Roto

Una vez salió por la puerta tardé bastante en volver a centrarme. Durante unos minutos me quedé dormitando en el sofá, retrasando el levantarme y ponerme a trabajar. Lo retrasé todo lo que pude pero no lo evité mucho. Tenía que hacerlo si quería estar lista cuándo volviera Diego. El tiempo estaba mejorando y había pensado que podíamos pasar por casa a por comida e irnos a comer algo al lago. Un picnic.

Con ese pensamiento me levanté del sofá y me dirigí a la mesa. ¿Por dónde podía empezar?

Vale, era hora de repasarlo todo. Durante el período de Lois todos habían sido para construir, mientras que en el de Connor, con necesidades sanitaria, habían llegado sanitarios. Vale, entonces ¿durante el tiempo que llevaba Alice a cargo? Eso todavía lo tenía que mirar.

Después otra cosa que tenía que investigar eran las desapariciones, de los cinco hombres solo uno había desaparecido, ¿qué tenía ese de especial? ¿Y los médicos, habían desaparecido? Ese dato tendría que sacarlo de los papeles del archivo. Esperaba que hubieran cogido el censo de esos años.

Lo primero que hice fui mirar el paradero de los médicos, era lo que menos tiempo iba a tardar, solo tenía que buscar los papeles. Una vez que encontré el censo me puse a buscar sus nombres. 

Echaba de menos el buscador del ordenador, y el control F.

Me pasé unos minutos buscando. Ellos llegaron en el 1740 y este era el censo de 1745. En este ya no estaban. Probé el del año anterior y tampoco. Ellos también habían desaparecido una vez acabaron el trabajo.

Una vez acabaron el trabajo desaparecieron, se esfumaron. ¿Podrían haber vuelto a casa? Igual que vinieron se fueron.

No podía concentrarme en el papel que tenía en mis manos, estas habían empezado a temblar. En mi cabeza había tenido claro desde el momento en el que llegué que esta iba a ser mi mundo, no podía volver atrás, pero ahora se acababa de abrir una posibilidad de cambiarlo. 

Sabía que tenía que seguir con los archivos de Alice pero lo único que pensaba era en la remota posibilidad. Necesitaba decírselo a alguien ahora, no podía esperar a más tarde. 

Me puse la chaqueta como pude, rápido hasta que recordé las palabras de Diego: "Espera aquí y vuelvo a por ti". No podía esperar, no si esto era verdad. 

En mi cabeza lo veía todo tan claro, era una idiota. No podía creer lo que había tardado en llegar a esta conclusión. Ahora lo veía super evidente. 

No había llegado a la calle y ya me faltaba la respiración, todo me daba vueltas. Recorrí el camino de vuelta a la casa corriendo con una sonrisa enorme. Estaba muy emocionada. 

Antes de llegar frené de golpe y me tranquilicé un poco, quería que me tomaran en serio y si entraba de aquella forma me iban a tratar de loca.

Al cruzar la puerta empecé a oír gritos. ¿Cómo? ¿Qué estaba pasando? No sé con quién estaba hablando pero no había escuchado nunca a Diego levantar la voz tanto como ese momento. 

- ... no podemos seguir así ¡No puedo seguir así!

Me asomé poco a poco, sin que me vieran. En el salón había cuatro personas, Henry, Diego y Alice junto a otro hombre, por lo que veía que solo eran los pies, unos zapatos de hombre. 

Diego estaba dando vueltas, gritando con los brazos abiertos mientras que Alice lo miraba impasible. No había visto nunca esa cara en ella pero me recordaba a la que había puesto antes mientras estábamos las dos solas.

- Lleva horas en un despacho esperando que algo cambie o se le ilumine -¿Despacho? ¿estaban hablando de mí?- La estáis engañando. 

¿Cómo me estaban engañando?

- Diego tranquilízate, no vamos a decirle nada. - Alice estaba seria, muy seria. 

- Yo no voy a engañarla más, me niego.

Eso hizo que Alice se levantara de la silla y se acercara a él lo que ocasionó que yo me retirará un poco hacia atrás para que no me vieran. Toda la emoción se había retirado de mi cuerpo. No estaba entendiendo nada, desde el primer momento todos me habían tratado muy bien y ahora estaba empezando a disfrutar de mis días gracias a Diego y a los demás. No se me había olvidado que habían cosas que no me estaban diciendo pero las imaginaba inofensivas, no eran suficiente para discutir de este modo.

Bueno, ¿no quería escuchar en vez de preguntar? Pues esta era mi oportunidad.

- Ha estado haciendo preguntas sobre esa noche. Ahora ha parado pero la próxima vez que pregunte se lo voy a contar todo. 

Sabía que no imaginaba cosas.

Alice apoyó la mano en el pecho de Diego mientras le daba un pequeño empujón.

- No puedes decir nada, llevamos muchos años aquí. Sabes como están las cosas.

No pude escuchar el resto pues bajó la voz pero se veía cabreada también. No sabía qué pensar, ellos dos se habían tratado siempre como si fueran familia y esta no era una pelea que pareciera de familia si no todo lo contrario. 

Oí a alguien suspirar.

- ¿Podéis estaros quietos un poco? No tenemos porqué decidir nada todavía, con la investigación tiene para rato. Le quitamos las hojas importantes, tenéis tiempo hasta que empiece a atar cabos. 

¿Como? No querían que investigara Lux, me estaban entreteniendo para que no molestara.

Con cada palabra que decían mi corazón se partía un poco más. Todos ellos me habían acogido desde el principio, es verdad que era el trabajo de su familia desde hace años pero se lo habían impuesto ellos mismos. Yo no lo había pedido, había llegado aquí sin ninguna otra opción y había aprendido a confiar en ellos. Incluso a quererlos pero parecía que no me querían con ellos. 

En ese momento el hombre desconocido se levantó y se dirigió a Diego. En el momento le vi la cara agradecí estar apoyada en la pared porque podría haberme ido al suelo. 

No es verdad, no es verdad.

Durante días me habían visto sufrir, por las noche me habían visto llorar algunos de ellos porque echaba de menos mi casa, mi familia, mis cosas. Me habían visto como poco a poco iba perdiéndome durante semanas y no habían hecho nada cuando tenían todas las soluciones.