Tan pronto escucho aquella voz, suelto de Lissandra, dejándola apoyada sobre el suelo con suavidad.
-¿Qué está pasando? -Mantiene la puerta del restaurante abierta con una mano.
-¡Nada papá! -Se levanta apresurada del suelo-. Estaba dejando unas galletas sobre la mesa cuando de pronto resbalé -Ajusta su falda.
-!Así... es señor Rafael! -digo con galletas en mano
-Alex solo me alcanzó a sostener antes de caer al suelo -respondo nerviosa.
-Y... la atrapé rápido... -tartamudeo-. Pero... Todo bien señor Rafael.
Sabía que el señor Rafael no sé iba a comer esa excusa tan tonta, era más que evidente lo que sucedía. Estaban los labios de Lissandra reposando sobre los míos ¿Quién demonios se resabalaria y caería en esa posición? ¡Nadie!. Solo pensaba que estaba muerto.
-Esta bien, entiendo chicos... -Lissandra y yo nos miramos confundidos-. Debes tener más cuidado donde caminas hija ¿Que habría pasado si Alex no estaba en ese momento para de sostenerte?. -dice preocupado.
-Si... Tendré más cuidado papá -dice con alivio.
-Además, te he dicho que no uses zapatillas tan altas cuándo vienes al restaurante.
-Si, ya sé -Pone los ojos en blanco-. "Es un restaurante y puedo accidentarme muy facilmente" -repite con burla.
-Que bueno que lo recuerdas, hija -Suelta de la puerta-. Pero parece ser que hoy lo olvidaste...
-Bueno, y a todo esto ¿A qué has venido papá? -Coloca las manos en su cintura.
-¡Perdón! Creí que este era mi restaurante -dice sarcástico
-¡Eso ya lo sé papá!, no necesitas ser sarcástico
-Bueno... Yo... Iré a tirar estás... galleta a la basura -Muevo el trasero lo más rápido que puedo.
-¡Oh!, Claro, adelante Alex -Asiente con la cabeza.
-Y... No me has dicho a qué has venido papá...
-¡Cierto! Olvidaste los hot cakes sobre la mesa -Extiende su mano con una bolsa-. También quería ver cómo se mantenía el restaurante estos días que no he estado presente-Mira a su alrededor.
-!Todos bien papá! -dice con nerviosismo-. Salvo este desastre que acabo de hacer.
-Si, lo puedo ver... -Se muestra curioso y añade-. Pero... ¿Y esas tazas? -Apunta a las mesas.
-¡Ah! Esas tazas... -finge sorpresa-. Esas tazas...
-Si... Esas tazas... -Frunce la ceja y se cruza de brazos.
-¿Las tazas? -replica
-Si...
-Pues... ¡Ah!... Lo que pasa es que unos clientes reservaron ayer por la tarde una mesa para 10 personas -responde con agilidad.
-¿En verdad?... !Wow! -Camina hacia las mesas
-Si... Pero ya deberías irte a casa a descansar -dice insistente
-¿Qué pasa? -dice extrañado-. Estás muy rara hoy cariño.
-No, lo que pasa es que... -Piensa rapidamente-. ¡La cocina!... La cocina está sucia y Alex va a limpiarla ¡¿Verdad Alex?! -Grita tan fuerte en dirección a la cocina.
Estaba en la cocina tirando las galletas y las cajas de todas las galletas que habíamos comido por la noche. La conversación entre Lissandra y el señor Rafael se escuchaba claramente hasta la cocina. No había gente, así que sus voces retumbaban por todo el lugar.
Tan pronto me deshice de todas las cajas y las galletas la voz de Lissandra me hace sobresaltar, haciendome golpear la cabeza con una de las estufas. Mi nerviosismo y la adrenalina de la situacion me hizo ignorar todo dolor.
-¡Si... Estoy limpiando un poco la cocina Señor Rafael! -respondo lo más fuerte posible.
-Lo ves papá, está todo controlado -Sonríe con ligero nerviosismo-. Solo olvidamos limpiar por la noche.
-Ya veo. Supongo, que después de explicarle a Alex todo lo que debía hacer, antes de cerrar el restaurante, ya era demasiado tarde para limpiar la cocina -dice pensativo
-¡Muy bien! Iré a despedirme de Alex y después me retiro