Alex
"Hoy es otro día bastante inspirador para escribir, motivos sobran. Conocí a Lissandra, la mayor de las dos hijas del Señor Rafael y la Señora Gissela.
Es una mujer bastante guapa, fina... Bueno, no tanto, tiene una lengua bastante suelta. Solo basto intercambiar dos frases, para que enseguida me llamará "bobo", que confianza se carga la señorita Lissandra.
No fue lo único que me impactó, esos lindos ojos grisáceos, pestañas largas, cejas finas y esos delicados labios, se hacían notar de manera celestial con el blanco de su piel.
Belleza de mujer
Dejando de lado su belleza, algo más en su persona me llamó demasiado la atención. Tal vez, su manera de ser, es muy honesta, se muestra sin titubear. Si, quizá eso sea.
Aunque... Prefiero no buscar las cosas buenas en ella. Tengo miedo a enamorarme y prefiero tomar las cosas con calma. Si es la indicada, será para mí de cualquier forma. No tengo la intención de tomar la iniciativa, y mucho menos quiero apresurar las cosas. Puede que equivoqué como con Ariana.
Por el momento me basta formar una buena amistad con Lissandra.
Además, somos de clases sociales totalmente diferentes. Ella está probablemente este acostumbrada a salir con hombres guapos y adinerados. Simplemente está acostumbrada a tener todo lo que ella desea, no hay por qué pensar en la más mínima posibilidad de que podría fijarse en alguien de clase media como yo.
Si soy honesto, no comprendo por qué está trabajando como mesera en el restaurante de su padre. Podría estar ahora mismo disfrutando de la playa, de un día de compras con sus amigas, o quizás, recorriendo las calles de París. ¿Quién sabe? Todas esas cosas que hacen los ricos.
En fin, me pareció una mujer demasiado agradable, con una envoltura de mujer ruda. Muy predecible. Es fácil darse cuenta que detrás de esa capa de rudesa y seriedad, hay una mujer tierna y de buenos sentimientos. Sus motivos tendrá para mostrarse así.
Solo deseo seguir conociéndola y llevar de mejor manera las cosas en el restaurante.
Por hoy es todo lo que puedo escribir. Espero hacerlo nuevamente en estos días."
Tan pronto cierro mi diario, observo la hora en mi celular y me sorprende ver qué eran las 2:30 de la madrugada. No entiendo cómo el tiempo se puede pasar demasiado rápido cuando escribes unas cuantas líneas en tu diario.
Mi cuerpo solo quiere descansar. Mañana me esperaba el restaurante y toda esa gente exigente que tanto detesto.
Cruzo los dedos para que Lissandra este ahí conmigo apoyándome.