Mi infancia, fue dura. No tuve juguetes, o mis padres juntos para darme un par de consejos cuando más lo necesitaba. Mis progenitores se separaron, incluso, no se el paradero de ellos ahora mismo, quizás estén muertos, bueno, eso espero.
Guardo mucho rencor en mi corazón, tengo mis dudas acerca de ellos, aunque a estos les deseé la muerte. Les haré pagar por cada pequeño daño que le hicieron a mi yo del pasado, que sigue afectando a mi presente y afectara a mi futuro.
Les relataré mi pasado en este pequeño diario que me ha acompañado durante 3 años, largos... 3 años.
Hablaré sobre la historia... De Aiden Lamperouge...
La fecha era el 7 de enero del 2048, cuando tenía 10 años en ese entonces. Una luna antes de mi cumpleaños, mi querida hermana y yo, nos encontrábamos escondidos, después de que mis queridos y hermosos padres... nos abandonarán.
-¿Y nuestros padres?
-dijo Dánae, mi hermana.
-Ellos salieron, vendrán pronto, estoy seguro.-Caminé en círculos por la habitación, estaba preocupada por ella.
-¿Estás bien?-Me pregunto Dánae.
-Por supuesto, todo bien.
Nuestra pequeña charla se había interrumpido por los destellos y el sonido de las avionetas pasando por aquella casa en ruinas.
«Mierda, mierda, ¿Que haré con mi hermana? ¿Que le diré?»
Aiden, ¿Estás bien?-Seguía con la insistencia.
-¡Lo estoy!-Caminé por la habitación con más furia y a la vez, con más preocupación de que iba a pasar con mi hermana-, lo lamento mucho, me deje llevar por mi enojo, enserio, lo siento.
Me sentía con una impotencia y una desesperación bastante severa en ese momento, lo que no quería decirle, es que su preciada madre la había abandonado. No quería lastimar esos sentimientos que ella resguardaba en su corazón más puro.
-¡Te vengare, te vengare... ¡Lo juro!-Grite por toda la habitación.
Nuevamente el silencio que se estaba presenciando en aquella casa, se vio interrumpida cuando un grupo de 4 hombres armados, entraron en ella.
-¡Ustedes!-Exclamo aquel hombre, cuya arma estaba apuntando hacía mi.
-¡¿Que quieren ahora?!-Mi grito estalló cuando la persona estaba entrando a mi sagrado hogar, que nadie entra, sin mi permiso.
-¡No grites más, mocoso!
Quería matarlo, quería hacer que sufriera y asesinarlo, y lo haría hacer que suplique su mísera vida. Lastimosamente, mis niveles de magia no eran lo suficientemente altos para hacerle pelea, aún así, lo intente.
Tenía poco de aprendiz, pero lo que practique, era más que suficiente, había derrotado a enemigos de alto rango.
Rápidamente puse mi mano en el suelo y solté aquel código de magia que estaba prohibida en la ciudad.
-"Kyer Mixe"-Grite furiosamente. Cabe aclarar que este tipo de magia, es desmembrar algunas partes del cuerpo de mis enemigos, por suerte, el límite eran más de diez.
-Estúpido niño.-El hombre sorprendentemente, juntó sus manos y anuló mi ataque de magia.
Se lanzó en contra mía, puso mis brazos en la espalda y me logro atar con una soga que encontró en el suelo.
-¡Deja en paz a mi hermano!-Grito mi hermana, acercándose con ese hombre.
-Dánae, ¡No!
Ese hombre solo le dió un golpe de puño cerrado. Mi hermana solo cayó estrepitosamente.
-¡Maldito!-Trataba de romper aquella soga, desafortunadamente, tenía que poner mi mano en el suelo para ejecutar cualquier tipo de magia.
-Marko.-Dijo ese hombre que me tenía atado.
-Dígame, señor.
-¿Tienes las pinzas que utilizamos en la guerra contra los Zenda?
Marko solo muestra una cara de asombro al escuchar esa pregunta.
-Si... aquí las tengo, ¿Porque?
-Dámela, le daré una lección a esa niña.
¿Que demonios harás?-Le dije aquel hombre.
-Ya lo mirarás.
El extraño nuevamente junta sus manos, una arriba de otra, y sentí como la soga que me tenía atado, se estaba cerrando cada vez más, podría hasta desmembrar mis manos.
-Mira chico, lo que te diré es simple, vamos a jugar un juego, yo le sacaré un ojo a esta niña, obviamente trataras de salvarla, si no lo logras, tanto como ella perderá el ojo, y tú perderás las manos. Tienes dos minutos para quitarte esa soga y matarme.
-¡Estás demente!-Grite con todas mis fuerzas.
-Corre tiempo.
Varios hombres tomaron a mi hermana, tomando sus brazos y una sola persona, separaba la piel de su ojo para mayor área, y sacar su ojo rápidamente.
Trataba de hacer mi mejor esfuerzo en activar mis conjuntos de magia. Estaba bajo presión, y es lo peor que me puede pasar, no pienso en nada.
-Un minuto... Se te acaba el tiempo, mocoso.
«Diablos, no puedo perder a mi hermana, ¡Es mi último familiar con vida!»
Me volteé de espaldas, levanté mis piernas para que no interfiera en el círculo de magia.
-"Kyer Zea"- Esta magia libera todo lo que este atado, a una persona o un objeto, este será liberado. De igual manera, cabe aclarar, que está magia no está registrada en la academia internacional de magia mística, manipule dos magias para crear una sola.
Cuando grite el tipo de magia, rápidamente, la soga en mi desapareció. Me levanté y repetí la magia anterior.
-"Kyer Mixe" -Puse mi mano en el suelo, y con la mano izquierda estaba creando un pequeño círculo de magia en mi mano, así para crear más poder, y que los cuerpos no queden medio desmembrados. Les hacía un bien, para que no sufrieran dolor.
Cuando ejecute esa magia, los cuerpos rápidamente se fueron cayendo, solo veía la sangre pasar por mis ojos. Dos personas quedaron decapitadas, uno perdió sus dos piernas y el último fueron sus dos brazos.
Ese ataque me dejó casi sin energía, me coloque de rodillas y descansé lo más que pude.
Me levanté después de 30 segundos de descans, eran más que suficiente.
Me dirigí donde está mi hermana, sin pensarlo. Con mi magia se puede saber su estado de salud. Estaba consciente, y no estaba herida por esas personas, estaba despertando...
Editado: 28.05.2020