Café+papel=amor

Capítulo 20

Alex

Al cruzar la puerta me encontré con Lissandra viendo en mi dirección. Parecía algo confundida y algo desilusionada, no comprendía que sucedía.

 

—¿Qué pasa? —pregunto a la distancia.

 

Sin obtener respuesta alguna, ella baja la mirada y gira en dirección opuesta para continuar limpiando la mesas.

 

—Lissi… ¿Qué te sucede? —cuestiono nuevamente—. ¿Pasó algo mientras estaba dentro de la cocina?

 

—Emm… No…, nada. Todo bien ¿Vale? —contesto sin dirigirme la mirada.

 

—Ok. Por cierto. Dentro de la cocina dejaste unos regalos. Los cambié un poco de lugar para colocar mis cosas. ¿No hay problema?

 

—No… ninguno. En un momento los retiro de ahí, no te preocupes.

 

Sin más, el día continuó con normalidad, pero con un silencio casi total por parte de Lissandra. No hubo demasiada gente en el restaurante y eso hacía un poco más notorio su extraño comportamiento.

No lograba entender cómo de un instante a otro se tornó algo desanimada. Con los regalos que había en la cocina para ella hasta yo estaría más que feliz durante el día. Pero ella no lo estaba.

¿Serían regalos de alguna persona que le trae malos recuerdos? Probablemente. No hay otra explicación.

Después de limpiar un poco el restaurante, ayude a Lissandra a llevar todos sus regalos al auto.

 

—Gracias. Siento haber estorbado tu espacio con los regalos —Asoma una cara de tristeza—. Vamos, sube. Te llevo a casa.

 

—Si, gracias. —Sin reprochar subí al auto.

 

Durante el trayecto reynaba la calma y la incomodidad. No había ni palabra, ni frase que rompiera el silencio.

 

—No sé que te sucede y no preguntaré más. Sólo espero verte feliz mañana ¿Si? —Plante un beso en la cercanía de sus labios y baje del auto—. Descansa.

 


Lissandra

Llegué a casa, estacione mi auto y entre con demasiado cansancio.

Mis padres no estaban en casa, recordé que hoy llegarían a casa tarde; unos amigos los habían invitado a una cena en su nueva casa. Así, que mis padres aceptaron ir para compartir ese alegría con ellos.

Entré a la cocina y bebí con dificultad un poco de leche. El nudo que tenía en la garganta desde la mañana, ahora estaba aún más grande y dolía al tragar.

Subí hasta mi habitación y tomé un baño de agua fría. Todo olor y partícula de sudor había desaparecido, menos este nudo en la garganta y el tan marcado beso que aún hormigueba entre mi mejilla y labios.

 

—¿Cómo pude ser tan tonta? —Me lancé sobre mi cama, cayendo boca abajo sobre la almohada.

 

Estaba tan decepcionada, triste, apenada y al borde de las lágrimas. Nada fue como esperaba que fuese este día. En vez de ver a Alex con los regalos en sus manos, simplemente lo ví salir con un trapo en la mano. Peor aún, le estorbaron mis regalos.

No sabía que responder a las preguntas que él me hacía. Cuando giré y le dí las espaldas solo rogaba por que no viera mi lágrima caer.

 

 



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 07.08.2020

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