo levantamos del suelo, lo montamos en mi auto con mucho cuidado, y Heydar aprovecha de ponerle un trapo amarrado en la pierna mientras presiona con otro la herida.
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Al llegar al hotel me aproximo a subir rápidamente a Adel a nuestro dormitorio.
Le quito el pantalón y él se queja, las personas del hotel están muy asustadas, ya que todos saben sobre lo que acaba de suceder en el aeropuerto, rumores de que los talibanes están tomando la ciudad corren como la pólvora en el hotel, aunque yo sé, por la descripción que me dio Adel, que esos hombres no son talibanes sino militares.
—¡Busquen el botiquín! —Le digo a Heydar y a Jamil, quito todos los trapos que Heydar puso para detener el sangrado.
Ellos bajan corriendo hacia la camioneta para traer el botiquín, con el apuro se nos olvidó traerlo al momento de subir.
Reviso la herida y observo que tiene entrada y salida, eso me tranquiliza un poco, ya que no voy a necesitar extraer la bala.
Limpio la herida, pero le sigue saliendo mucha sangre.
—Adel, no te podemos llevar al hospital porque hay muchas personas heridas por la balacera, y seguro no serías una prioridad, lo mejor es coser la herida, el problema es que no tengo anestesia.
—No te preocupes por eso, hazlo rápido, necesitamos buscar a Jazmín.
—Nosotros iremos a buscarla, tú te quedarás en esta habitación.
—Pero… —Refuta Adel.
—Pero nada, —lo interrumpo—. ¿No ves cómo estás?
—Es mi culpa, debí ayudarla. —Dice él con la mirada cabizbaja.
—No es tu culpa, solo eres un muchacho, ¿cómo podrías luchar contra varios hombres? Debes quedarte y recuperarte, solo de ese modo podrás ayudar a Jazmín.
—Está bien. —Concluye él con los ojos empapados, mi niño se ha encariñado con Jazmín y le duele tanto no haberla podido ayudar.
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Luego de coserle la herida a Adel y de verlo llorar y sufrir por no utilizar anestesia, le pido a Jamil que lo cuide, ambos insisten en ir con nosotros, ellos no quieren quedarse en el hotel, los ayudo a razonar, entienden mi punto de vista, así que en poco tiempo terminan aceptando.
Bajo de la habitación y me aproximo a la recepción, le pregunto al recepcionista del Hotel si algún extranjero salió detrás de nosotros después que nos fuimos, él me confirma que sí, y agrega que el hombre que salió, no ha venido todavía, así, que lo más probable es que ese hombre debe tener a Jazmín en otra parte.
Heydar y yo nos vamos en la camioneta, tengo algunas armas guardadas en ella y algunas bombas, y granadas.
Me dirijo hacia donde un amigo del ejército, sé que él me va a ayudar a localizarla.
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—Regresa al hotel, si sé algo te llamo. —Expresa mi excompañero de lucha, él es muy bueno con las computadoras y para localizar personas, él está retirado porque decidió dedicarse a su familia, yo lo apoyé cuando lo hizo, si yo tuviera esposa e hijos, nunca hubiera venido a este país.
—¿Regresar sin mi esposa? ¡Eso nunca! — Le digo con los brazos cruzados apoyados de la pared de su casa, me tocó mentirle para que me pudiera ayudar, para muchos afganos ayudar a una mujer sin ser pariente es algo perjudicial y todo gracias a la ley que siguen el Corán.
—Alam, hay muchos lugares donde pudieron haberla llevado. Los talibanes están en las puertas de la ciudad, no pierdas tu tiempo buscándola, tal vez hasta ya está muerta. —Habla algo nervioso por la situación que se vive en la ciudad.
—¿Cómo puedes decirme eso? Tú tienes hijos, y una hermosa esposa, ponte en mis zapatos, ¿tú serías capaz de abandonarlos? —Digo haciendo un gesto de molestia total, aprieto mis puños y lo fulmino con la mirada.
—Necesito sacar a mi familia del país, pero antes voy a ayudarte, déjame hacer una llamada. Estoy seguro de que la encontrarás. —Abil mi amigo deja de empacar algunas cosas, toca mi hombro y me palmea.
Mi compañero del ejército llama a un número desconocido y luego marca en un mapa varios lugares aquí en Kabul.
—Hay cinco lugares donde puede ser que la tengan, en estos sitios hay mucho movimiento de hombres armados. —Me informa señalando el mapa de la ciudad.
—Gracias, te debo una, perdóname la hora. —Comento dándole un abrazo a Abil.
—No me debes nada, sálvala y vete con ella, antes de que los talibanes tomen la ciudad, en pocas horas esto se va a poner feo. —Dice apretando mi hombro, luego continúa acomodando sus cosas personales en varias maletas, su esposa también está ayudándole a empacar.
Nos vamos con algo de esperanza hacia las direcciones que mi amigo marcó en el mapa, hay muchos militares vestidos informalmente, pero armados, en ninguno de los sitios he logrado observar al hombre del hotel.
Ha empezado a amanecer y me queda la última casa por ver.
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lucha por sobrevivir, infancia dificil, conoceras el verdadero amor.
Editado: 31.10.2024