CAFÉ DE MEDIANOCHE
Corría el año 1984, Rubén era un simpático jovencito y muy trabajador de 22 años de edad. Trabajaba en un solitario depósito de gaseosas situado a lo lejano de la zona sur de Buenos Aires.
Él desde chico amaba a una niña, una ex compañera de la primaria. Solo era un niño de 11 años cuando conoció a Abigail, de la misma edad que se crio a unas cuadras de la escuela donde Rubén asistía.
Cuando vio a Abigail por primera vez quedo perplejo, como si ese preciso momento estaría plasmado en su mente para siempre.
Volviendo a la actualidad de Rubén, Él siempre pasaba por una muy antigua estación de servicio de camino a su trabajo. Cabe aclarar que Rubén vivía a unos 150 km de donde se crio e iba a esa escuela primaria donde había conocido a Abigail.
Su sueño era por alguna mágica ocasión encontrarla de nuevo en algún momento de su vida. Como si cayera del cielo y se presentara delante de el por mera casualidad; un disparate.
Una lluviosa y muy fría mañana de invierno, Rubén se levantó de su cama para ir al trabajo. Agarro su vieja motoneta modelo 68' y cuando la quiso encender para marchar a su trabajo, no le arrancaba. Y además con esa lluvia helada que se le metía hasta por las orejas y lo estaba empapando todo, el desafortunado Rubén comenzaba a enojarse. Consigue arrancar al fin su vieja motoneta y así llega tarde a su trabajo.
Cuando termina su jornada laboral cerca de las 18 hs de ese miércoles helado, se dirige al estacionamiento donde estaba su moto. Por ningún caso le arranco. Ya no podía hacer nada para que arrancase excepto que llevara a un mecánico, pero para eso debía esperar al otro día.
Decide volver a su casa en bus. Ya en viaje, era cerca de las 20:30 hs y todavía faltaban varios kilómetros para llegar a su hogar, cuando a unos 50 metros antes de llegar y pasar por esa antigua estación de servicio que quedaba de camino entre la casa y el trabajo, el bus pincho una rueda.
Parecía que ese día estaba destinado a ser de mala suerte para Rubén. Literalmente era un día de miércoles para Él, no solo por ser miércoles en sí, sino que también por las desgracias que le habían pasado al transcurso del día. Y para su buena suerte, era el último bus que hacia ese recorrido. Así que no le quedaba otra opción que alguien vaya a recogerlo o que esperara al otro día para tomar el primer bus del día jueves, ya que toda esa zona era rural.
Rubén cansado del amargo día que transitaba decide entrar al autoservicio de la antigua estación que estaba a unos pasos del autobus para pedir un café. Pasaron varias horas, ya era cerca de las 23:45 hs. Y Rubén ve entrar en esa lejana y singular estación de servicio a Abigail, su ex compañera de la primaria, quien El siempre soñó con volver a encontrarse.
Le invito un café y ella acepto gustosamente, y juntos quedaron tomando ese café de medianoche, charlando y riéndose por horas . . .
FIN . . .
ESCRITO POR PABLO E. BORDON. JUNIO DE 2019
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Editado: 19.03.2020