TOMAS MARTINEZ
Sevilla, España
Guarde mi celular mientras que Dexter hablaba con su secretaria, cuando note que había colgado el teléfono me dispuse a seguir con la conversación, pero me detuve al oír la puerta abrirse, seguido de unos pasos. Pensé que solo era Elena trayéndole algo a su jefe, medio alce el rostro y fue mi sorpresa encontrarme a una mujer desconocida.
Escanee su cuerpo, tenía buenas curvas, su abdomen está completamente plano y su busco era notorio, me apetecía ver como era su trasero.
Hice una mueca de dolor cuando sentí el golpe en mi tobillo, mire sobre mi hombro a Dexter preguntándole con la mirada porque me había pegado, pero este ni se inmuto pues su atención estaba únicamente en la mujer.
Y a este que le pico.
-Buenos días –saludo con una delicada voz
Automáticamente me levante al mismo tiempo que Dexter, curioso observe como mi amigo se acercaba a la mujer y sus siguientes palabras me dejaron atónito.
-Señorita Toledo, ¿Qué la trae por aquí?
Entonces comprendí porque mi amigo me había lanzado esa patada debajo de la mesa.
¡Ella era su prometida!
Y semejante prometida me atrevía a decir, esa mujer estaba bien hecha de pies a cabeza, tendría que contactarme con Mónica para que me buscara un mujeron como ella.
No me le iba a burlar más a Dexter, tenía toda la razón, su prometida cargaba una belleza sin igual y por supuesto que te impactaba.
Escuche mi nombre, mire confuso a Dexter sin haber escucha lo que dijo, pero por su mirada comprendí que pedía que me saliera de la oficina. Le di un leve asentimiento a mi amigo y dándole una última mirada a la mujer abandone el lugar dejándolos solos, detuve mis pasos una vez cerré la puerta detrás mio y mire a Elena.
- ¿Has visto lo mismo que yo?
Elena miro la pared de la oficina para luego volver a verme.
-Si se refiere al bombón de cabello castaño y ojos color nube tormentosa, si señor Tomas, hemos visto lo mismo.
-Me parece injusto –suelto
Elena tuerce sus labios para no dejar salir su risa.
-Usted –me señala completo con su mano -El mujeriego tres mil, envidia a su amigo porque su prometida esta para chuparse los dedos.
-No tonta, me parece injusto que ambos sean hermosos, ósea yo soy lo más bello que ha pisado este planeta…
-El día que usted llegue a tener una pareja formal me le quito el sombrero a esa mujer –se burla la pelinegra
-Contigo no se puede Elena –me quejo ignorando la carcajada que ahora si deja salir
Me dirijo a mi oficina siendo consciente de que Elena me sigue.
-Ay, pero no se enoje señor.
-Tu gracia no me causa gracia.
Elena levanta los hombros despreocupada.
-Pues comprenda mi humor; imagínese usted con una mujer y diciéndole, en el embotellamiento de mi corazón usted es el camión que más pita mi amor.
Imaginarme la escena me causaba escalofríos.
-Elena si aprecias tu vida, cierra tu boca –hable con frustración
-Y es conmigo con quien no se puede tratar ¿Eh?
Que tanto me costaría sobornar a un juez para que no me metiera a la cárcel por coserle los labios a una lora desocupada.
Paciencia señor porque si me das fuerza la destruyo.
-Elena, ponte a hacer tus deberes –ordeno
-La verdad no tengo nada que hacer.
- ¡Pues ve a tomar clases de zumba, a coger con el de aseo, que se yo, pero vete!
Ella vuelve a reír.
-No me valla a poner una sanción cuando me escuche gimiendo, que conste que usted me dio permiso.
- ¡Ya vete!
Jalo mi cabello con ansiedad, las mujeres eran unas arpías, malditas locas, necesitaba tomar un trago antes de perder la cabeza y mandar una solicitud a la nasa para que me enviaran a marte.
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La comida para mí era una dicha, me encontraba con mi amigo del alma y el mujeron que tenía como prometida, los tres almorzábamos en un restaurante elegante luego de que irrumpiera en la oficina de Dexter alegando que me aburría.
-Entonces –termine de mordisquear la carne - ¿Qué le viste a este viejo?
Dexter no ha dejado su mala cara por mis comentarios, toda la velada me la eh pasado molestando a la castaña quien siquiera se inmuta y contrataca la jugada.
-Lo decente principalmente, algo que tu no reluces –responde con tranquilidad
-Pero estoy bien bueno.
-Como para mandarte a Sudáfrica.
Miro a Dexter –Tu chica empieza a caerme mal.
-Y yo quiero romperte la cara.
-Tranquila, solo es un pequeño que quiere ser el mismo.
Mi amigo mira a su prometida y se traga los insultos que iban dirigidos a mí, mueve su rostro al lado contrario olvidándose de nuestra conversación.
-Te ganaste la lotería amigo, no solo aguanta tu carácter, sino que también lo controla.
-Al final te terminara golpeando por tus sandeces –dice Braelyn con burla
-Quieres oír algo tonto de verdad –hablo cruzándome de brazos –Este sujeto comprometido.
- ¿Por qué sería tonto?
-Por qué este hombre a tu lado a probado media España.
Dexter vuelve a mirarme con sus ojos llenos de rabia.
-Aja y tú de seguro has pasado por media Europa.
Chasqueo la lengua.
-Mujer para molestarla se necesita un gran esfuerzo.
Braelyn sonrie con altanería, conociendo su carácter, al final del almuerzo intercambiamos números bajo la excusa de que yo seré el padrino de la boda y tengo que formar una amistad con la novia.
- ¿Y a ti quien te dijo que serás mi padrino?
Dejo de mover mi mano cuando el auto de Braelyn desaparece de nuestra vista, le pongo una cara de perrito regañado a Dexter.
-Soy tu mejor amigo.
-Eres un grano en el culo –bufa