Café de media noche

Plátano es the best nombre clave

— ¿Disculpa? —exclamó Jessica mientras paraba de caminar — ¿quién carajos es ese?

Tenía el ceño fruncido y me miraba con impaciencia, confundida.

—Elías, el chico de la media noche, el de la cafetería, pon atención Jess —rodé los ojos mientras seguía caminando.

Jess me siguió.

—Pues llámalo así, idiota, ¿Cómo voy a saber de quién hablas si lo llamas por una fruta?

Fruncí el ceñó en señal de ofensa.

—Plátano me parece un perfecto nombre clave —defendí mi ocurrencia. 

— ¿Para qué necesitamos un nombre clave para Elías? Ni siquiera estudia aquí.

Volví a rodar los ojos.

—Le quitas lo divertido a la vida, amargada.

Nos quedamos callados el resto de camino a nuestra clase de literatura en donde nos sentamos juntos. La maestra aun no había llegado. 

— ¿Y que pasa con Elías? —me preguntó ella, mirandome con impaciencia.

¿A parte de que es millonario, estudiante de San Lorenzo, primogénito de la directora, cambia de carro como yo de calzones, es influyente, tiene una hermana, su mejor amiga es una clasista, y estuve a punto de besarlo? Nada.

—No mucho, descubrí que es más interesante de lo que pensé.

Jessica sacó su bebida energética y su cuaderno de matemáticas de la mochila, esa chica siempre estaba estudiando; le hacía falta relajarse.

— ¿Estas desesperado, verdad? —preguntó, sin verme. Yo sabía a que se refería.

Solté un suspiro agotador y lleno de resignación, dios, me conocía tan bien.

—Lleva tres días sin ir a la cafetería, ya desperdicié mucho café —murmuré, recargando mi cabeza en la mesa.

—Quizá... —intentó buscar una excusa para hacerme sentir bien —bueno, ni idea —se encogió de hombros —hablando de chicos guapos, ¿viste al hijo de la directora? esta guapísimo, no puedes negarlo.

Tomó otro sorbo de su bebida energética. 

—Ah, sí, ese es Elías —confesé.

Tosió un poco debido a mi revelación, y casi tira la bebida al suelo.

— ¿Es él? —dijo, limpió su boca con una servilleta, asentí —dios mío... de San Lorenzo...

—Ni me lo recuerdes —suspiré.

— ¿Y aún así te gusta?

Hice un sonido afirmativo, pues ya que, ni modo que le diga que cambie toda su vida para poder vivir mi fantasía amorosa bien.

—No queda de otra.

Asintió y me dio dos palmaditas en la espalda como consuelo.

—Mala la tuya, pero vele el lado positivo, ¡es un maldito dios griego! —trató de reír, pero paró al ver que yo no lo hacía. 

Me quedé en silencio, las personas comenzaron a llegar, pero la maestra no. Era raro que un profesor llegara tarde. 

Justo ahora que si tenía libro para comenzar a leer. Bueno, eso es un poco mentira, empecé a leer desde que Elías me lo dio, y todas las noches que no se dignó a pisar la cafetería.

Papá se sorprendió cuando le dije que estaba leyendo, se sorprendió más cuando vio que estaba marcado de forma tan bonita y estética. Obviamente se dio cuenta que no estaba marcado por mí, pero no le dio muchas vueltas al asunto. Había estado saliendo mucho, quería preguntarle si estaba teniendo citas, pero quería que él me lo dijera cuando quisiera decirmelo. 

En el libro me había quedado en donde Ari y Dante jugaban a lanzar sus tenis, y me estaba pareciendo la cosa más bella que alguna vez hubiera leído.

Y Elías dejaba notas por donde quiera, de cosas que se le ocurrían o algunos dibujos en las orillas de las páginas; como el autobús donde Ari y Dante viajaban para divertirse o cosas así. Creo que el que Ari fuera el narrador influyó mucho en que me pareciera tan interesante, y que me enamorara poco a poco de él.

Okey, Elías me hizo darme cuenta de que soy muy bi, y Ari me lo confirmó.

Elías... ese chico seguía siendo todo un caso en mi vida. 

Entró a mi vida de la nada, ¿Cómo se atreve? ni siquiera me di cuenta cuando ya estaba adentro, no solo de mi mente, si no también de todo lo que me rodeaba, los colores, el olor a café de la chica sentada frente a nosotros, la librería por la que paso cuando voy a la tienda de música, el sol que entra por mi ventana, en el reflejo de la mañana o cuando toco mi guitarra, su perfume esta impregnado en todos lados, y su voz diciendo mi nombre no deja mi cabeza... esta en Gold Rush de Taylor Swift, él está en todas partes, pero técnicamente no está.

No me gusta que todos lo quieran, porque yo también lo quiero, y eso me hace sentir tan... poco original.

Pero es Elías del Valle, incluso Jessica piensa que es increíblemente atractivo, y eso que ella prefiere candidatas femeninas.

A la mierda, si me gusta.

Y...

—Will —la voz de Jessica me sacó de mi mente, tenía un gesto divertido en el rostro —la maestra no vino, lo pusieron en el grupo, ¿vamos a casa de Jonathan? De seguro se quedó jugando videojuegos y por eso no vino —rio un poco. 

Se levantó y empezó a guardar sus cosas, éramos casi los únicos en el salón.

—Sí, está bien, vámonos —tomé mi mochila y nos apresuramos a salir de la escuela, aunque tuviéramos que volver en una hora y media para la clase de arte.

Jessica se puso sus audífonos y simplemente caminó, yo la seguí en silencio.

Creo que fue algo obvio que Elías y yo estábamos coqueteando, hasta él lo noto... creo, tal vez por eso se fue y no volvió. Por qué pensó que yo tenía novia... o sea, si tengo, pero...

Bien, no tengo excusa, necesito terminar con Laura ya, me pesa ser infiel incluso si solo es con el pensamiento. No puedo estar con ella y pensar en otra persona, va en contra de todos mis principios.

Me siento muy estúpido, ¿puedo sentirme así? En realidad si soy un poco estúpido, pero da igual, es parte de mi personalidad. 

El "problema" es, ¿Puedo querer a una persona a si nada más?

Es que... no es solo una persona, es amable, dulce y encantador y... no me pertenece.

Y no lo conozco, y ahora me odia.

Quiero conocerlo, para así no sentirme culpable de quererlo, pero ¿Cómo puedo conocerlo si no puedo hablar con él?



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En el texto hay: amigos, homosexual, amor lgbt

Editado: 01.02.2024

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