Lissandra
"Qué día tan complicado. La gente no paraba de llegar al restaurante y no podíamos darnos abasto con solo dos personas trabajando. Lamentablemente mi padre no desea contratar a nadie más y mucho menos a gente que no conoce lo suficiente. No sé porque piensa de esa manera.
Hablando de mi padre. No sé cómo mirarlo a los ojos, la manera en que encontró a Alex y a mí fue bastante incómoda. Seguro que se dió cuenta, a él no se le escapa nada y muchos menos algo como esto. Si hubiera sido alguien diferente y nada conocido para mí padre, tal vez, otra historia sería. Mi padre correteando por todo el restaurante al culpable de tener a su amada hija a tan pocos centímetros de su cuerpo.
Mi padre tan lindo. Lo amo a pesar de que a veces me hace molestar por su sobreprotección.
¡Que día tan hermoso el de hoy! Aún siento la fragancia de Alex sobre mis labios y el cosquilleo del rozar sus labios con los míos. Cómo deseaba poder probarlos lenta y cuidadosamente.
¡Baaaaa! No sé que tontería estoy pensando. Estoy al borde del colapso. No entiendo cómo en tan pocos días estoy en este estado, muriendo en silencio por él, deseando sentir un contacto más allá del saludo, sentir esa sensación de pertenencia y de querer.
No entiendo nada, y no sé qué hacer. Este tipo de promesas que me hago son difíciles de mantener. Desearía tener la voluntad necesaria para mantenerme sobre cada promesa, pero el corazón siempre me gana.
Que chistoso. Si tú, mi querido diario, pudieses hablar ¿Que me dirías? ¿Qué debo desistir de esto que creo estoy sintiendo? o ¿Darle una oportunidad más al amor? O también, podrías decirme que soy una vieja loca, confundida y sin idea de lo que quiero. Bueno, creo que, tal vez, todo eso podría ser.
Sé que tú me apoyarías querido diario...
Es todo lo que tengo por escribir la noche de hoy. Hasta la próxima."
-¡Ayyyy! Pero ¿Qué burradas estaba escribiendo? -Me tomo de la cabeza y tiro de la almohada para taparme la cara.
Sabía que estaba sintiendo algo por Alex, mi bello y bobo Alex. Pero primero, tenía que ventilar mi mente y pensar bien las cosas, quizá y él, no sienta nada diferente a la amistad. No quedaré como una completa idiota si le hago saber que me gusta.
Ahora que lo pienso ¿Por qué hace un momento le pregunté a mi diario lo que pensaba al respecto? El diario no iba a cobrar vida para decirme lo que pensaba. Al final, solo es un montón de papel que se limita a ser escrito y a ser leído.
¡El amor me está volviendo loca!